Debilidad

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"Sentirse débil frente a otra persona que es buena en algo puede considerarse como un signo de inferioridad, pero sentirse débil frente a una persona que quieres, ¿qué es exactamente?"


La fragancia de la naturaleza se filtraba entre las suaves ráfagas de viento que se presentaban cada tanto en su camino ese día mientras caminaba por el campus para dirigirse a una de sus clases en un edificio diferente al anterior y pudo ver a una persona caminando en dirección opuesta, una que había terminado conociendo más de lo que le gustaría hacer.

Si se lo preguntaban, la verdad era que nunca pensó interesarse, estaba ocupado con las clases, su trabajo de medio tiempo y sus hobbies como para agregar más cosas a su rutina diaria, en especial si de la persona que hablaban era aquel sujeto, pero eran vecinos de puerta en aquel pasillo de un edificio algo viejo que rentaba departamentos a bajos precios en un sector un poco lejano de la universidad.

"No sientas curiosidad por él" le había mencionado alguien y no comprendió esas palabras hasta que se dio cuenta que comenzaba a pensar en él.

Los días a veces se sentían iguales y lo parecían hasta que su presencia quebraba toda aquella normalidad, todo aquello que siempre estaba ahí para darle tranquilidad a su ajetreada vida de estudiante universitario.

Odiaba sus días de descanso.

La universidad era demasiado grande como para toparse más de una vez, pero cuando el horario terminaba y regresaba al lugar que ahora llamaba hogar, esa persona estaría más cerca de lo que le gustaría estuviera.

Metió la llave en la cerradura cuando llegó al departamento luego de clases y cuando pensó que el vecino de la puerta de la derecha no estaba, lo escuchó hablar -¿hoy terminaste antes? Llegas temprano- comentó y aunque no lo miró, estaba seguro de que este había sonreído igual que siempre.

-Si- respondió escuetamente antes de abrir y entrar en aquel lugar que le ofrecía refugio lejos de su presencia. Se quedó con la espalda recargada contra la puerta y suspiró con desgano, ¿por qué tenía que haberse fijado en alguien como Lee Donghae?

En una de las visitas de Siwon a su departamento para hacer un trabajo de una clase este le había atrapado con la mirada puesta en aquel castaño y aunque negó todo aquello que insinuaba, este al final le dijo que si esa no era su intención no sintiera curiosidad por él, pero ya era demasiado tarde. La curiosidad le había llevado a preguntarse cosas y las dudas se transformaron en pensamientos constantes, pensamientos del chico de al lado que se inmiscuían en su vida sin su consentimiento y en comentarios en conversaciones con otras personas. Eran opuestos, no tenían cosas en común, pero eso no había importado.

Su primera impresión de Donghae era que era una persona muy confianzuda y demasiado amable, lo que le volvía un idiota del que el resto podía aprovecharse, además de que era bastante torpe y esa impresión no había cambiado hasta esos tiempos.

Escuchó la puerta sonar y se estremeció al sentir el movimiento luego de quedarse contra ella para meditar un poco –Kyuhyun-ah- escuchó llamar y maldijo entre dientes antes de tomar un poco de aire para abrir la puerta con aquella expresión antipática de siempre.

-¿Si?- cuestionó y supo que algo andaba mal cuando Lee Donghae le miró acongojado como un niño que teme decir algo por pena o un sentimiento similar.

-Verás, es que la llave... de mi departamento se quedó dentro y yo... yo no puedo entrar...-

-¿Y qué quieres qué haga? Llama al casero- respondió y cuando iba a cerrar la puerta la mano del mayor le detuvo.

-Regresará hasta la noche... ¿podría quedarme un momento? Además quiero usar el baño- Kyuhyun suspiró con pesadez y al final dejó que pasara al interior.

No era la primera vez a decir verdad, que Donghae olvidaba la llave en su departamento luego de salir, una vez que iba a sacar a pasear a su cachorro también la dejó dentro y él tuvo que soportar su conversación interminable y los jugueteos de una bola de pelo entre sus pies mientras trataba de terminar uno de los trabajos de las asignaturas de la universidad.

-El casero te dijo que le sacaras una copia a la llave, ¿no lo hiciste?- preguntó mientras caminaba a su habitación para dejar su mochila –ese hombre se cansará en algún momento y te dejará dormir afuera para que aprendas a no olvidarlo de nuevo; yo lo haría- comentó y aunque todo su ser le decía "no estés cerca de él", otra parte sabía que si no lo hacía este iría a preguntarle al chico de otro de los apartamentos del piso que se llamaba Hyukjae y ya había notado su mirada como para saber que no era el mejor plan dejarlo a solas con Donghae porque al parecer ambos estaban interesados en el mismo sujeto torpe aunque por distintos motivos.

-¡Lo hice!- se apresuró a decir –pero también olvidé tomarla antes de salir...- murmuró al final con algo de incomodidad que luego desapareció cuando recordó que debía usar el baño.

Kyuhyun al no escuchar los pasos siguiéndolo soltó un suspiro de derrota y maldijo entre dientes su suerte y es que a diferencia de otros, a él no le parecía "maravilloso" pasar horas con el personaje frecuente de sus pensamientos, simplemente porque no estaba en sus planes relacionarse con nadie más allá de la amistad en ese tiempo.

Donghae había salido del baño comenzando a merodear por el lugar para ubicar al menor pero después de ver que al parecer había seguido su consejo de cambiar las cortinas de la estancia, notó un plato en la mesa que desprendía una ligera nubecilla de vapor y solo se acercó para tomar asiento dando las gracias por la comida.

"¿Cómo supo Kyuhyun que tenía hambre? Dongsaeng es muy atento"

Estaba comiendo con gusto los fideos cuando se atragantó un poco al escuchar un repentino golpe en la mesa -¿qué diablos piensas qué estás haciendo?- cuestionó al verlo comer de forma campante en una casa ajena.

-Estoy comiendo Kyuhyun-ah; eres un poco babo- se burló al final creyendo que era bastante obvio lo que hacía.

-¿Y acaso te preguntaste de quién era esa comida?- y Donghae pareció comprender su punto porque se quedó callado, borrando aquella sonrisita divertida –esa era mi comida- señaló con mala cara, había cocinado su último paquete de ramen con la esperanza de satisfacer su apetito esa tarde y había regresado a la cocina para preparar algún complemento sencillo para acompañarlo, pero cuando regresó no esperó ver al mayor tragándose lo suyo.

-Puedes comerte el resto...- murmuró bajito.

-Hyung, solo es la sopa, ya te acabaste los fideos-

"No sé por qué me sorprendo cuando sabía que tarde o temprano tenía que meter la pata con alguna cosa"

-¡Pero también sabe bien!- se defendió –además, ¿por qué eres tan egoísta? Deberías compartir tu comida conmigo porque soy tu invitado- agregó con un puchero en los labios al creer que estaba exagerando solo porque se había comido un poco de su ramen instantáneo.

-En primer lugar, no eres mi invitado hyung, tú te invitaste solo y en segundo lugar, el desconsiderado aquí eres tú porque ni siquiera te dignaste a preguntar primero y solo devoraste la comida-

-Luces algo tenso, creo que te vendría bien un masaje de Lee Donghae- dijo con una amplia sonrisa y antes de que Kyuhyun pudiera decir algo ante el cambio brusco de tema, ya se encontraba sentado en la silla de su mini comedor sintiendo las manos destructoras del mayor fingiendo que sabían lo que hacían con su espalda.

¿Por qué Donghae tenía que ser así? Era tan estúpido, torpe y cabeza de chorlito, pero aun así seguía sin poder eliminarlo de sus pensamientos por completo. Lo conocía y a pesar de que hubiera optado en otros casos por soltarle una blasfemia para detener toda aquella situación sin sentido, siempre había sido débil frente a él, además de que muy en el fondo no quería ver su cara convertirse en una mueca afligida.

-¿Verdad que te sientes mejor?- preguntó mientras seguía moldeando los hombros del más joven, esperando que no se diera cuenta que estaba improvisando porque nunca había dado masajes a nadie –y sobre el ramen, la verdad no estaba tan bueno así que te hice un favor-

-Donghae...-

-El masaje, masaje... tienes un par de nudos dongsaeng- y Kyuhyun solo suspiró con resignación.


Cuando el tiempo conspiraba en su contra veía a Donghae caminar por las aceras de la universidad junto a algunos de sus amigos y en ocasiones en que se distraía, una sonrisa había sorprendido a su rostro al verlo disculparse por meterse en el camino de los bicicletistas o de los autos que transitaban por las calles dentro del campus y hoy como cualquier otro día en que las cosas no salían como quería, estaba mirando al mayor. Su libro había dejado de parecerle interesante y su atención se desvió sin darse cuenta a una presencia que siempre se decía debía sacar de su cabeza.

Vio al castaño reír de manera alegre ante una situación que solo podía imaginarse estando lejos de donde se encontraba y se preguntó muchas cosas como la mayoría del tiempo en que el mayor intervenía. ¿Por qué la ingenuidad e inocencia era utilizada por Donghae como algo bueno cuando él se sentía patético al saberse inexperto, desconocer muchas cosas comunes y carecer de experiencia? Nunca lo entendió y probablemente seguiría sin comprender dicho razonamiento.

Ambos eran muy opuestos, pero eso parecía hacer que su interés por él fuera en aumento.

Siwon alguna vez se lo dijo y aunque asumió que era un simple presupuesto, pronto se dio cuenta de que era todo lo contrario porque entre más curiosidad sentía por algo, más te interesaba en ello y Donghae era una presencia digna de curiosidad con todos sus matices sin sentido que no debería tener un joven de su edad.

El mayor sonreía y preguntas cómo "sobre qué estará riendo" llegaban a su cabeza y poco a poco esa curiosidad se alimentaba con información innecesaria que antes de darse cuenta le haría pensar en él cuando el cansancio y los estudios se volvieran tediosos, cuando un cliente de aspecto similar se apareciera frente a él durante su jordana de trabajo en su empleo.

Inferioridad.

No era inferioridad lo que sentía cuando se encontraba cerca de Lee Donghae, solo era que se sentía confundido... confundido por encontrar su torpeza y su facilidad de sonreír como una de sus mejores características a pesar de que en cualquier otro momento hubiera creído que ambas eran sinónimo de estupidez. Nunca se lo dijo, pero tampoco pensaba hacérselo saber, porque Lee Donghae ya era demasiado peligroso como para darle un arma de esa clase.

Su rutina diaria no era gran cosa, incluso se atrevería a decir que era monótona, pero eso le ayudaba a que todo se mantuviera en su lugar como siempre o así había sido hasta que se mudó su vecino.

Todo en su vida era tranquilidad hasta que Donghae se atravesaba en ella, entonces podría cometer cualquier tontería por la simple razón de que no había una explicación lo suficientemente buena para contradecir una hazaña salida de sus pensamientos.

Era débil, de una forma más profunda y peligrosa que la debilidad física, era débil de manera emocional.

Para personas como el mayor era sencillo sonreír sin ningún motivo, conversar con cualquiera que atravesara su camino, mostrar su cariño sin razones; todo era más fácil, más práctico y menos complicado para ellas a diferencia suya.

Vio las páginas correr en la misma dirección cuando regresó su atención a aquel libro que ahora parecía aburrido y se preguntó si en algún momento Donghae notaría que estaba interesado en él, y en ese momento no supo si agradecer o no, el hecho de que fuera demasiado atolondrado para notar algo como eso por cuenta propia.

-¿Qué es tan divertido?- preguntó luego de ver de reojo a su vecino sonreír mientras insertaba la llave en el cerrojo de la puerta de su departamento esa tarde.

-Nada, es solo que Hyukjae hyung me contaba algo- respondió mientras rebuscaba su llave en sus bolsillos, agradeciendo encontrarla esa ocasión a diferencia de otras.

-Ah- espetó de forma seria, escuchando al contrario abrir la puerta de su departamento –hyung...-

-¿Um?-

-Olvídalo, no es nada- abrió la puerta y la cerró detrás de sus pasos.

Sabía que no tenía derecho a decir nada si Hyukjae pretendía lograr algo con Donghae cuando él ni siquiera lo intentaba, pero eso no evitaba que sintiera una sensación amarga en su cuerpo al pensar en la posibilidad de que esa persona pudiera pertenecerle a alguien. Sus pensamientos no tenían lógica, no quería relacionarse de forma romántica con el castaño, pero tampoco quería que alguien más lo hiciera, quizás simplemente era egoísta, pero dudaba que se debiera únicamente a eso.

Mientras estaba descansando en el sillón de su sala leyendo un libro que había dejado empezado el verano anterior, escuchó un par de ladridos que parecían provenir del pasillo y miró la hora en su reloj de muñeca, entendiendo que se debía a que se trataba de Donghae sacando a pasear a su mascota. Cabe destacar que no era un acosador, era solo que el mayor era muy distraído para recordar todo lo que debía hacer por lo que en algún momento se había encargado de hacerle un horario con la esperanza de organizar un poco su vida carente de rutina y reglas.

Escuchó que alguien llamaba a la puerta y se levantó para ir a atender, encontrándose con el rostro sonriente de Donghae como si la vida siempre fuera maravillosa en el mundo que parecía vivir -¿quieres ir a pasear conmigo y con Bada?-

Kyuhyun no sabía si el más bajo lo hacía a propósito, el hecho de ser tan poco sutil con su cariño, pero dudaba que lo hiciera con malas intenciones cuando siempre le había visto ser de esa manera sin importar si las personas gustaran de él o no –hyung...- parecía que el mayor ni siquiera había notado que estaba descalzo y que usaba ropas de casa, de aquellas que utilizaba cuando no pensaba abandonar su departamento y quería descansar.

-Será divertido- rebatió como si fuera la única razón necesaria para convencerle y tal vez lo era porque le pidió esperar un momento antes de cerrar la puerta para ir a buscar algo para cambiarse en su habitación.

Miraba a Donghae corretear como un torpe niño ya muy viejo en el parque mientras un cachorro de pelo blanco iba detrás de él y se preguntó si el mayor sabría la clase de poder que tenía sobre él, de hacerle hacer cosas que no quería con tal de verlo feliz.

El mayor se agachó para tomar en brazos a su cachorro y cuando regresó sobre sus pasos a la banca donde se había quedado Kyuhyun se sintió confundido al no verlo y pensó que tal vez se había aburrido y había regresado antes.

"Al menos debió avisarme" pensó con el ceño fruncido y un puchero en los labios por ser dejado de esa manera junto a su cachorrito.

-¿Por qué tienes esa cara?- escuchó a su derecha y sonrió cuando se encontró con los ojos marrones del menor, dándose cuenta que lo había subestimado y que no lo había abandonado –te traje un helado- agregó sin emoción entregándole uno envuelto en un paquete de color amarrillo y a pesar de que escuchó un "eres el mejor, dongsaeng" no hizo alarde de ello porque temía que lo notara, que se sentía feliz de ser el causante de su sonrisa en ese momento.

-¿Quieres un poco del mío?- ofreció pero Donghae negó rotundamente –pensé que te gustaba- comentó.

-Me gusta, pero... sería como dar un beso indirecto- murmuró bajito como si fuera algo que no pudiera escuchar nadie más, aunque dudaba que a los niños jugando en el parque les interesara saber de qué hablaban dos sujetos sentados en una banca con un cachorro.

Donghae era tan infantil en algunas ocasiones.

-¿Y sería tan malo?- cuestionó y cuando los ojos del mayor voltearon a mirarle con confusión fingió no haber dicho nada y siguió comiendo su helado.


Eran las diez de la mañana del sábado y la música ya golpeaba la pared de su departamento que compartía con el de al lado; Donghae siempre parecía vivir en un concierto cuando estaba haciendo los quehaceres en su hogar, aunque la mayoría del tiempo terminaba empeorando la situación porque se concentraba más en la música que en limpiar.

¿Era molesto? Si, lo era, pero de un tiempo a otro le tomó el gusto a esas melodías ruidosas que perturbaban su tranquilidad y más de una vez había tarareado alguna mientras se preparaba el desayuno.

-¡Kyuhyun-ah!- escuchó repentinamente entre la música y se encontró con Donghae en su puerta con una expresión de chantaje, aquella en que sus ojos parecían más dulces e inocentes como si fuera un niño y no un sujeto mayor que él.

-¿Si?-

-¿Puedo tomar el desayuno contigo?-

-N...-

-Compré un par de cosas- le interrumpió antes de negarse y al final terminó asintiendo cuando su chantaje cumplió su cometido.

No es que fuera un buen cocinero ni mucho mejor que Donghae, pero estaba seguro de que este solo quería a alguien que le cocinara por la única razón de que no tenía deseos de hacerlo por su cuenta.

El mayor hablaba de música, de rutinas de baile y cualquier cosa que se le ocurriera como si fuera lo mejor que existiese en el mundo y aunque creía lo opuesto, el hecho de que la emoción impregnara sus palabras le hacía creer que tenía toda la razón.

-¿Qué preparas Kyu-ah?- preguntó de una manera hasta cierto punto infantil y aunque en sus pensamientos las palabras "no lo hagas" aparecieron, no hizo nada por apartar al mayor cuando este le abrazó por la espalda porque sabía que sus intensiones eran meramente inocentes y no llevaban otra cosa que amistad implícita en ellas.

-Preparo...- decía y la presión de los brazos ajenos rodeando su cintura solo lo hacían más complicado. Es cierto que no quería nada con Donghae, pero le gustaría que al menos se diera cuenta que no debía acercarse de esa manera a su persona porque todo empeoraba –rollos de huevo con zanahoria y cebolleta-

-Omma solía hacerlos para mí cuando era más pequeño- dijo con una sonrisa.

-Hyung, ¿podrías apartarte?- pidió con amabilidad, tratando de no ser brusco como siempre.

-¿Por qué? A mí me gusta estar así- sonrió apegándose más y aunque sabía que el menor no era fanático de las demostraciones de afecto, dudaba que rechazara uno de los abrazos de Lee Donghae cuando a todos parecían gustarles.

-Pero a mi no- y el mayor cambió su expresión al escucharlo.

-Kyuhyun-ah...- tal vez se había pasado un poco al abrazarlo cuando sabía que no le gustaba.

-¿Por qué es tan difícil verlo?- cuestionó dejando lo que hacía de lado para girarse y mirar al mayor a la cara.

-Yo no quería...-

-Me gustas hyung- le interrumpió y Donghae se quedó pasmado al escucharlo porque en ningún momento esperó el más joven soltara algo como eso -¿por qué es tan difícil que lo veas? Solo soy una persona enamorada... pero aun así tú actúas despreocupadamente cerca de mí, ¿sabes qué tan complicado es fingir que no siento nada mientras tú jugueteas a mi alrededor?-

Y Lee Donghae por primera vez no supo qué decir ni tampoco pudo reír al creer que estaba tratando de hacerle una broma, en especial cuando repentinamente las manos del menor tomaron sus mejillas luego de que sus labios presionaran los suyos. El más alto lo estaba besando y no hizo nada para apartarlo, en cambio cerró sus ojos y dejó que un segundo después, este moviera sus labios, porque quizás a una parte de él también le gustaba Cho Kyuhyun.


"Sentirse débil frente a otra persona que es buena en algo puede considerarse como un signo de inferioridad, pero sentirse débil frente a una persona que quieres se puede llamar amor o ¿no?"

Debilidad {KyuHae}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora