¡¿Mi mejor amigo?! Jalonso [Yaoi]

¡Es una maravillosa idea!

-¡Es una maravillosa idea!- exclamaron nuestras mamás.

Me sorprendí, ya que creía que en lo absoluto me dirían que no, que aún era muy pequeño para esas cosas.

-¡Oh! ¡Yo conozco a la dueña de unos departamentos baratos cerca de la Universidad!- Marina exclamó emocionada.

Al oír esto me sonrojé, porque que esto significaba que definitivamente, Jos y yo viviríamos juntos.

-Mamá, tenemos que ir a ver a la dueña hoy mismo- dijo Jos sonriendo de oreja a oreja.

Mi cuerpo comenzó a temblar y pude sentir como la sangre se me subió a la cabeza. Me parecía genial la idea de vivir con Jos, pero a la vez me aterraba, no sabía lo que Jos podía intentar hacer estando solos, ya una vez lo intento con Marina dentro de la casa.

Un escalofrío me recorrió la espalda cuando sentí la mano de Jos tocándome la espalda. Miré hacía arriba y lo primero que encontré fue una sonrisa amable.

-Vallamos a ver a la dueña juntos.

No pude evitar sonreír, me levanté de inmediato del sofá y asentí, después de todo íbamos a vivir juntos, teníamos que comenzar a acostumbrarnos a estar juntos todo el día, aunque creo que no será necesario.

-Bueno, ya que van a ir juntos a verla, yo me quedaré aquí con Columba - dijo amablemente Marina, miré a mi madre y esta asintió.

Tomé mi chaqueta del sofá y Jos y yo salimos en el auto que habían comprado apenas hacía unas semanas.
No sabía a qué parte nos dirigíamos, ni siquiera sabía si Jos me iba a llevar a ver a la amiga de su madre o a algún otro lugar.

La mano de Jos tomando la mía me sacó de mis pensamientos, me volteé para verlo y allí estaba de nuevo, su sonrisa tan bonita. Por reflejo sonreí también y la sonrisa de Jos se ensanchó aún más. Ni siquiera me di cuenta de el momento en que el auto se había detenido en la acera frente a un edificio de color azul.

-¿Ya te dije que me encanta cuando sonríes?- preguntó Jos.

-¿Ya te dije que me encanta esta idea de vivir juntos?- pregunté sonrojandome al instante.

-A mi me encanta mucho más, vamos.

Ambos salimos del auto y Jos me dirigió hacía donde se supone que veríamos a la dueña del departamento. Jos y yo nos detuvimos frente a una puerta de color blanco con el número "6" en ella. Tocamos la puerta un par de veces y la puerta se abrió dejándonos ver a una mujer de estatura media con una cara calmada que al ver a Jos se transformó en una expresión de felicidad mezclada con sorpresa.
La mujer se abalanzó sobre Jos y le dio un abrazo gigante, parecía que no lo dejaba respirar y solo se escuchaba la risa de Jos por todas partes, lo que me hizo sonreír.

-Miguel, ¿cuánto tiempo sin vernos? mírate nada más, has crecido un montón.- dijo soltando a Jos y mirándolo, de pronto se fijó en mí- ¿Y quién es este muchachito tan lindo?

-Hola, mi nombre es Alonso, soy amigo de Jos- le sonreí y ambos estrechamos nuestras manos.

-Un gusto Alonso, yo soy Anne, pasen, pasen, están en su casa.

Entró y Jos me tomó de los hombros para así avanzar el uno detrás del otro hasta el interior del departamento de Anne. La amable mujer nos invitó a tomar asiento en su pequeña sala de estar.

-Y bueno, ¿que los trae por aquí?

-Pues bueno, quería saber si tienes un departamento disponible en el edificio, mi amigo y yo queremos mudarnos a algún lugar que esté cerca de la universidad para ahorrar tiempo- explicó Jos.

-¡Pero claro que tengo un departamento para ustedes dos! Pueden traer sus cosas cuando quieran y a la hora que quieran, no tienen que preocuparse por nada, yo tendré todo preparado.

Jos y yo nos miramos y sonreímos.

-Muchas gracias- dije regresando mi mirada hacia Anne.

Después de eso Jos se limitó a contarle a Anne cómo le había ido en la vida desde que había dejado de verla, al parecer ambas familias se conocieron debido a que los hijos iban en la misma secundaria y se llevaban muy bien.
Anne también me incluyó en la conversación, comenzó a preguntarme cosas como "¿qué un chico tan bonito por esta zona?"

Unos momentos después Jos se acordó que tenía cosas que hacer de la universidad y tuvimos que despedirnos y regresar.
Una vez en el auto, Jos no paraba de hablar de cómo sería el vivir juntos y eso definitivamente me ponía más nervioso.