Capítulo 3

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-Tienes razón.- dijo Coel.- Es perfecto.

Lauren no respondió, solo se limitaba a sonreir con un brillo especial en sus ojos.

Ella se acercó a un telescopio que estaba por ahí, apuntando hacia el cielo nocturno. Miró la hermosa luna llena sin comprender porqué lo hacía, sin embargo, sabía que aquella luna significaba algo.

-¿Y bien, pasamos el rato?- dijo Coel.

Lauren seguía mirando aquella hermosa luna llena, al parecer solo quería quedarse a contemplarla, pero dijo:

-Quedemonos un rato más.

-De acuerdo. Tu me avisas cuando estes lista.

Lauren solo asintió. Coel la miró, dió media vuelta y se pusó a da una mirada al gran espacio que poseía el observatorio.

Observó que había mapas, calendarios lunares y grandes imágenes de cada uno de los planetas de la galaxia, sí es que eso fuera posible. También observó que había pequeños y grandes baúles apilados.

Se acercó a uno de esos baúles y lo abrió. Eso si que no se lo esperaba.

Dentro del baúl se encontraban dos pequeñas esculturas brillantes; la primera, la figura de una luna escarchada de brillo plateado, la segunda, la figura de un sol brillando mientras soltaba escarcha dorada. También había un pequeño libro de pasta dura forrado en la escarcha que soltaba el resplandeciente Sol.

-Lauren.- dijo Coel.- Lamento interrumpir pero tienes que ver esto.

Lauren seguía soñando despierta. Se acercó al baúl que estaba justo en frente de Coel. Sintió como si un balde de agua con hielos le callera encima. Despertó de su ensoñación.

Y entonces lo supó.

Su mente se abrió y, al hacerlo, le abrió los ojos. Le quitó la venda de los ojos.

Su corazón latía con fuerza, apunto de salir disparado.

Lauren empezó a llorar como nunca en su vida lo había hecho.

Coel se asustó.

-¿Estas bien?- dijo entre preocupado y desesperado.- Te pido perdón si hice algo malo.

-E-Esta bi-bien.- dijo Lauren entre lagrimas y sollozos.

-La verdad es que no se que hacer cuando alguien llora.- dijo Coel un poco nervioso.- ¿Quieres salir a tomar aire?

Lauren solo asintió.

Coel se apresuró a abrir la puerta para que entrara luz mientras apagaba la lampára de petróleo, la cual, descansaba sobre el enorme escritorio lleno de mapas y apuntes.

Salieron del observatorio y se dirigieron a una banca que estaba frente a un pequeño lago que parecía de cristal y, como no podía faltar, reflejaba la luna.

Esto solo hizo que a Lauren se le rompiera el corazón y comenzará a llorar deseperadamente.

-Por favor.- dijo Coel preocupado.-Solo toma aire y tranquilizate.

Lauren hizo lo que Coel dijó y logró calmarse, aunque solo lo consiguió a medias.

-Ven, vamos.- dijo Coel tendiendole una mano a Lauren.- Te llevaré de regreso.

Lauren asintió. Caminaron hasta el lugar en donde habían dejado las bicicletas. Cada quien montó su respectiva bicicleta y se abrieron camino entre el bosque.

Al llegar a la calle principal tomarón la ruta por donde llegaron, solo que esta vez iban de regresó.

Al cabo de unos cuantos semáforos, peatones, puentes, calles, y tráfico llegaron a la estación de bicicletas. Las acomodaron en su lugar.

Caminaron de regreso a la entrada del restaurante, en donde se encontaron los dos.

-Bueno, supongo que hasta aquí llegó el día de hoy, ¿no?

Lauren intentó sonreir.

-Pero nos podremos volver a ver.
En ese instante Coel se acordó de lo básico, la regla de oro  de cualquier relación de conocidos, amigos, pareja, familia.

-No tengo tu número.

Ahora Lauren sí que sonrió, aunque con un reflejo de tisteza en sus ojos.

-Me encontrarás cuando yo desee encontrarte.

Coel miró a Lauren un poco desconcertado.

-Bien.

-Bien.

-Adiós.

-Adiós.- dijo finalmente Lauren.





Cherry lips (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora