CAPÍTULO 2:

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El barco había zarpado y la aventura comenzaba. Recorría el agua como un masto atravesándolo. Los peces parecían hormigas al lado de él, los barcos le temían cuando lo veían pasar a su lado. Lo que decían del barco era verdad, era el monstruo del mar.

Aunque eso ya era parte del principio de la aventura. Nuestras Lauren y Dinah ya se dirigían hacia sus camarotes, los camarotes que habían ganado:

-Dieciséis… dieciséis…- Lauren llevaba la delantera y buscaba el lugar seguida de Dinah.- ¿Dónde está?.

Y es que si algo se caracterizaba la tercera clase era de las pocas buenas posibilidades que se les daba. Miles de personas se amontonaban en los pasillos. Familias enteras con los niños chicos que seguramente tendrían que compartir el camarote con otra familia numerosa. Lauren y Dinah preferían no mirar y por fn encontrar su camarote:

-Me pido la de arriba- contestó Dinah que antes que Lauren pudiera hacer nada, ya estaba instalada.

-¿Quién te ha dicho que te toca la litera superior?- Lauren se abalanzó a hacerle cosquillas a Dinah, aunque miró que no estaban solas- Hola, soy Lauren; Lauren Jauregui, encantada- les dijo a las dos chicas que estaban allí las cuales las miraban enrarecidas- Vamos, vallamos arriba, no nos encerremos aquí.

-Como quieras- Dinah bajó y dejando a las otras aún con la sorpresa, se dirigieron hacia la cubierta asignada a los pobres.

Y bueno, habían ganado la posibilidad de viajar allí de una manera que no mucha gente podría ganar; así que, había que aprovecharse.

Corrieron práctcamente hacia el principio del barco hasta llegar a la punta de este donde el barco gritaba aquí estoy yo, tembla mundo. Allí, con la ayuda de los barrotes, se ayudaron para ver el agua, el océano.

-Mira allí, ¿lo ves?- exclamó Lauren al ver como una familia de delfines se unía al viaje del transatlántco.- ahí va otro- se podía distnguir entre el agua clara como se unían a la aventura, saltaban y desafaban al Titanic.

Cualquiera se podía quedar embobado con el solo saltar de aquellos majestuosos animales:

-Son majestuosos, mira lo que hacen- indicó Dinah que al igual que Lauren se embobaba con aquello.

Lauren amaba todo aquello, pero quería más, quería soltarse y sentr como por primera vez, el destno quizás le sonreía un poco; y aquello lo hacía. Se montó entonces entre las dos barras de la valla que recorría el barco y se sintó el viento del mar sujetarla. Se senta libre, se senta que… podía volar.

-¡¡Wojo!!- Lauren se sentía volar.

-Creo que ya estoy viendo la estatua de la libertad- soltó de repente Dinah a lo que Lauren la miró extrañada- Muy pequeña, claro- aclaró sonriendo- ¿Lauren?- miró a esta, estaba en su mundo.

-¡¡Soy el rey del mundo!!- Dinah no pudo evitar sonreír-¡¡Woojoo!!- esta miró a Dinah y la animó- Vamos, hazlo también. Ahora mismo vamos rumbo a Nueva York, a hacernos con el mundo.

-Estás loca, pero aun así- se posó igual que Lauren y la imitó.
Nuestras protagonistas, llenas de energía y alegría. ¿Quién hubiera dicho que podría existir en aquel barco tantas ganas de pasarlo bien? Bueno, aunque no lo crean, no exista. Ni si quiera con nuestra segunda parte de los protagonistas, Camila y su familia.

Mientras que Lauren y Dinah se preparaban a disfrutar de la aventura, Camila se encontraba en la parte acomodada de su camarote, desenvolviendo valiosos cuadros de los cuales había pagado para tenerlo. Camila amaba la pintura y se podía notar con su cuarto todo lleno de cuadros de pintores como Picasso y demás, de los cuales ahora buscaba una de sus obras:

TITANIC ||CAMREN||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora