Intentando

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Al término de la reunión, me dirigí al pizarrón con la finalidad de borrar los acuerdos tomados respecto a los trabajos a realizar durante la semana; pretendía de esa forma calmar los nervios que amenazaban con apoderarse de mí. Me encontraba en esto, cuando escuché unos pasos que se acercaban. Era él. De pronto me vi atrapada en el cerco que formó con sus brazos apoyados sobre el pizarrón.       
-No olvides que tenemos una cita -le escuché susurrar en mi oído.         
Me di vuelta como pude, hasta quedar de frente.            
-Sí, lo recuerdo –respondí con voz apenas audible.                
Instantes después salimos de la iglesia y atravesamos la calle, en dirección a la fuente de sodas. Noté que volteaba a mirarme constantemente.         
-Sólo te observo para estar listo en caso de que intentes huir –bromeó.          
No tuve más remedio que sonreír.

KikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora