2°da parte.

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24 de Diciembre.

Lianor se encontraba frente el espejo de su habitación terminando de arreglarse.

Al acabar dio un pasos hacía atrás y se observo por unos segundos, no se sentía ella.

Había elegido ponerse un vestido negro decente, unas medias y unas botas, que eran lo único que la ayudaba a estar cómoda en esos momentos, además de su cabello de colores, claro.

Suspiró y pasó sus manos por su vestido.

Comenzaba a arrepentirse de no haber aceptado pasar la noche con su vecino y hacerlo con su novio.

Porque, la verdad era que, se sentía mejor desde que conoció a Nahel que en los cinco años que llevaba de novia con Derek.

Ambos eran diferentes en todos los sentidos posibles. Pero podríamos comenzar por decir que Nahel tendría un futuro previsto y Derek había estado ya tres veces en la correccional, así que quizás no tendría tanta suerte.

El sonido de un claxon la saco de sus pensamientos. Tomó sus cosas y bajo a abrir la puerta para encontrarse con Derek borracho.

—Hola, preciosa.—la saludó en tono borracho.

—Derek, hueles horrible...

—¿Te importa?—dijo mirándola indiferente.

—Creí que iríamos a cenar...lo prometiste.

—Me peleé con mi padre, Lianor, no iremos a ningún puto lado, ¿entendiste?

La chica solo pudo bajar la mirada, asentir y dejarlo pasar.

—¿Por qué te vestiste como zorra? Es navidad, no noche de brujas.

Sintió lágrimas en sus ojos.

Había pasado mucho tiempo eligiendo un vestido que ponerse para él, y ahora le dice zorra.

—Tú...tú dijiste que...me vistiera bien...—dijo con la voz entrecortada.

—¿Y por bien entendiste como zorra?—rió.—Al menos nos quedaremos y no tendré que sacarte así.

Sus palabras le dolían.

—¿Y qué piensas que haremos todo la noche?

La miró y se puso de pie acercándose a ella.

—Ay, Lianor, Lianor...—la tomó de la cintura.—Hay tantas cosas que podría hacer contigo está noche...—la beso.

—No, Derek, hoy no...—dijo apartándolo de ella.

—¿Podrías decirme por qué no?

—Hoy no quiero.

—El problema es que no es cuando tú quieras, es cuando yo quiera...

Se alejó de él.

Estaba idiota si creía que se acostaría con él a fuerzas.

—Vete, Derek.

—¿Qué?

Lárgate de mi casa ahora!—dijo abriéndole la puerta.—Y no vuelvas a buscarme, nunca!

—No puedes hacerme esto, yo te amo...—dijo aparentemente tranquilo.

—Sí, me amas tanto que me dices zorra, vete al carajo, Derek. Largate, ahora!—dijo alzando la voz.

El chico solo rió sarcásticamente y salió por la puerta. Se dio la media vuelta y dijo:—Ni el papel de zorra te queda, princesa.

—¡Pudrete!—gritó Lianor cerrando la puerta detrás de ella.

➳Hola, Vecina.||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora