CAP. 3

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En el Palacio de Arenbelle...

El Rey Stéfano estaba acostado en su cama, sudando y tosiendo por la fiebre. Los consejero, condes cercanos y jueces lo rodeaban para saber el veredicto del Rey.

- Se que todos esperan, mi muerte con ansias... pues no tardará, y cuando la muerte me vanga a buscar, alguien deberá acender al trono - y todos se enderesaron para demostrar que estaban listos, pero el Rey continuo - para demostrar quien es digno, ¡destruyan a la criatura alada! Y entonces, la corona será suya...

Stéfano comenzó a toser por aumentar la vos, en eso se acerca su sirviente, y toma un pequeño almuhadon para elevarle la cabeza y el Rey dejó de toser.

Cuando llego la tarde, el joven sirviente fue a la granja de su padre en las afueras del Reino. Cuando llego , el anciano estaba sentado en la mesa mirando como las llamas del fuego dansaban en la chimenea, al oír la puerta cerrarse tras el paso del chico se dirigió a paso lijero para recibirlo.

- Muchacho, me alegro que ayas podido salir antes..- su voz estaba demacrada por el tiempo.

- Hola padre, - la voz del joven era una voz fresca y cerena.- eh traído algo para comer...

El chico saca de un bolso una manta marro, la desdoblo y contempló una pata de pollo perfectamente asada con dos manzanas al lado.

- ¿Que es esto? - pregunta el hombre al ver la comida.

- Lo traje para que comas algo, yo me comí la mía en el camino...

- ¿Cuántas veces lo hablamos? No robes nada que no sea tuyo...

- Lo se padre, pero también se cuanto lo necesitas...

- Quiero que me ayudes... pero no de esta manera; no quiero que un día te descubran robandole la comida al Rey...

- El Rey tiene comida de sobra y además se está muriendo...

El hombre abrió los ojos como platos ante la noticia.

- ¿Se está Muriendo?...

- Sólo le quedan un par de semanas. Y dijo que el próximo Rey sería aquel que mate a la criatura alada... - y se lo pensó unos segundos.

- ¿Que pasa hijo?- el señor sabía con que podía estar referida esa pausa y eso le asustaba.

- La cazare... - y se encaminó a su habitación. - ¡La cazare!...

- ¿Enloqueciste? Esa mujer es una bruja, es malvada, sabes los rumores que se cuentan de ella en el pueblo - dijo persiguiendo a su hijo asustado por su desicion - Por favor, no lo hagas...

- Padre, la recompensa es la corona, ¡La corona! Por fin podré darte una buena vida y no sufriremos más hambre...- el joven tomó su cuchillo más afilado, su espada y su capa marrón tierra; y se dirigió a la cocina para tomar una cantinplora llena de agua y las dos manzanas.

- Alan, hazme caso , no sabes como es, puede que las leyendas sean verdad y no quiero perderte...

- Sabes que nunca me creo que podía ser un vampiro o alguien que absorbe tu alma. Sólo es un monstruo más...- y se giró para verlo al anciano - te prometo que volveré antes de que te des cuenta...

Ambos se sumieron en un gran abrazo y Alan salió por la puerta, monto su caballo marron y salió al galope hacia el bosque Darkwood...

El joven galopo toda la noche dispuesto a encontrar a esa criatura monstruosa escupe  hielo. Según lo que había escuchado,  la encontraron cerca del centro del bosque.
Cuando llegó al corazón del mismo, la parte más oscura y tenebrosa de todo el lugar, desmontó su caballo, lo tomo por las riendas y comenzó a caminar. Camino como por una hora con cuchillo en mano hasta que ve que su caballo se enderesa y eleva las orejas. Había alguien cerca. Se ocultó detrás de un árbol y apretó el mango del arma para descargar nervios. Comenzaba a amanecer, pero la neblina hacia dificultosa su vista; miro detrás del árbol y vio a una mujer arrodillada en el suelo llorando en silencio cubierta con una capa azul marino. Alan comenzó a caminar con paso cauteloso hacia ella, mientras lo hacía apretaba el mango listo para atacarla, cuando está a sólo un paso de ella, escucha su voz triste y tranquila:

El Cazador y La Reina De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora