4- Recuerdos y caminos separados.

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Como un flashback se vinieron a mi mente muchos recuerdos y momentos. Uno de estos venía con Katy, cuando empezamos a salir, el primer fin de semana se le ocurrió la locura que fuéramos a acampar, era invierno así que corríamos el riesgo de que el agua nos cayera, a ella no le importó, estaba muy feliz y yo aproveché su estado de ánimo, esperando poder disfrutarlo al máximo.

Cuando llegamos al claro, ella me dijo que esperará en el coche, que confiará en ella y que regresaría por mi, tomó mi mentón y rozó mis labios con los suyos, despacio, con dulzura, también apoyó su frente sobre mi e hizo que la mirara a los ojos, sus ojos reflejaban mucho, era intenso y hermoso, pero lo fue aún más cuando acarició mi mejilla, guió uno de los mechones rebeldes de mi cabello y lo acomodó detrás de mi oreja, sonrió y yo me contagié de su sonrisa, devolviéndosela, ella me beso suavemente, los pétalos de sus labios se movían contra los míos, su aliento empezó a mezclarse con el mío, su respiración se tornó agitaba y a mi me gustaba que yo le provocará aquello, ella siguió besándome y sus manos tomaron mi rostro con ambas manos deteniendo el beso, respiro un par de veces hasta conseguir que su respiración se normalizará y observó de una manera única, como si no existiera otra chica para ella, excepto yo, una rara y nueva sensación bailó por mi estomago, y no rugía, era silenciosa, no como el hambre, me pregunté si era estas las famosas “mariposas” a las que las personas se referían cuando estaban enamoradas.

Katy siguió observándome de esa forma pero ya no me besaba.

—Me gusta contemplarte. Te amo y nada, ni nadie lo cambiará. Mía. — Complementó con una nueva sonrisa provocando que mi corazón se desbocará al escucharle.

Yo asentí sin habla, respondiéndole con besos.

Ella recordó que tenía que salir del coche antes que yo y se salió del coche riendo, el sonido de su risa para mi era el más hermoso, me quede allí en el asiento. Ella volvió, apareciendo por el lado de mi puerta y abriéndola. De la nada dije mientras la miraba:

—Katy, eres la persona con la que quiero estar toda mi vida, y sin la que no puedo estar. — Confesé con hilo de voz, yo jamás había sido romántica, nunca me nació hacer sentir especial a alguna de mis parejas y allí estaba yo, mirándole como tonta y confesándole una pizca de todo el amor que por sentía y ella desconocía.

La noche paso, el picnic había acabado, habíamos hecho el amor primero con dulzura, sin prisas, luego, en el segundo asalto, lo hicimos como locas, al tercer asalto, nos detuvimos, ambas estábamos agotadas y satisfechas, las piernas de la chica de cabello azabache estaban entrelazadas entre las mías, sentía sus besos en mi cabello, su respiración sobre mi cuello parecía más tranquila, por un momento creí que se había dormido, pero un hondo suspiro salió de sus labios, alcé mi rostro y quedamos frente a frente, la una abrazaba a la otra, sonreí y la miré.

—¿Qué pasa?  Le pregunté acariciando con devoción la curva de su cuerpo.

—Tengo miedo. — Admitió ella casi para si misma.

—¿De qué? Inquirí atrayendo su cuerpo al mío para cubrirnos con la manta.

—Que nunca vuelva a ser tan feliz como ahora. —Respondió aún en un tono bajo, acercándose tanto a mi que parecíamos ser un solo cuerpo, pero en realidad sabía que estaba buscando protección y yo se la daría, en ese momento cuando la miré parecía más joven y frágil de lo era.

El flashback acabó y volví de nuevo a la realidad, después del suceso del parque sabía que no podía ir a casa, era temprano y probablemente allá estarían Dante, Meredith o Katy, y no quería hablar, no quería nada, al menos desaparecer, pero tampoco podía, eso sería cobarde y sabía que no valía la pena.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2013 ⏰

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