Capítulo 1: El comienzo

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Era una tarde lluviosa. Estaba sentado en mi cama, leyendo mi novela favorita. Mientras leía, bebía un poco de agua, ya que esos días estaba con un poco de gripe y tenía que mantenerme hidratado. Ah sí, no me he presentado. Soy Blaze Solaris, alumno de 9° curso en el Instituto Eón. El caso es que estaba leyendo cuando llamaron al timbre de mi casa. Me puse mis chanclas y bajé a ver quién era. Al abrir la puerta, vi a un hombre vestido con un traje de repartidor y sostenía un paquete en las manos. Me dijo:
-Eres Blaze Solaris?
-Si. Qué necesita?
-He venido a traerle esto-me enseña un paquete-por favor, firme aquí.
Firmo en el papel. Me da el paquete y se va en su motocicleta. Miro el paquete
-Esto es muy raro.
Lo abro. Dentro hay un disco con una foto. Confundido, miro la foto. Me quedo sin aliento. Es una foto de mí cuando estaba en el monte, observando las estrellas.

-Cómo es posible que alguien haya podido hacer esta foto?Miro el disco

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-Cómo es posible que alguien haya podido hacer esta foto?
Miro el disco. Lo pongo en el reproductor de DVD, enciendo la tele y le doy al "Play". Se veían unas imágenes de lobos y personas luchando. Nada más empezar, lo quité y lo metí en la caja.
-Qué diablos ha sido eso?
Miré mi reloj. Al ver la hora, me duché, me vestí, cogí mi mochila y fui hacia mi instituto. Llegué justo antes de que cerraran las puertas. Justo antes de entrar a clase, noté que alguien me observaba. Me di la vuelta, mirando a ver quién me estaba observando. Entonces le vi. Era una chica de pelo blanco y ojos azules. Llevaba una camisa de rayas negras y moradas, unos tejanos negros, y unas botas de montaña. Lo que me pareció raro es que me miraba directamente a mí. No le di mucha importancia, así que seguí mi camino y entré en clase.
Unas horas más tarde, salí de clase. Caminaba hacia casa cuando oí un grito de aviso. Miré al lado, confuso. Vi a un camión acercándose a todo gas. Menos mal que me aparté a tiempo, sino habría muerto. El policía se acercó a saber si estaba bien. Me levanté y le aseguré que estaba bien. Fui a mi casa, un poco nervioso por lo de antes. Entré en mi casa, me preparé la cena, me senté en el sofá y empecé a cenar mientras veía la televisión. Cuando terminé de cenar, recogí las cosas y me fui a la cama, pensando que mañana iría mejor. Pero las cosas fueron a peor.

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