04.- Luminiscente

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— ¿Por qué nunca dijiste que eras alérgico a los frutos secos, Minnie? —Yoona tocaba su rostro, mirando que estuviera bien ahora que se encontraban en casa. Se habría muerto si algo le pasaba, ¡Dios! ni siquiera quería imaginarlo.

Minseok sonríe, alzando su mano hasta el rostro de la mujer, quien afirma su diestra para indicarle dónde estaba su mejilla, disfrutando del dulce toque.

— Porque no lo recordaba, tía. La última vez que tuve problemas respiratorios por esto, fue cuando con Mamá visitamos Jeju. —cuenta con tranquilidad — Mamá olvidó mi alergia y comimos un postre de Maní. Esa vez se hinchó mi cara. ¡Tendrías que haberme visto! Mis ojos a penas y se abrían... Y Mamá... —La sonrisa que segundos antes permanecía en su rostro, ahora cambiaba a una nostálgica. — Mamá trataba de imitarme... —un susurro, un desgarro del alma. Minseok no suele hablar de su Madre; no porque no quiera, no porque no la recuerde, en realidad siempre lo hace, solo que es doloroso y quema como fuego vivo, como llamas, como lava.

A veces Minseok no puede recordar su rostro y el sólo hecho de darse cuenta, y no poder ver una foto de su Madre, lo desespera. Lo desespera al punto de volverlo loco. Yoona a veces lo escucha gritar entre sueños, tararear melodías disonantes, y la culpa carcome su corazón. ¿A caso llegará el día en que deje de sentirse así? Porque aunque Minseok no pueda ver, aunque Minseok esté ciego, Yoona nunca ha podido ver directamente a sus ojos.

Pero hizo un promesa, entonces calla. Aunque no está del todo convencida si tiene sentido seguir manteniéndola.

Es entre culpa y nostalgia en que abraza a Minseok y este se tensa, porque casi puede predecir las palabras que vendrán, porque siempre son las mismas, siempre son iguales, nunca cambian.

«Todo estará bien»

Y nada, nunca, estuvo bien.



— Perdón por llegar tarde. Tuve una emergencia. —Lu Han se disculpa, habiendo subido 10 pisos de escaleras zigzagueantes que lo dejaron sin aliento. Chorong lo siente llegar, pero cierra sus ojos, fingiendo estar dormida cuando Lu Han enciende la luz de la habitación. Se suponía que debía llegar a las 10, lo había prometido, pero siendo las 1:45 comprendió que alguna emergencia tuvo. Cambió su vestido, guardó la comida que cocinó durante horas y dejó todo como antes estaba; como si nunca hubiese preparado nada.

La culpa no deja en paz a Lu Han, porque él pudo haberse ido a tiempo a casa, mas no lo hizo. ¿La razón? Tenía nombre y apellido. Kim Minseok.
Las horas pasaron como parpadeo mientras conversaban, y de un momento a otro, se hizo tarde.

Muy tarde.

— ¿Estás dormida? —un susurro muy suave a un costado de su oído causa un estremecimiento en ella. Se mueve solo un poco, como si quisiera dar a entender que realmente dormía, porque en ese momento no quería hablar, no quería verle. Chorong no era de las típicas mujeres que gritaba, que lloraba o que reclamaba a destajo; no, ella nunca fue así. Al contrario, siempre entendió y acató cada palabra que Lu Han decía, razón suficiente como para que se sintiera mal. Lu Han siempre arruinaba todo. — Princesa, perdóname... Prometo mañana salir antes de lo planeado. —sus dedos peinaban los lacios cabellos de su novia, dejando un dulce beso en su sien. Uno real, con sentimiento (aunque este no era otro que remordimiento).

— Me tenías muy preocupada.. —se atreve a decir por fin, girándose para ver a Lu Han frente a frente. Suspira. Se ve jodidamente guapo.

Lu Han siempre se ve tan guapo, tan inalcanzable. Porque aún cuando Chorong lo tiene frente a sus ojos, se ve tan irreal, y lo siente tan lejos que se asusta.

El brillo de tus ojos - [XiuHan|LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora