Mis manos empezaban a llenarse de pelo negro obsidiana. Las uñas crecían a velocidad increíble. No podía creer lo que me estaba pasando. Corrí al baño. Encendí la luz, asustado, y me miré en el espejo. Tenía la cara cubierta de pelo negro y los dientes empezaban a sobresalir. Mis orejas se alargaban poco a poco, mientras el resto de mi cuerpo se llenaba de pelo negro. Mis pies se alargaban y las uñas crecían. Notaba un dolor insoportable. Al mirar en el espejo, vi como empezaba a salirme una cola larga y peluda. Mi boca empezaba a ensancharse, y los dientes seguían afilándose. Vi como mis ojos eran dorados y brillantes. Luego, caí al suelo, agotado. Al levantarme, vi mi nuevo aspecto. Era una especie de lobo negro, pero con unas extrañas marcas rojas en la cabeza, el pecho y en la cola. Me puse una chaqueta que guardaba para cuando fuera más mayor. Curiosamente, no me quedaba nada mal.
Vi por la ventana cómo brillaba la luna llena. Un impulso en mi interior me decía que quería salir. Salté por la ventana, aterrizando en el suelo de la calle. No se veía nadie, así que salí corriendo hacia el bosque. Cuando llegué a la entrada, empecé a oír los sonidos del bosque, agolpándose en mi cabeza. Eché a correr por el bosque, sintiendo el frío viento de invierno en mi cuerpo. Era una sensación maravillosa. Empecé a notar los olores de los árboles y los animales en mi nariz. Me paré, sintiendo una presencia extraña. Me di la vuelta, mirando alrededor. De repente, empezaron a oírse disparos, e iban hacia mí. Por suerte, pude esquivar las balas de milagro. Miré alrededor, pero no podía ver nada. Hasta que, de golpe, mis ojos se adaptaron a la oscuridad. Entonces, pude ver a las criaturas que me disparaban. Eran hombres con unas extrañas capuchas con forma de cabeza de murciélago. Cuando me abalancé sobre uno de ellos, sin pensarlo, le arranqué el cuello de un mordisco. Cuando lo hice, el hombre se disolvió en polvo. Miré a los otros, pero ya se habían ido. Miré el cielo, que empezaba a volverse azul. Estaba amaneciendo. Pensé:
-"Tengo que volver a casa. Rápido!"
Eché a correr a casa, esperando poder llegar a tiempo. Cuando subí a mi habitación, la luz del sol inundaba la habitación. Caí agotado a la cama. Cuando desperté, eran las 11 de la mañana. Miré mis manos, pensando que seguía siendo un lobo. Por suerte, eran normales. Toqué mi cara, que también había vuelto a la normalidad. Me levanté, fui a ducharme, vestirme, y tomarme el desayuno. Suspiré, creyendo que no podía ir a peor después de lo de anoche. Pero, de golpe, los cristales estallaron, y yo caí al suelo. Cayó una bomba de gas somnífero. Miré alrededor, tambaleándome. Y entonces, caí al suelo, inconsciente.
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Luna Roja
Hombres LoboBlaze Solaris cree que su vida es normal, como la de todos. Pero al recibir un extraño paquete y la visita de una misteriosa chica, su vida cambiará por completo.