El Regreso de Leo

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Capitulo 6. El Regreso de Leo.

Al día siguiente, Sean le explicó a Diana que se tenía que marchara una misión importante.

A Diana no le gustaba la idea de que su padre también tuviera que marcharse.

Cuando Sean se despidió de todos, inició su camino hacia el río oscuro.

Después de dos días y de un largo camino, llegó al río pero no vió a Leo por ninguna parte, inspeccionó todo el bosque y no encontró nada fuera de lo normal, así que esperó, pero estaba tan cansado que se durmió.

-         ¡Sean! ¡Sean!- podía oír a un chico llamándolo.

-         Leo ¿Eres tú?- dijo medio dormido.

-         Sí, soy yo y no entiendo cómo has venido a buscarme.- dijo enfadado.

Sean se fijó más en el muchacho, pudo ver cómo había cambiado. Su figura era más alta, con la espalda ancha, se notaba que el chico había empezado a transformarse en un joven mucho más fuerte que ninguno otro.

-         Leo, se lo que te ha pasado, sé cómo te sientes y puedo ayudarte.- dijo Sean poniéndole una mano en su hombro.

-         ¡Tú no sabes nada!- dijo gritando mientras le quitaba la mano de su hombro.

Su carácter también había cambiado estaba más sensible que nunca.

-         Sí, si que sé cómo te sientes, porque yo soy igual que tú.- dijo mirándole a los ojos serio.

-         A ti no te costó nada poder controlarte.

-         Sí, Leo  yo aprendí a controlar a la bestia, puedo ayudarte si tú me dejas.- dijo sonriendo.

-         Está bien ayúdame porque estoy perdido.- dijo agachando la cabeza.

-         Lo sé yo también lo estuve, venga vamos a casa.- dijo Sean.

-         Estas de broma ¿no? Si me acerco a Diana o a la gente puedo volverme loco y no controlarme, si le hiciera daño a Diana no me lo perdonaría.- dijo Leo asustado.

    -    Tranquilo Leo, no le harás daño, no harás daño a nadie.

-         Está bien vamos, recogeré mis cosas.- dijo Leo no muy convencido de lo que iba a hacer.

Mientras volvían a casa reflexionaban sobre todo lo que había sucedido. Sean le estuvo explicando todas las fases lobunas, como funcionaba cada transformación. Se tenía que relajar en cada transformación, no había forma de poder evitarlo, entonces ¿porque resistirse? Cuánto más se resistía, más dolía.

Leo poco a poco iba entendiendo lo que le pasaba.

Diana estaba entrenando con el mago Rumy en el patio, mientras Alexandra recibía a Sean y a Leo con un abrazo.

-         Cuánto tiempo Leo.- dijo la mujer con una gran sonrisa.

-         Leo hemos decidido que no le digas nada a Diana de lo que te ha pasado, dile que has regresado hoy de la misión y que no puedes contar nada  porque te lo han ordenado.-ordenó Sean.- Yo diré que mi misión era ir a buscarte y traerte de vuelta.

-         Sí, de acuerdo, por cierto, ¿dónde está ella ahora?- preguntó él nervioso.

Estaba algo nervioso, hacía un año que no se veían, y no sabía como reaccionaría ella al verlo otra vez por allí. Antes de marcharse por su misión, discutieron pero ellos dos habían empezado a llevarse algo mejor. Así que ahora no sabía muy bien cómo estaría la cosa entre ellos dos.

-         Ella está entrenándose, está empezando a controlar su poder gracias a sus grandes esfuerzos, verás cuando te marchaste ella no quiso ningún otro chico de la corte para que la protegiera, así que decidimos que si ella quería eso tendría que entrenar para poder defenderse sola.- dijo Alexandra.- También la notamos más decaída desde que te marchaste.

-         ¿Puedo ir a verla?- preguntó Leo ansioso.

-         Claro está en el patio.- contestó Alexandra.

-         Por cierto tengo que contaros algo.- dijo Leo.- Pero será luego de verla.

Llegaron al patio y Leo se le iluminó la cara cuando vió a Diana, el director se percató de su presencia, pero la chica seguía con su clase.

-         Hija no deberías de descansar un poco- dijo su madre.

-         No madre aún no he terminado..- contestó Diana agitada.

-         Deberías de descansar, princesa.- dijo Leo.

-         ¡He dicho que no!- contestó algo cansada de repetir las cosas.

Pero Diana de pronto había reconocido esa voz, una voz que esperaba ansiosa, se giró poco a poco y allí lo vió sonriendo cómo si no hubiera pasado nada. Se acercó a él seria y cuando llegó, le dio una bofetada en la mejilla, y después le dio un abrazo. Cómo si de bipolaridad se tratara.

-         ¿Por qué?- preguntó Leo confuso.

-         La bofetada por no haberte despedido de mí y el abrazo aunque e estado enfadada contigo te echaba de menos y me alegro de que hallas vuelto.- dijo la joven feliz.

Leo la cogió por los hombros y la empujó rápidamente hacia él dándole un gran abrazo.

A Diana le resultó raro ese abrazo porque hacía mucho que no estaba tan cerca de él.

     -   Yo también me alegro de verte, princesa.- dijo con una sonrisa.

     -   Bueno tendrás qué contarme lo que has hecho en tú misión.- dijo Diana, dejando desapercibido el comentario de Leo.

     -   Verás Diana no puedo contar nada a nadie, son ordenes del rey.- dijo Leo un poco triste, a pesar de que quería que ella no supiera nada de su otra personalidad, aunque le dolía mucho tener que mentirle.

-         ¿Y mí padre? Él si que lo sabe.- preguntó extrañada.

-         Él es el capitán de la corte.- dijo Leo, mirando a Sean.

-         Té acompañaré a tú habitación, para que descanses.- dijo Diana empujando a Leo hacía las escaleras.

-         Perfecto.-dijo sonriéndole.

CORAZÓN DE FUEGO IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora