Las calles eran un vacío que consistía en nada más que en la plenitud de la nieve tambaleando del cielo a las calles con gran velocidad. Caminé por a calle con mi chaqueta abrazada firmemente a mi cuerpo mientras tiritaba por el frío, solo contando los segundos hasta que estubiese finalmente en mi casa en mi cálida cama. Había sido un día largo, y mi dolor de cabeza había vuelto. Estaba a punto de empezar a trotar para llegar más rápido cuando escuché a alguien llamar mi nombre.
"Rose! Rose! espera!"
Quién mierda era ese? Me dí vuelta para resolver el misterio y encontré un muy atractivo James delante de mí. Era bastante alto, probabemente cerca a 1,80 con un ordenado pelo rubio-oscuro y ojos azul marino. Tenía probablemente 24 años.
"Oh, hola James. Qué estás haciendo aquí?" me preguntaba.
"Camino por aquí para alcanzar el tren devuelta a casa. Y que hay de tí?"
"Mi casa está a solo unas pocas cuadras, usualmente también camino por aquí."
"Oh, que bien. Deberíamos caminar juntos de ahora en adelante," dijo mientras me dedicaba una sonrisa tierna. James siempre parecía un poco incómodo cerca mío, pero era adorable.
"Sí, me gustaría eso," dije mientras empezabamos a caminar a mi casa. Estabamos tan cerca que nuestros hombros se rozaban de vez en cuando. Debido a sus miradas de antes, estaba esperando que me preguntara algo sobre mi conversación con Harry, pero afortunadamente no lo hizo.
"Así que recién empezaste a trabajar en Wickendale y la Sra. Hellman parece que le agradas," James dijo "Pensé que no tenía la capacidad de que le gustara alguien"
"Hey, no te sorprendas. Soy una persona muy agradable."
James se rió, y fué una de las mejores risas que he escuchado en toda mi vida.
"Qué te hace pensar que le caigo bien de todas maneras?" me preguntaba.
"No sé," él dijo "Quizás no le gustas, quizás te odia un poco menos de lo que odia a resto de nosotros."
"Debería tomar eso como un cumplido?"
"Sí se supone que era un cumplido" se rió.
La conversación fueron solo risas y sonrisas, y me hizo decidir que enserio me gustaba James. Era adorable y simpático.
El aire helado y los copos de nieve descanzaban en mi piel haciendome tiritar bajo el cielo oscuro.
"Tienes frío?" él preguntó.
"No, estoy bien." mentí.
"Toma, te presto mi chaqueta." El ofreció, ya sacándose la prenda.
"Pero tu tendrás frío!" protesté.
"Nah, no es tan terrible." él ya estaba poniendome la cálida tela en mis hombros. Por un segundo me rendí, dejandome ser calentada por su ropa. Pero después el tiritó también, y me sentí mal.
"Aquí," dije y estiré su chaqueta para que los dos cupieramos, haciendo que nos acercaramos. Era mejor de esa manera. Caminamos en silencio por un tiempo, no un silencio incómodo sino que calmante, James habló.
"Bueno, la estación está allí. Supongo que nos tendrémos que separar ahora," él rió.
"Bien, te veo después. Oh, pero aquí está tu chaque-"
"No, quédatela. Solo llevala al trabajo mañana, estaré bien en el camino a casa."
Lo miré por un segundo, contemplando si debería o no discutir con él para que se llevara la chaqueta. Pero decidí que mejor no.