Capítulo 5: Cruzando Mentiras

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Aquella noche fue fría, el viento silbaba, y a lo lejos, se escuchaban las puertas de madera de las ventanas chocar con las paredes de los edificios; parecía el inicio a una tormenta, pero ni una gota de lluvia cayó aquella noche, ni siquiera por accidente. Con cuidado, Denzar entró al barracón con pasos inaudibles, pues el viento tapaba sus sonidos como si las nubes les estuviesen cantando a la luna. La noche fue tranquila, pero una inquietante sensación se acostó a dormir junto a Denzar; aquél caramillo mantenía la mente del joven mago ocupada, y tan impactante fue la historia que Alis le contó, que hacía pensar al mago, "Hay objetos que valen más por su historia, que por sus materiales".

El día amenazaba con ser aburrido, pues temprano en la mañana, cuando el sol comenzaba a observar desde lejos la academia, todos los jóvenes fueron despertados para iniciar el día con una clase llamada razas, o "bestiario" como le decía maestro. Quien tenía el honor de dictar la clase, era maestro de magia Halius, quien, según él, se había ofrecido voluntariamente para conocer mejor a los recién llegados. Algo veía Halius en los jóvenes humanos, ambos le daban la sensación de que tenían enormes cicatrices en su pasado, y pues, Halius apenas conoció a Pantronus, pudo ver en un segundo los momentos más impactantes de la vida del joven guerrero, pero algo había en Denzar que incluso, con todos sus años de edad y su experiencia, no podía evitar erizar sus pelos. Algo terrible estaba vinculado con ese tranquilo niño.

El maestro Halius, sin levantar sospechas, les dio los buenos días a todos los jóvenes, y dándole la oportunidad de ofrecerles el día libre, dejó en las manos de cada uno una copia del mismo libro, "La gama de las criaturas". Solo había una condición para tener el día libre, y era leer las primeras cien páginas del libro; bastante pesado era el libro, y tan ancho, que de seguro tenía aproximadamente 600 o 700 páginas. Zerker se aventuró a abrirlo a la mitad, y este en su interior, hablaba detalladamente de cada una de las criaturas que se conocen, o al menos las más populares. Tenía imágenes, bocetos, mapas, etc.

Denzar, al igual que Pantronus, vio el libro sin mucha importancia, pero Zerker parecía más interesado, aunque igual no podía ocultar su miedo a la gran cantidad de páginas que tenía, esto estaba exageradamente lejos de ser lo que llaman como lectura ligera.

Poco después, el maestro Halius mencionó que estaría todo el día fuera de la academia, pero que, aun así, esa misma noche volverían a reunirse para hablar un poco sobre el libro.

- ¡Valla pérdida de tiempo! – Pensó Pantronus, pero exactamente esas mismas palabras fueron pronunciadas por uno de los orcos.

- No es mi culpa que estén despiertos desde ayer. – Dijo el maestro Halius.

- ¡PERO HABÍA UN FANTASMA EN EL BARRACÓN! ¡ME HIZO LEVITAR Y ME GOLPEÓ CONTRA LA PARED VARIAS VECES! – Respondió el mismo orco, exagerando los hechos para justificar su terrible aspecto.

- Nos veremos de nuevo a la noche, qué tengan un buen día, y yo, en su lugar, comenzaría a leer. – Dijo el maestro Halius retirándose.

Sin ánimos de nada, todos los jóvenes se devolvieron a sus barracones con el enorme libro en sus manos; tenían mucho que leer, pero parecía más importante tomarse unas horas más de sueño. Dentro del barracón de los humanos, tanto Denzar, como Pantronus, lanzaron el enorme libro sobre sus camas.

- Denzar, ¿qué harás hoy? – Preguntó Pantronus.

- No lo sé... leer quizá. También iré con Zerker a la casa del carpintero Daulatch para buscar el caramillo.

- Tu si eres aburrido.

- ¿Ah sí? ¿Y tú qué harás?

- ¡Denzar abre los ojos! – Dijo Pantronus con vigor. – ¡Tenemos la academia para hacer lo que queramos!

El Guerrero y El MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora