Casamiento Sin Amor(Terminada)

Capitulo 45

Elizabeth

Estaba en casa, estaba de vuelta y sentía como mis piernas empezaron a temblar, el nudo en mi garganta se hizo más grande y las ganas de llorar no se iban por más que lo intentará, en realidad el llanto era cada vez más intenso. Y ni hablar de los síntomas del embarazo fue como si enterarme de la noticia hubiese echo que cada uno de mis malestares saliera a flote.
Las nauseas empezaban al amanecer y seguían así a cada hora del día.
Y si en, el embarazo de los mellizos amaba los dulce o al menos todo lo que tuviera arina, en este lo odiaba el simple echo de pensar en ello hizo que mi estomago se contragera y provocará unas inmensas ganas de vomitar..
Las cuales debía combatir justo ahora el taxi se detuvo justo a tiempo en la entrada de la casa, y mire la hora y rogué porque Dante ya no estuviera aquí.
Él  señor bajo mis malestas las dejo dentro y yo me disculpe y fui directo al baño.

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Caminaba dando vueltas de un lugar a otro, parecía un león enjaulado.
A cada segundo no hacia más que respirar era como si estuviera empezando a tener contracciones absurdo lo se pero estaba tan nerviosa que caminaba y al mismo tiempo respira y exhalaba, el aire mantenido en mis pulmones. Volví a mirar la hora, debía tranquilizarme en treinta minutos debía ir por los niños. Y después de una hora Dante estaría aquí. Y si pensaba decir todo lo que había planeado. Era mejor de que no lo estuvieran. Así que iría a dejárselos a mamá después de ir a recogerlos. Luego vendría aquí me sentiría en el sofá tomaría mis manos o más bien mis uñas las cuales me comería mientras lo espero, para decirle todo lo planeado.
Bien deje de torturarme y me encaminé al coche no sin antes tomar las llaves y mi bolsa.

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Mi móvil sonó y me asuste de que fuera él, pero al ver el nombre de la tía sentí alivio. Vale no tanto, antes de volver de Italia le marque y le pedí que por favor nós permitiera a mi y a los niños quedarnos un tiempo en su casa, a lo cual me dijo que si, pero ella había salido de viaje y no podía ir si no estaba ella en casa. Tome la llamada y espere a que me dijera que ya había vuelto, entre más rápido encuentre un lugar donde ir mejor, y mucho más si esta muy lejos de Dante. Pero lo que más deseaba en estos momentos era alejarme de él. Y debía ser en estos dos primeros meses, antes de que empiece a notarse el embarazo.

Dante

Llegue a casa y lo primero que vi fue que el auto de Elh estaba estacionado fuera del  garaje. Ella no me dijo que volvía hoy. Demonios que tonto soy. Ella regresaba hoy, si no como explicas que no hallas ido a recoger a los niños tu.

Estacione el auto y una sonrisa de lo más espontánea se dibujó en mi rostro, me sentía feliz, estos tres días sin ella habían sido una tortura, moría de ganas de escuchar sus risas y esa forma tan suya de demostrar cuanto me quería, ahora que ya he pasado más de un mes con ella me dado cuenta de que nuestra vida juntos es lo mejor que me puede pasar, la amo y no se como si quiera pude considerar la idea de una familia con otra mujer, y si a eso le agregamos que esa mujer que se hacía la santa era en realidad una infiel. Sentí la furia surgir otra vez de mi, había sido un imbécil por haberme dejado engañar de aquella manera. Deje de pensar en el pasado y si hace unos días estuve pensando en hablar con ella ahora ya no quería hacerlo. Todo lo que deseaba en estos momentos era entrar a casa y decirle a Elh cuanta falta me había echo. Muero por besarla y recorrer cada parte de su cuerpo con mi boca y manos, deseo tanto escuchar sus gemidos mientras lo hago, demonios de solo pensar en ello sentí como mi entrepierna empezó a crecer, la acomode en mis pantalones, debía resistirme, de seguro y los niños ya estaban en casa y no podía llevarme a su mamá y enterrarla en el cuarto sin ningún motivo.
Sonreí tal vez y si tenía suerte estuviesen dormidos.
Deje de hacerme ideas y decidí entrar.
En cuanto entre lo primero que vi fue a Elh se veía tan hermosa con aquel vestido negro, pero no estaba feliz, más bien, bueno prácticamente estaba aterrada, deje mi maletín y las llaves sobre la mesa y fui directo hacia ella el ruido de las llaves y el maletín hizo que se percatará de que yo estaba aquí, dejo sus uñas tranquilas y sonrío forzosamente.
No voy a decir que me preocupe de ver lo pálida que estaba.