buenos días

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Savannah

Bese a este chico Dylan. Y no era como si quisiera parar, al contrario. Sentía algo en el pecho que no me permitía alejarme de él.

Es como que si me alejaba recordaría lo miserable que soy. Entonces, intensifique el beso. Demasiado intenso. Tanto que termine encima de el con mis piernas a sus costados y mi pecho apoyado en el suyo. El ni siquiera me tocaba la cintura. ¿Le gustaré?

- ¿Te gusto? – pregunté de repente. Sentándome encima de él. El apoyo sus codos en mi cama y se elevo un poco. Sin moverse demasiado.

- Si, supongo. ¿Por qué? – preguntó. Su respuesta no me convenció totalmente.

- No parece como si te gustara que te haya besado – dije un poco apenada. No solo mi novio me pone los cuernos, ¡Si no que también soy rechazada! Mucho para una noche. Me estaba levantando para alejarme de él. Pero no pude porque sus grandes manos atraparon mis dos piernas. El se sentó, acercándose a mi y acortando la distancia con un beso, suave. Luego puso sus manos en mi cintura y me atrajo hacía él. Esta vez yo lo besé, aún más intenso que todas las demás veces.

Desperté, gracias a mi celular que no paraba de sonar, con un horrible dolor de cabeza. Abrí lentamente los ojos. Bueno, al menos estaba en mi habitación. Las paredes beige y negro confirmaban mi teoría de que al menos había despertado en terreno seguro. Me senté en mi cama, apoyando apenas mis pies en el suelo. ¿Por qué estaba desnuda? Me pregunte a mi misma. Casi nunca duermo desnuda. Casi nunca.

Cerré los ojos. Tratando de recordar mi noche. Solo tenía algunas memorias dispersas. Como ver a Liam con otra, o como subir a la habitación con Liam y luego acostarme con él. Creo. O capaz haya sido un sueño. Ojala haya sido un sueño.

Di vuelta mi cabeza rápidamente para confirmar si eso fue un sueño o no.

Y no. Había un chico de espaldas a mi, con su espalda desnuda, tapado apenas hasta la cintura con mi edredón negro.

Que no sea Liam, que no sea Liam.

Toque el hombro del chico y lo di vuelta para comprobar si era Liam o otra persona más.

Por suerte y gracias a todos los dioses, no era Liam.

Pero tampoco me acordaba quien era. El chico castaño seguía durmiendo muy plácidamente.

Recordé, Dylan O'Brien.

¡Mierda! Grite en mi mente. ¿Había perdido mi virginidad con uno del grupo de los "idiotas"? Bueno, no es que para mi sean idiotas, pero para mi hermana y sus estúpidos amigos, lo es.

Suspiré. Busque la parte de debajo de mi conjunto de ropa interior, que me costo encontrar, y me la puse lo más rápido que pude. Rezando que mi acompañante no se despertara, corrí hasta mi closet y agarre una vieja remera de Tyler que cubriría la mayoría de las zonas que no quería que nadie vea.

Me senté nuevamente en mi cama. El chico seguía profundamente dormido.

No era para nada feo. Sus labios eran finos, sus pestañas largas y su pelo parecía suave.

Mi celular volvió a sonar. Rodé mis ojos y agarre el aparato en mis manos.

"Llamada entrante de Des". Atendí.

- ¿Qué se te ofrece? – pregunté.

- Hola amiga, ¿Cómo estas? Bien, ¿Tu? – dijo sarcásticamente.

- No creo que te interese. Para ser sincera – respondí.

- Vamos, olvídalo. No te lo dije porque no quería lastimarte – dijo. Me apoye sobre el respaldo de mi cama, que era suave y acolchonado.

we're a mess - dylan o'brienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora