Capítulo 1

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Me desperté temprano como todas las mañanas, no me gustaba dormir hasta tarde, había demasiadas cosas que hacer, y no podía permitirme el lujo de perder tiempo durmiendo más de lo necesario. Me asomé a la ventana de mi habitación, el cielo estaba despejado y el sol brillaba con fuerza.

Cogí ropa cómoda de mi armario y fui a darme una ducha. El agua me terminó de despertar por completo, el agua estaba algo fría, pero ya estaba acostumbrada. Cuando salí de la ducha y me sequé entera salí de la habitación a la vez que me ponía una camiseta ancha. Me dirigí a la cocina no sin antes parar en la habitación de mi madre, abrí la puerta con cuidado para no hacer ruido, la habitación estaba oscura ya que las persianas estaban bajadas, me acerqué en la oscuridad a la cama donde descansaba mi madre, cuando estaba a su lado guardé silencio hasta que pude escuchar su respiración irregular, pero a eso también estaba acostumbrada.

Cuando llegué a la cocina empecé a hacer el desayuno, como todas las mañanas, mi madre se despertaría pronto. Hice un café para cada una y una tostada para mi madre, habría hecho más pero no quedaban, debería ir a comprar comida pronto, pero no me salen los cálculos.

Mientras estaba en mi mundo en el que algo tan importante como la comida para dos personas era algo complicado de obtener con una mínima cantidad de dinero al mes, mi madre salió de su habitación con dificultad, en cuanto me di cuenta me acerqué rápidamente a ayudarla llegar hasta la cocina, la senté con cuidado en una de las sillas de la mesa, le puse su desayuno delante y me senté a su lado.

-Buenos días cariño- Dijo ella

-Buenos días Mamá-Le contesté con una sonrisa

-¿Qué tal has dormido?-Dijo mientras bebía lentamente de su café, como si hacerlo le causara dolor, si yo solo hubiera sabido que se lo hacía.

-He dormido bien, como siempre-

-Ayer te acostaste tarde, sabes que tengo un oído muy bueno, ¿Acabaste el libro?-Dijo con una sonrisa, ya que ella ya sabía la respuesta.

-Sabes que si, fue un final muy inesperado y tuve que leerlo un par de veces para asegurarme que realmente el escritor había terminado así el libro-

-Entonces, ¿Hoy vas a ir a la biblioteca a cambiarlo?-

-Debería, aunque no sé exactamente cuándo- Tenia todo el día ocupado, las mañanas las pasaba con mi madre en casa, mientras ella descansaba en el sofá con algún libro de historias policiacas que tanto le gustaban yo hacia las tareas como limpiar la casa y luego más tarde, preparar la comida, cuando comía me tenía que ir a trabajar, trabajaba como camarera en un bar cercano a casa, era lo mejor que pude encontrar, y realmente necesitábamos el dinero, y al salir de mi turno del bar debo ir a recoger a los hijos de mi vecina de sus clases de hípica para llevarlos a casa y cuidar un par de horas de ellos, recuerdo como al principio la madre de los niños no confiaba en mi por el hecho de ser joven, ella quería una mujer responsable de más edad, pero tuvo que conformarse con una chica de 19 años que no tenía ni coche y tenía que traer a sus niños en el autobús, si alguna vez se hubiera enterado habría sido mi fin.

Recogí las cosas sucias del desayuno mientras mi madre se iba al comedor, no se molestó ni en preguntar si necesitaba ayuda, sabía que le diría que no, como tantas veces antes. Cuando terminé con la cocina me fui a mi habitación, no era una habitación enorme, era más bien pequeña, con pocas cosas, las paredes de un color beige que con el tiempo se ensució. Me acerqué a mi cama y cogí el móvil que estaba encima, no habría tenido móvil si no hubiera sido totalmente necesario. Revisé el móvil y vi que tenía unos cuantos mensajes, uno en especial me llamó la atención.

De --:

Me tienes loco enserio nena, ¿Te gustaría repetir lo de la otra noche?

Suspiré, otra vez él. Me arrepentía tanto de ello. Miré el resto de mensajes, unos de mis jefes y uno de mi mejor amiga, Astrid. Decidí dejar el móvil, tenía muchas cosas que hacer.

Cuando acabé de limpiar toda la casa ya casi era la hora de comer así que fui a la cocina para preparar algo. Abrí la nevera y vi que solo había un poco de carne de ayer y algo de verdura. Lo hice todo en la plancha y cuando lo serví vi que había lo suficiente para solo un plato, así que lo cogí y se lo llevé a mi madre al comedor, allí estaría más cómoda.

-Toma mamá, ya está hecha la comida-Le dije con una sonrisa.

-Gracias cariño, ¿Y lo tuyo?-Preguntó frunciendo el ceño.

-Yo me compraré algo de camino al trabajo- Mentira, no puedo permitírmelo- Tú comete eso tranquila, en realidad debería irme ya- Le di un beso en la mejilla- Nos vemos esta noche, te quiero-

-Y yo a ti cariño, ten cuidado-

Subí a mi habitación a ponerme el uniforme de la cafetería y coger mi bolso, lo hice sin prisa, tenía tiempo de sobra. Cuando salí de casa empecé a caminar hacia el trabajo, no estaba lejos así que me ahorraba el autobús. Hacia un día caluroso, de más, el sol pegaba con fuerza. Cuando estaba ya a punto de entrar a la cafetería vi como un coche aparcaba en un estacionamiento, reconocía ese coche perfectamente, nadie podía ser tan llamativo como para llevar pequeña pedrería falsa pegada en los laterales.

-¡Astrid!, al fin llegas, llevo siglos esperándote...-Le dije mientras bajaba del coche.

-Naya, no me vaciles- Cerró la puerta con fuerza – Te acabo de ver llegar, y no quiero que vengas andando, te he dicho miles de veces que yo te llevaría encantada-

-Lo siento pero creo que declino tu oferta, ese coche tuyo me echa para atrás-Le dije mientras reía.

-Mi coche es fantástico, y no te rías de él, puede escucharte.- Dijo con una mirada seria.

-Anda venga vamos dentro que no quiero otra bronca del jefe- La cogí del brazo para arrastrarla conmigo.

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