01.- Oscuridad

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Minseok siempre odió la oscuridad. Desde pequeño que debía dormir con un pequeño farolito encendido en su habitación pues le gustaba ver dónde estaba ubicado, observar su alrededor. No le importa si aquello era algo infantil, después de todo era su vida y mientras su Madre no le incomodara eso, entonces todo estaba bien.

— ¿Seguro que no quieres quedarte en casa, cariño? —que se aburriría en la exposición, que sería muy extensa y ella no podría atenderle cuando él quisiera. El muchacho de felinos ojos simplemente niega con su cabeza, sonriéndole a su progenitora quien acaricia su mejilla en aquel dulce gesto que el pequeño tanto ama.

Minseok ama estar con su madre. Le encanta acompañarla a sus presentaciones, reuniones y demases. Probablemente los chicos de 17 años encontrarían demasiado aburrido pasar tiempo con sus padres, pero Minseok es diferente; siempre lo fue. Su madre siempre ha sido su más grande inspiración, su más grande orgullo. Se hizo cargo de él sin apoyo de nadie. Minseok jamás conoció a su padre o abuelos. Lo más cercano a "familiar" que tenía era una prima de su madre y a su hijo, sin embargo la mujer llenó cualquier vacío que pudiese existir.

Minseok ama ver a su madre sonreír. Si pudiera la acompañaría al cielo solo para ver, cada día, aquella sonrisa en sus labios.

La exposición empieza a la hora acordada; 16:45 hrs. Es septiembre, y el otoño ya comienza a hacerse presente con más fuerza, queriendo ganarle pronto al verano, llevándose el calor, trayendo consigo miles de opacos colores, olor a madera y café. A Minseok le hubiese gustado que el verano durara un poco más. Pronto comenzarán las clases y aún no se siente preparado para entrar a su nueva escuela, aunque tampoco sería tan diferente a los otros años, después de todo, Minseok no conoce lo que es permanecer más de 6 meses en un lugar. El trabajo de su madre le impedía permanecer allí, y él reconocía que le gustaba cambiar de aire, pues no es como si tuviera amigos que extrañar. Minseok no tenía amigos.

Le faltaba solo un año para graduarse y su más grande sueño siempre fue ser pintor, como mamá. Viajar por todo el mundo, retratando el más hermoso de los paisajes que sus ojos eran capaz de ver.

La música clásica comienza y Minseok se pregunta porqué siempre escogen canciones tan aburridas en una exposición tan llena de vida como la que hacía su madre. Minseok puede recordar cada pincelada, cada retoque a todas las pinturas, y sonríe, pues sabe que parte de la felicidad de ella está impregnada en cada pintura.

Él no necesita tocarlas para saber que siempre estará allí, pues solo sus ojos le confirman lo talentosa que era su Madre.

— Minseok, cariño, ¿No estás aburrido? —la mujer llega a su lado con una copa de refresco de limón (El favorito de Minseok). Se lo entrega, recibiendo como respuesta una cálida sonrisa y un movimiento de cabeza.

— Sabes que me gusta venir a ver tus obras, mamá. —que está orgulloso de ella, que le gustaría poder pintar así.

— Tienes unas manos prodigiosas, bebé. Tú podrías ser músico, pintor, fotógrafo o lo que quisieras sin necesitar nada, ni siquiera tus ojos. —porque ella lo había visto. Había encontrado un par de bocetos de su hijo entre la basura, y unas cuántas esculturas que Minseok rechazó, pero que la mujer guardaba celosamente entre sus cosas, porque eran perfectas para ella.

— ¿Qué? Eso sería imposible. ¿Cómo podría yo vivir sin ver las bellas pinturas de Mamá? —¿Cómo sería capaz de vivir sin ver su sonrisa?

Su madre ríe, alzando su mano hasta el cabello de su bebé. —Ay, cariño, qué adulador eres.

— ¡Estoy diciendo la verdad! —exclama con grandes ojos— No podría vivir si no viera. —que no entendía cómo lo hacían los ciegos, y que probablemente él chocaría con todo, rompiendo todo. La mujer ríe, divertida, asintiendo con su cabeza, porque sí, tenía razón. Eso jamás podría pasar. La probabilidad de que él se quedara sin ver era de una en un millón.

El brillo de tus ojos - [XiuHan|LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora