Una y otra vez

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Su entorno era borroso, enmascarado por una oscuridad profunda que la engullía. Cada aliento era forzado, una pelea de a momentos en busca de oxígeno para mantenerse viva. El tiempo parecía ser inconmensurable. April ni siquiera podía contar cuantas veces sus dedos habían acariciado el diamante estructurado que adornaba su mano izquierda para asegurarse que aún seguía ahí o la cantidad de veces que dijo su nombre en la oscuridad esperando que él emergiera de esta y la llevara a casa.

Ellos no le habían quitado el anillo, April estaría sorprendida de que ese hubiera sido el caso. Ellos no le habían quitado nada ese día, el anillo era un hecho considerable. Pero la promesa iridiscente de matrimonio en su dedo no era de valor para ellos. ¿Por qué lo seria cuando ellos la habían tenido colgando justo detrás del agarre de su equipo? Mejor aún, de Steve.

Hydra no era tan imbécil o robotizado como ella los había considerado algunas veces. Ellos sabían exactamente en lo que se estaban metiendo. Ellos sabían con exactitud como torcer el cuchillo que estaba incrustado en el precioso Capitán de América, haciéndole daño hasta llegar al borde. Él haría cualquier cosa por April y en el segundo en que se arrodillo ante ella, él solidificó lo que Hydra ya sabía. Si iban a hacer amenazas en contra de Capitán América necesitaban tomar algo por lo que él daría la vida.

«Mantente. Viva» grito su cabeza mientras que una onda de dolor enloquecedor quemaba su cuerpo entero.

April estaba sentada en un charco de su propia sangre, el líquido que de alguna manera era optimista en las sombras. Si seguía así durante más tiempo pronto se tambalearía en el borde de la muerte debido al sangrado.

Pasos calzados clamaron contra el piso de piedra, haciendo eco a través del espacio abierto. La habitación es inundada por la luz, dejándola ciega por unos segundos antes de que su visión se volviera una mancha de colores.

—Simplemente no puedes dejarte ir sin despedirte de tu precioso Capitán, ¿no es así? —Rumlow se mofo, acercándose a ella cínicamente.

—Jódete —replico April con ojos lleno de aborrecimiento.

—Él está aquí, peleando con dientes y garras para llegar a ti —él se acuclilla frente a ella, sonriendo de manera perversa por el daño—. Esperábamos una lucha por su parte pero ahora está excediendo nuestras expectativas —él aparta el cabello del rostro de April—. Que mal que estarás muerta para cuando él llegue aquí.

Él se pone de pie abruptamente, atravesando la habitación para escoger su método perfecto para mutilar del arsenal en la pared. En su distracción, April logró ponerse de pie con un descartado clavo oxidado de cuatro pulgadas en sus manos.

—Aun luchando —Rumlow se burla, con sus dedos acariciando el gatillo de su Glock¹. Él presiona el metal frío sobre la frente de April, moviéndose más rápido ante el creciente sonido resonante del escudo de Steve colisionando.

Él ladea la pistola y ella inhala profundamente.

«Tres, dos, uno»

April lleva el clavo hacia el pecho de Rumlow en un movimiento fluido con el dolor cursando a través de su cuerpo cuando la adrenalina se acaba. Él se tambalea y la pistola colisiona con el concreto. April lleva la palma de su mano hacia la nariz de Rumlow y el líquido color escarlata se arrastra por su cara de manera rápida. Ella desesperadamente ignora el dolor sordo que corre por su cuerpo. Rumlow gruñe de dolor, incautando a April por el brazo fuertemente. Él lleva su mano a su nariz, sorbiendo parte de la sangre.

—Ha sido una buena carrera, encanto —dice, con sus manos envolviendo el cuello de April. Él la observa luchar contra sus manos y esa sonrisa perversa cruza su cara una vez más.

El cuerpo de April colisiona contra el concreto, los restos de su visión le otorgan una última imagen de un Steve desolado antes de reencontrarse con la oscuridad profunda.




La primera cosa que April siente son sus dedos, gentilmente entrelazados junto a otros. La primera cosa que escucha es su voz, clara como el cristal y reconfortante. Parpadea varias veces al despertarse, examinando sus alrededores con ojos cuidadosos.

Estaba en casa. No con exactitud, pero en los límites de la Torre y eso era suficiente.

—¿Steve? —La voz de April suena foránea, con tono áspero por la anestesia.

Él se sacude en la silla donde se había quedado dormido y sus ojos azules acuosos se llenan de alivio.

—Estoy aquí, cariño —él presiona sus labios en su frente—. Lo siento.

—No lo sientas —dice ella, disfrutando el sentimiento de sus labios sobre su piel. April lleva su mano hacia la mejilla de Steve, su piel tibia y rosada por la habitación particularmente cálida.

Los ojos de April caen en su dedo desnudo y un nudo se ata en su estómago. —Mi anillo.

Él se separa de ella, buscando en el bolsillo para revelar el anillo brillante, igual de pulido y perfecto como si fuera el primer día en que lo vio.

—¿Te casas conmigo? —Steve sonríe, devolviéndolo a su respectivo lugar en su mano izquierda.

—Una y otra vez —dice April, atrayéndolo por un beso.

Había oscuridad, y estaba Steve Rogers.




¹La Glock, a veces llamada por su fabricante Glock "Safe Action" Pistol (Pistola de acción segura Glock), es una serie de pistolas semiautomáticas diseñadas y producidas por el fabricante Glock Ges.m.b.H. de Deutsch-Wagram, Austria.

Protector | Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora