Shoot me! { KrisYeol }

Prologo~

  20 ┇ 08 ┇ 2016    

  Place: Unknown.   

—¡No lo hagas, no cierres los ojos! —El grito exasperado del mayor demostraba cuando doloroso era todo.— Si vas a matarte, mírame. —Había bajado el tono de voz pero seguía estando esa mezcla de dolor y melancólico.

—Entonces deja de mirarme así... ¿No lo entiendes, verdad? —Esos ojos abrieron, observando al individuo frente a él y lentamente el silencio envolvió todo, más, a aquel par de chicos que ni siquiera sabían que depararía sus vidas al día siguiente.

—No, no lo entiendo, ¿me lo dirás, Park? —Cuestionó secamente, tratando de no perder la fuerza de su brazo derecho al estar apuntando aún con su arma a quien parecía en su misma situación, a punto de cometer una locura, quizás la peor de todas.

—¿Decirte que, Wu? —En esa oportunidad YiFan miró fijamente al menor, esa dureza y frialdad en sus recientes palabras lo asustaron pero eso no lo demostró, o eso creyó.— En serio no lo comprendes, ¿o te estás haciendo el estúpido?

—No quieras jugar conmigo, sabes que sé jugar mejor, por algo soy tu superior. —La sonrisa se fijó en su rostro, mostrando cierta credulidad y altanería que provoco una ira en ChanYeol que lo llevo a romper sus límites.

*PUM*

No supo como pero todo se perdió en un segundo cuando aquel seguro se quito y el gatillo fue apretado, dejándose ver como la sangre caía al suelo e incluso manchaba la ropa de la victima, más cuando era en su mayoría de color blanca, bajo ese saco que lentamente iba tiñéndose del brillante color; Rojo puro. Ese par de grandes ojos abrían a más no poder, seguía creyendo que sólo fue uno de sus pensamientos pero no, lo había hecho, había disparado el arma contra uno de los superiores más aclamados de la agencia y ya no sabía que estaba bien o no, en si llenarse de pánico y huir, o si mandar todo a la mierda e ir por aquello que yacía mudo cerca suyo.

—Valor, valor es lo que no tengo, ChanYeol. —Finalmente hablo, apenas con un hilo de voz pero lo más impresionante de todo, era que el afectado ni siquiera se movió de su lugar y seguía con el arma apuntando al otro, aunque notablemente su brazo temblaba mucho más, aunque su herida siguiera brotando de esa fresca sangre.

—No, Kris... —Sin poder creerlo aún, el peligris dejo caer su arma al suelo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, en esos momentos se preguntaba el porque, ¿por qué había acabado así la situación? ¿por qué dejo el mayor que su orgullo le ganase? Simplemente se maldecía, más por herir a quien amaba sin querer.— Lo siento, no era lo que...

*PUM*

El ataque fue devuelto pero no llego al cuerpo contrario, el disparo paso por al lado de aquella mejilla derecha, acallando una disculpa que el mayor quería oír; Otra vez apareció esa sonrisa en los labios del reciente atacante, tan arrogante y brillante, que lograba que la estabilidad emocional del muchacho Coreano, lentamente se quebrará.

—No digas nada ya, se acabo el juego, me rindo. —Expreso YiFan con la misma frialdad que le caracterizaba desde los comienzos de su aprendizaje en la agencia secreta. Finalmente el arma cayó de su mano, al suelo, en donde se manchó con su sangre, más cuando la herida en su brazo izquierdo no paraba de sangrar y el alto, no hacía nada para detener esta.— Fuiste y serás siempre lo mejor de la agencia, vive feliz y no traiciones, sé lo que eres Park, el idiota del que me enamoré.

Ruido en el exterior, una alarma encendida, gritos de personas dando ordenes y acotando las mismas. ChanYeol seguía observando el suelo, captando cada cosa a su alrededor, mucho más, las palabras de su superior que seguía ahí, observándole fijamente pero que él, no se atrevía a verle. Un sonido más fuerte e impactante sonó cerca de donde estaban, una explosión, eso había sido y entre ello, todo paso tan rápido para el Coreano, que apenas y recobró la compostura, miró como el mayor se le acercaba y velozmente le golpeó tras la nuca, en una zona que con el impacto, le hizo caer al suelo, totalmente inconsciente.

—Recuerda siempre esto ChanYeol, el traidor jamás es perdonado. —Fueron las últimas palabras del chico, quien se agacho a la altura del cuerpo sin consciencia y lentamente acercó su rostro al otro, donde apegó sus labios a los ajenos y así, se levanto, mirando por última vez a quien había dejado atrás, a la única persona que había aceptado en su maldita vida y era tiempo ya, dejar que todo cayera por su propio peso.

　　　　　　　　　　　　. . . Continuará.