Capítulo 3. Run To You

3.5K 387 126
                                    

Luego del homoerótico momento, el patrón no volvió hacerle ninguna clase de insinuación al empleado. La distancia volvió a imperar entre ellos. Pero en lugar de sentirse aliviado, Christopher estaba más tenso, incluso enfadado. Aunque en casa la situación mejoró mucho, pues su esposa estuvo muy encantada, y no dejaba de alabarlo y presumirlo por su nuevo trabajo, y hasta habían ganado cierta popularidad en el vecindario; él no podía evitar la frustración, tenía un inusual coraje hacia el sujeto detrás de "William Thomas"; y no era capaz de explicar el motivo, tan sólo recordaba las manos de aquél acariciándole y su rabia emergía. Sin embargo, pese a su malestar, se tomó bastante en serio la petición de aquél. Y durante un par de días se obsesionó con la idea de cumplírsela, mas nada se le ocurría; fue hasta que lo acompañó a unas pruebas de imagen, para las que le habían teñido el cabello de rubio cobrizo, y le habían adherido una barba de candado, que pensó en su amigo JJ; éste y la estrella hollywoodense, con aquella imagen, guardaban un extraño parecido.

Apenas hubo salido del estudio donde le habían hecho las pruebas de video, lo increpó con su ocurrencia. —Señor —dijo mientras lo seguía al camerino—, creo que ya sé cómo puedo cumplir su petición.

Aquél lo volteó a ver, y el candor que halló en sus ojos, por lo regular fríos y distantes, lo inquietó. —Ya te he dicho que no me hables con esa formalidad, me haces sentir viejo e inhumano —esta confesión, aunado al tono suave de su voz, provocaron un insólito rubor en las mejillas de Christopher—. Dime, de qué se trata.

—Con esa apariencia, se parece... —carraspeó, y guardó silencio ante su mirada que lo acusaba de sostener la formalidad, luego prosiguió—, te pareces bastante a un amigo mío, se llama JJ; y creo que si usted, digo si tú y él cambiaran por un día, pues podría, podrías ir a comer las empanadas que tanto desea, deseas.

—Te tomará algo de tiempo acostumbrarte a hablarme sin esa idealización farandulera.

—Lo siento, yo...

—No, por favor, no te disculpes. Lo tomo como un halago —y Christopher de nuevo se ruborizó—. Mejor cuéntame qué has ideado con el parecido que existe entre tu amigo y yo.

Éste le explicó, pretendía que su amigo se hiciera pasar por él durante algunas horas. —No sé, podría dar un paseo por la ciudad simulando ser... tú o ir a alguna tienda de compras, o encerrarse en casa. El asunto es despistar a los paparazzi —y a pesar de que la idea le pareció un tanto absurda, aquél siguió mirándolo con ternura. Sin embargo, Christopher entendió su desconfianza y continuó con su argumento—. Aunque JJ es de Colorado, él puede imitar muy bien el acento inglés. Le puedo hablar ahora, tan sólo véalo, digo velo y luego decides.

Movió la cabeza, y tras una sonrisa, aceptó su propuesta; y de inmediato el otro llamó a su amigo. John Joseph Feild, a quienes sus conocidos llamaban JJ, acudió de inmediato, cuando su compañero le informó que "el mismísimo William Thomas" lo solicitaba para pedirle un favor. Al tenerlo en frente constató, que entre los dos había un extravagante parecido; no eran idénticos como si fueran gemelos, pero bien podrían pasar por hermanos mellizos. Aquél concibiendo todo esto igual a un juego, accedió al loco plan.

Christopher hizo los arreglos pertinentes. Él salió escoltando a JJ, quien bajo una cara seria y lentes negros, simuló ser la famosa estrella; ambos subieron a la camioneta y se marcharon. Mientras que aquél, el verdadero, salió a pie. Dio los primeros pasos, sintiéndose un poco tonto, porque creía que alguien, tarde o temprano, lo iba a reconocer; sin embargo, nadie pareció darse cuenta del engaño, y pudo llegar al parque, donde su empleado lo encontraría más tarde; conforme avanzó, su preocupación se esfumó, pues la simulación funcionaba, y hasta dio un pequeño paseo, como hace mucho no lo hacía, como una gente normal. Casi una hora después, Christopher lo halló sentado en una banca del parque. Por su expresión, parecía contento.

El Guardaespaldas (Una historia Hiddlesworth)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora