Amor Peligroso [AD #1] *REESCRIBIENDO*

Capítulo 9

Capítulo 9

Lucas

Noah parlotea sobre algo que no comprendo mientras la música del lugar inunda mis oídos haciéndome pensar. La abuela no pudo convivir con su hija por culpa de su padre, jamás la conoció o supo quién era.

Antes de que pueda seguir pensando en el asunto recibo una llamada entrante de Jax, contesto y me informa de que secuestraron al abuelo de Leah y yo aprovecho para ir a indagar.

Sacudo mi mano hacia Noah que me hace un puchero cuando me voy y me subo en la motocicleta dispuesto a ir a la dirección que señaló Jax minutos atrás. Es uno de los pocos lugares de los cuales nadie sabe de su existencia, escondido a plena vista, siempre funciona.

Manejo por el centro observando a la gente gritar, caminar o correr sin ninguna razón aparente, me adentro al edificio de venta de helados y observo a Blake sonriendo mientras entrega un cono de chocolate a una niña de cabello marrón.

Estaciono la moto y comienzo a caminar en dirección al elevador, presiono el botón de los pisos subterráneos que me dirigen a las fosas apestosas llenas de gritos y súplicas.

Camino hacia el final del pasillo consiguiendo un área más limpia, solo dos personas se encuentran allí en las celdas con camas de metal. Jonas sale de una habitación abrochándose el pantalón y escucho los sollozos provenientes de la puerta de madera.

Qué asco.

Sigo mi camino hacia el final del lugar y consigo a Jax hundiendo la cabeza de Emilio en un balde con agua, la secuencia se repite hasta que el hombre se pone morado. Lo deja en paz tirándole una bandeja con lo que supongo es comida y yo me siento frente a su celda apoyando un codo de mi rodilla. El señor mayor y pelirrojo me observa extrañado y yo ruedo los ojos.

—¿Tú eres el padre de mis bisnietos? —pregunta en medio de la tos que lo inunda.

—Eso dicen—respondo.

El señor come y se queda sentado viendo hacia el suelo mientras yo me acerco a una mesa y sirvo un vaso de agua para él. Se lo paso a través de los barrotes y el agradeciéndome lo toma con la mano temblorosa.

—¿Sabías que mi abuela tuvo una hija tuya? —pregunto y no reconozco lo que pasa por sus ojos.

—Me enteré hace unos años—responde—Pero resulta que murió.

—¿Cómo lo supiste?

—Hace años cuando supe que Quinn estaba acá de nuevo, la busqué y ella me lo confesó. Buscamos a la chica y resulta que falleció hace ocho años. —Suspira—Tú la conocías.

—¿Disculpe? —pregunto extrañado.

—Sí, su nombre era Olive Khomyuk. —suelta y yo siento frío de repente.

—¿Estás diciendo que fui novio de mi tía?

—A tu abuela y a mí nos sorprendió mucho. Ella la tuvo frente a sus ojos y nunca supo que era nuestra nena. —se encoge de hombros.

Un estruendo suena y me dirijo de nuevo a las fosas apestosas, camino con cuidado y subo en el elevador hasta el estacionamiento. Observo las camionetas llenas de gente con la cara seria y entre ellos reconozco al pelirrojo que lanza órdenes, Matthew.

Me escondo atrás de una pared cuando entran en grupo, Matthew saca un arma con silenciador y mata al guardia sin que nadie se entere, lo arrastran hacia una esquina y siguen con su camino, se a que vienen, pero no entiendo como supieron que estaba aquí.

Escucho el sonido de una explosión y siento temblar el concreto bajo mis pies, sé que están intentando no llamar la atención, por lo cual la bomba debió ser de bajo alcance para que no se formara un desastre y todos en Nueva York se enteraran.