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Caí de la cama, eso hizo despertarme por completo, rápidamente me levante y me sobe la cabeza.

—Debería dormir mejor en el piso si no empezaré a tener deformaciones en el cerebro— susurré.

Eso existe?

—No lo sé...—sacudí mi cabeza.

Dejé de hacer estupideces y mire el celular, esta decía, Alarma pérdida.

—¡ALARMA PERDIDA!— grité.

Tocaron la puerta.

—hija, ya estás, nos tenemos que ir ahora— dijo mi madre.

—Ehh, si, un momento, sólo aguarda, ahora bajo— dije corriendo al baño de mi habitación.

Al entrar solo pude visualizar todo el desastre en el piso, sólo necesitaba...

—¡Aqui esta!— dije con Alivio y tome la liga del cabello.

Me hice una coleta alta y salí apresurada por el uniforme.

En seguida me lo puse al igual que los zapatos, tome mi mocha y salí del cuarto.

—Espera— me detuve en la puerta del miso—¡Mi celular!— entre corriendo por el, lo tome y salí apresurada, con cuidado de baja las escaleras.

—y-ya esta— digo nerviosa.

—que esperas, a la camioneta— mamá camino con paso rápido hacia la puerta.

Suspire y seguí su paso.

Al entrar a la camioneta, mama la encendió y salimos de la cochera.

Mientras ella conducía yo miraba el camino, unos chicos tenía el mismo uniforme y corrían, se le hacía tarde a ellos igual, otros conducían con toda la calma del mundo.

Fatima (mi madre) freno por que el semáforo marcaba rojo, esta a la vez quedó a lado de un coche clásico color negro.

No me se la marca, no me interesa, pero este era muy lindo.

Quite la mirada del auto, y mire al conductor, ese era un chico un tanto serio, pero este desvía su mirada del semáforo y la pone en mi.
Me mira sonríe de lado, algo...cretino.
Cuando despegó la mirada de el, un tanto sería miro al semáforo y mi madre acelera para ir donde mi preparatoria.

Una vez llegamos ella se estaciona enfrente de esta y me deja salir.

—Adios hija, nos vemos en la casa a las— miro su reloj— 8:57 exactos— sonrió satisfecha.

—Pero ma- —acelero y se marchó.

Bien, me dejó con la palabra en la boca—rode los ojos.

Me giré y camine hacia la entrada de la institución, se podía ver las aulas, algunos alumnos ya estaba adentro de ella otros caminaban para ir a su clase.

Mire por todos lados, la cafetería, la dirección, el estacionamiento lleno.

Supongo que por eso no tengo coche.

Seguí caminando hasta que recordé mi primera clase.

Matemática.
Suspire y sujete muy bien mi mochila.
No sabía por dónde exactamente ir hasta que escucho una charla, no soy cotilla pero esto era sobre la clase de Matemáticas y podría servirme la información.

Me quedé quita por donde dos chicos hablaban para escuchar y no acercarme mucho a ello.

—Entonces, vamo a la clase o como chico rebelde que eres quieres saltarte la—  dijo el chico de pelo negro.

Sustituta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora