Parte 1

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Aquella noche fue la última, pero fue cuando todo comenzó.

Esa noche no había estrellas, sola estaba la luna; en el suelo estaba yo tendido observando el cielo negro con ese resplandor que a veces se ocultaba entre las nubes.

Mi padre decía que el peor enemigo del ser humano es el miedo, porque tiene el poder de paralizarte, te puede cambiar, no te deja pensar y te hace ver cosas que no existen.... La oscuridad es mi mayor temor y cuando la luna me ocultaba su rostro, un gran miedo embargaba todo mi ser, en uno de esos momentos imagine escuchar unos pasos que se acercaban cada vez más.... pero los no eran parte de mi imaginación, porque cuando la luna me devolvió su luz los seguía escuchando... lo que mi instinto me dijo fue que buscara algún arma para defenderme y lo único que encontré fue un tronco seco que para algo me ha de servir; esa noche el sueño venció mi miedo, cuando el sol salió el tronco seguía a mi lado pero no era lo único que estaba junto a mí.

Ese ser era mi pequeño monstruo nocturno, no era tan grande ni tan peligroso como lo pensé sino que es bello, tierno algo parecido a un ángel.

El joven se levantó y fue a buscar comida tanto para él como para su pequeño monstruo, pero en su camino encontró a un viajero tendido en el suelo casi muerto y pensó en dejarlo ahí, pero su sentimiento hacia el sujeto fue mayor así que lo llevó hasta donde estaba su lugar, al llegar ya el monstruo se había despertado así que le pidió que cuidara del anciano ya que el regresaría pronto.

Pasaron los días y no nos podíamos mover de aquel lugar porque el viejo que él había encontrado aún no se sentía bien así que el joven cazaba y recolectaba fruta mientras yo cuidaba al anciano... y aunque ya habían pasado días no sabía nada de mis acompañantes pues solo se hablaba lo necesario.

El joven fue al primero que encontré, cuando lo vi pensé que estaba muerto porque estaba como perdido en su mundo y no respondió cuando le hable pero tenía mucho frío así que decidí acostarme a su lado para calentarme.

Cuando desperté ya no estaba pero minutos después lo vi llegar con el viejo, el viejo es muy rabioso, no le gusta hablar y siempre está enojado, no le gusta recibir ayuda; pero en la noche cuando sale la luna se volvía un buen abuelo.

El joven nunca sonríe bueno a excepción de una vez cuando la luna mostraba un cachito de su cara él sonrió mientras una lágrima bajaba por su mejilla, pero no dijo nada.

Esos dos piensan que el mundo es un juego, a ninguno le conozco el nombre, solo sé que el joven llamaba al otro pequeño monstruo; ¿por qué?, nunca pregunté la razón, no me interesa, lo único que me importaba era regresar a casa con mi esposa e hijo; pero ese lugar era como un laberinto verdaderamente infernal, no había salida, cada noche, cada día era una oportunidad para vivir o morir.

Yo no los conozco bien, solo sé que me siento responsable de su bienestar, pues uno es muy pequeño y el otro es muy viejo como para sobrevivir en ese lugar. Todos teníamos una duda en común éramos los únicos sobrevivientes o habían más personas perdidas en aquel lugar.

Todas las noches eran las mismas tres personas que se sentaban alrededor del fuego y se miraban sin decir nada. Ellos lo han perdido todo, parecía que era la fogata lo único que los mantenía con vida, pero se podría decir que en las noches en las que la luna se dejaba ver, un poco de aliento regresaba a sus cuerpos por medio del recuerdo de la vida que el destino les había quitado.

Después de estar treinta días juntos, después de cenar nos sentamos alrededor del fuego como las noches anteriores, pero esta vez antes de apagar el fuego el pequeño monstruo preguntó:

- ¿Por qué no hablamos?, ¿para qué sirve el silencio?, alguien me podría explicar por favor. A mí me gusta recordar hablando, pues de esa forma uno se puede reír de su pasado y así disfrutarlo más, bueno o eso era lo que me decía mi madre.

- Sabes pequeño monstruo, en mi pasado no hay mucho para reír.

- Yo no sé si pueda relatar mi pasado sin llorar, yo soy un hombre y por eso no puedo llorar.

- Yo por ser la más pequeña comenzaré relatando mi historia...(interrumpiendo el viejo dijo) - pequeña no has entendido aun, que no vamos a contar nuestro pasado.

- Si ustedes así lo desean no hablen solo les pido escuchen mi relato. Comienza algo así: mi madre y yo viajabamos en el camarote 415, mi padre nos esperaba al otro lado del mar, iba a conocer a mi padre por primera vez. Él es un hombre muy bueno, elegante y amable, bueno al menos eso es lo que mi madre me decía, pero al parecer el destino no quiere que lo conozca.

Siempre la recordaré sonriendo, nunca se me olvidará la canción que me cantaba antes de ir a la cama, sin duda mi madre es la mujer más hermosa, dulce y buena no hay otra en el mundo que se le parezca. Relataba la pequeña con lágrimas en el rostro.

- Yo viajaba con mi amada esposa (prosiguió el viejo), era la primera vez que salíamos del país, íbamos a visitar a nuestro único hijo. Nuestro camarote era el 417, teníamos cincuenta y tres años de casados, iniciamos nuestra vida juntos siendo pobres, conforme pasaron los años nuestro capital fue creciendo por eso no habíamos tenido una luna de miel, ella me decía que este viaje era nuestra luna de miel que había quedado pendiente.

Mery y yo solo tuvimos un hijo ya que casi la pierdo a ella y al bebé durante el parto, mi hijo siempre ha sido mi mayor orgullo, es un buen hombre, ella y yo nos llevamos muy durante todo este tiempo que llevamos juntos solo en una ocasión discutimos y fue por causa de nuestro hijo, él se había enamorado de una muchacha de clase baja, a mi no me preocupaba su condición económica ya que yo había sido pobre.

Lo que realmente me preocupaba era la reputación de la familia de la joven ya que la madre y las hermanas eran famosas rameras y creía que ella era igual, así que hice todo lo que estaba a mi alcance para que mi hijo la dejara y buscara una joven digna de él, pero fracase grandemente y lo único que logré fue hacer que mi hijo se alejara cada vez más de mi y de mi casa.

Mery pasó meses sin hablarme; - Perdónalo. - Esa fue la primera palabra que me dijo después de tanto tiempo, ella tenía razón después de todo el era mi único hijo y por amor a él y a su madre decidí ir a pedirle perdón, esa fue la principal razón de nuestro viaje, pero al parecer la vida aun no me perdona el mal que le hice a mi hijo. Decía con la voz llena de melancolía.

Yo no debía estar en ese barco, me confundieron con uno de los trabajadores de este, cuando al fin pude hablar con el capitán y demostrarle que todo había sido un error ya era demasiado tarde el barco había zarpado.

- ¿Y qué hacías en el muelle?

- Buscaba a mi esposa y a mi hijo, ellos tomarían un barco ese día para irme a ver ya que hacía mucho tiempo que había cruzado el mar para conseguir un mejor trabajo y darles una mejor vida y lo logré, por eso regresé los queria sorprender en el muelle y viajar los tres juntos de regreso.

- ¿Y cómo son tu esposa y tu hijo? Preguntó el pequeño con curiosidad.

- Ella es la mujer más hermosa que he visto en mi vida, la amo tanto (decía con un tono de melancolía), y mi hijo no lo conozco me fui cuando ella aún estaba embarazada pero por lo que ella me decía en sus cartas debe ser un niño muy hermoso y fuerte.

- Eres muy tonto muchacho ¿cómo pudiste dejar a tu esposa estando embarazada?

- Lo sé pero en ese momento creí que era lo mejor, ahora me arrepiento de no poder pasar más tiempo con ella. Respondió con un tono al borde del llanto por la tristeza que le embargaba.

Después de esa pequeña conversación se fueron a dormir, a la mañana siguiente mientras el viejo recolectaba unas frutas junto con la pequeña vieron un barco, así que corrieron en busca de su compañero y entre los tres prepararon la fogata con la esperanza de que alguien el barco los viera y los rescataran de aquella isla desértica.

Aquella NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora