Capítulo 5: "Respuesta"

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Spock no supo por qué, pero en ningún momento intentó interrumpir el beso. Simplemente, esperó hasta que éste finalizara, y luego miró a Jim a los ojos, quizás buscando alguna explicación... explicación que no sabía si la mirada del chico le podría entregar. Ya que aquello que no comprendía, era respecto a sí mismo.

En realidad, lo que más le sorprendía, no era el beso en sí, sino su propia sensación ante este estímulo. No sabría decir si fue molesto, o agradable... pero lo cierto, es que no intentó evadirlo, ¿pero por qué? ¿Habrá sido por la impresión? ¿Para no rechazar a quien más respeto le tenía? Y sobre todo, ¿por qué le importaba tanto comprender sus propios sentimientos?

De pronto, fue consciente de algunas reacciones fisiológicas bastante llamativas en su organismo... palpitaciones aceleradas, manos temblorosas, y cierta energía que percibía desde su pecho y se expandía por todo su cuerpo... ¿Qué era todo eso? Además, súbitamente sintió una fuerza interna bastante peculiar, que le hizo luchar contra un impulso a esbozar una leve sonrisa que no alcanzó a concretarse. Aquello era... ¿felicidad? Era la primera vez que un simple beso le producía tantas sensaciones.

En eso, la mente del joven vulcano dejó de divagar entre estos múltiples pensamientos al escuchar la voz de su capitán, llamándole.

— ¡Spock!... ¡Spock! ¿Te encuentras bien? — Jim observó un poco preocupado a su amigo al ver que no reaccionaba.

— Sí, Jim — contestó finalmente Spock, asintiendo levemente con la cabeza, y se dio media vuelta, intentando evitar el contacto visual.

Por alguna razón, Spock sintió que necesitaba procesar todavía lo que estaba ocurriendo. A solas, sin que Jim le estuviese pidiendo explicaciones. No estaba seguro de cómo comportarse ante esa circunstancia impredecible que había acontecido. Generalmente, el medio vulcano contaba con estrategias, pasos metódicos, una guía interna para comportarse en cada momento... y la improvisación, si bien siempre le resultaba un tanto complicada, ante un evento como ése... tan difícil de procesar analíticamente, se sentía indefenso.

Caminó por la habitación, intentando salir por la puerta, pero fue detenido por la mano de Kirk, que lo había tomado de la muñeca.

— Espera, Spock... — escuchó tras de sí —. No te asustes. Es probable que cuando recupere mis recuerdos todo esto carezca de importancia... — el rubio sabía que mentía, presentía en lo más profundo de su ser, que él siempre lo había amado —. Esto es solo lo que siento en este momento. Así que por favor...

— Jim... necesito estar solo.

— No — el rubio frunció levemente el ceño, y tomó al vulcano de los hombros, girándolo hacia él para mirarlo a los ojos —. Necesito que me des una respuesta — agregó. Spock dudó un momento, mirándolo confundido.

— ¿Mi respuesta a qué pregunta?

— ¡Me gustas, Spock! — exclamó el rubio un tanto molesto al no lograr que el vulcano empatizara con él —. Sé que eres lo más importante para mí... ¿lo comprendes? Siento que es por eso que no he podido olvidarte como olvidé todo lo demás — Spock miró hacia abajo un tanto pensativo, y las palabras salieron solas de su boca, antes de conocer su significado.

— También eres lo más importante para mí, Jim. Y ha sido así desde hace mucho tiempo... — dudó un momento y continuó —. Eres mi mejor amigo, y ad-

— No — le interrumpió Jim, mirándolo —. No quiero que sigamos siendo amigos, Spock... ¿No lo entiendes? Yo... yo te veo como algo más. Y necesito saber si pretendes rechazarme o... me darás una oportunidad — el rubio lo miró a los ojos, con seguridad. Esperando una respuesta, por dolorosa que ésta fuera. Spock volvió la vista abajo y luego de exhalar un gran suspiro, se dispuso a responder.

— Jim, estoy muy sorprendido... Yo...

El vulcano se sentía demasiado dudoso para contestar de inmediato. Todavía sentía su corazón latir con fuerza, y aquella energía intensa que se había desplegado dentro de sí hace algunos minutos, aún no se había extinguido, e incluso brotó en él con todavía más fuerza. Lo asociaba a un estado de ánimo positivo, alegre y casi extasiado.

¿Qué era aquello? ¿Por qué el estar con Jim ahora le producía esa sensación? Jamás se había sentido de esa forma... ¿sería amor?

— Jamás pensé que me dirías algo como eso, y a decir verdad... no comprendo qué es lo que siento por ti — respondió el vulcano con honestidad.

— Entonces, ¿cabe la posibilidad de que sientas lo mismo? — Jim volvió a tomar al vulcano de los hombros mientras lo miraba a los ojos. Aquello había sido un acto reflejo, quizás para retenerlo junto a él. Spock volvió a suspirar.

— Capitán, eso no es relevante — contestó el vulcano —. Los sentimientos no son algo por lo cual nos guiemos los vulcanos. Creo que somos un gran equipo, nos desempeñamos bastante bien en la Enterprise, y si me permite expresar un sentimiento sería el siguiente: me siento a gusto trabajando con usted.

— ¿A qué le temes, Spock? — preguntó Jim, mirándolo a los ojos, con un leve toque confrontacional — ¿Por qué no puedes rechazarme de una vez? Me entregas respuestas confusas, esquivas... ese no es tu estilo — Spock levantó una ceja al escuchar esta última aseveración.

— Ya le dije, que no estoy consciente de mis sentimientos. Pero estarlo sería ilógico. No creo que necesitemos un cambio en nuestra relación, capitán.

— ¡Sí lo necesitamos, Spock! — exclamó el rubio, sujetando la camiseta del primer oficial con fuerza — ¡Me está comiendo por dentro!... Te amo, Spock... ¡Te amo!

Dicho esto último, Jim no dejó espacio a Spock para respuestas, y volvió a besar los labios del vulcano... pero en esta ocasión, Spock se dejó llevar por el beso, respondiendo a éste mientras se abrazaba al capitán de la Enterprise.

Jim se impresionó por la reacción de Spock, pero no permitió que eso fuese un impedimento para interrumpir aquel mágico encuentro, en que finalmente, ambos podrían expresar sus sentimientos con honestidad... y se sentían conformes. Después de todo, y aunque no con palabras, Spock le dio a Jim la respuesta que necesitaba.  

La amnesia de Jim (Spirk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora