T H E E N D

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Miré con una sonrisa la casa frente a mí. El día en que Jungkook y yo aceptamos convivir juntos, la vimos y supimos en seguida que aquella seria nuestro lugar. Es como si algo de ella me atrajera, cuando la vi, dije esa es, aquel es el lugar en donde quiero pasar el resto de mis días junto a ti. Y sus ojos me decían lo mismo.

Quise entrar enseguida, pero estaba nervioso. Había estado todo el día, viajando de allá para acá en un recorrido misterioso por todos los lugares donde hemos logrado formar esta bonita historia. Quería la sorpresa ya, así que nervioso o no, con temblores de piernas o no, ¡Sonrojado o no, iba a entrar por esa puerta!

Giré el pomo temblando, despacio, como si tuviera miedo de que algo me saltara en la cara cuando la abriera completamente. Dentro de lo poco que se podía ver mientras la abría, todo estaba oscuro. Recordé haber dejado las cortinas abiertas cuando salí de casa a las canchas de futbol de mi secundaria. Me entró aquella curiosidad gigantesca que Jungkook siempre me sacaba en cara. Fui abriendo más en más, pero me distraje cuando por la poca luz del atardecer que entraba por la puerta que había abierto, vi un monto de puntos blancos y rojos sobre la alfombra. Iba a gritar ¡Mi alfombra, Jungkook! Pero no eran manchas... eran pétalos.

De pronto el haz de luz entró por las cortinas que alguien o algunos habían abierto. Me cegué por un segundo hasta que logré ver algo de la ceguera momentánea. Vi muchas caras conocidas, Seokjin, NamJoon, Taehyung, Hoseok, Yoongi, IlHoon, JiYong, Young Bae, Chanyeol, Luhan, Baekhyung, Sehun, Hyerin, Solji, Hani... todos nuestros amigos estaban reunidos en nuestra casa, en nuestra sala. Todos parados alrededor, dejando un camino lleno de puntos rojos y blancos. La sala estaba adornada con muchas flores, había olor a incienso que tanto odiaba Jungkook, pero que yo siempre amé. Miré fijamente aquel camino por donde mi gata gorda y floja paseaba.

No sabía qué cara concretamente poner, porque no sabía qué hacer al verte al final del camino con un lindo traje que sabía que odiaba mucho, lo detestaba y odiaba las corbatas, pero la estaba usando. Me sonreía al otro lado del corto camino y con los ojos y la sonrisa, me llamó para que me acercara a él. Estaba nervioso, todos me miraban sonriendo, yo apenado por tan linda sorpresa.

– Muévete, Jimin –Me murmuró Taehyung mientras sujetaba a mi gata que se restregaba contra su cuello como una cualquiera.

Caminé lento y torpe, tenso por la situación. Jungkook lo sabía y solo sonreía por aquello. Maldito niño. ¿Por qué tenía que ponerme en estas situaciones?

– Acércate un poco mas –Me dijo cuando estuve finalmente frente a él. Por ser más alto –Creo que le inyectaron hormonas a este mocoso cuando le llegó la pubertad –Podía ver mis gestos fácilmente. Mantenía la cabeza baja, lleno de rojo en mis mejillas y jugaba con mis dedos, intentando no ponerme a llorar de los nervios y las miradas de todos – ¿Sabes que día es hoy? –Preguntó en voz baja, sonriendo intentando hacer que le mirara a los ojos, cosa que no conseguía. Y el disfrutaba verme así.

– Die-dieciocho de mayo –Como olvidarme de ese día...

– Hoy, hace ocho años, yo te pedí ser mi novio. Hoy, después de ocho años me ha tocado hacerte otra pregunta que espero me digas sí –Se me aceleró el corazón a mil por hora. Me tensé más y me puse aun más nervioso anteriormente. Veía imágenes por todos lados, veía símbolos, flores, veía una familia... Oh por dios –Park Jimin –Alzó la voz –Eres el regalo que Dios me ah dado, me has guiado por el buen camino. No sabes la bendición que es para mí, tenerte cada día a mi lado, por eso Jimin –Estaba a punto de comerme las uñas, tapé mi boca y abrí mas los ojos mientras veía en cámara lenta como Jungkook se arrodillaba frente a mi –Yo quiero –Tomó mi mano con tanta suavidad y la besó suavemente –Que te cases conmigo –Y me puso el perfecto anillo de plata en mi dedo anular.

Quedé pálido, sorprendido, abochornado. Quería llorar y no supe contenerlo. Tanto misterio, tanta sorpresa, tanto amor para mi... yo no iba a negarme a algo que sabía que podía pasar un día, algo que nos haría felices y que no podría hacer con nadie más.

– Sí, sí... ¡Sí! –Miraba el anillo, miraba a Jungkook, el anillo, Jungkook. ¡Al diablo! Me lancé sobre sus brazos, cayendo ambos al suelo. Me abrazó la cintura y rodamos como dos locos seguidos de los aplausos de nuestros amigos.

– ¡Dijo que sí!

– ¡Lo sabemos, narizón!

– ¡Felicidades, chicos!

No se me acababan las lágrimas. No me despegaba de Jungkook. Lo besé yo, por felicidad, por amor, por emoción, ¡Estaba todo mezclado pero es que estaba tan feliz!

– Amor, no llores...

– Pero es que... tú y tus ideas locas de contar nuestra historia y ahora... nos vamos a casar –Jungkook me limpiaba con el pulgar una lagrima que caía. Los demás seguían viéndonos o algunos se habían quedado en su lugar, Yoongi por ejemplo. El ambiente era tan feliz y de un rosa, un rosa de felicidad, porque íbamos a ser felices desde aquel momento. Lo sabía, aunque las palabras no cuenten, sé que lo haremos. Formaremos una familia y vamos a... diablos, debía decirle.

– Sí, bebé –Me besó la frente –Te amo mucho, mucho, mucho, muchísimo –Sonreí cuando le oí. Podría estar escuchando aquellas palabras todo el día.

– También te amo, mocoso –Le besé los labios –Y hablando de bebé...

Distraídamente, llevé una de sus manos a ese lugar. Mi vientre. Su cara cambió de color y otra sonrisita tonta se le dibujo en la cara, igual a la mía.

– Ay por Dios.

×××××

Muchas gracias por el apoyo. Espero les haya gustado, sobretodo a mi Emis💕👀

Las amooo

Copo.

Pd: Pitufina. Si ves esto, te quiero👀

Clue→KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora