Blood, Sweat & Tears.

Lost

No sabia donde ir. Tenia miedo. Mis rodillas comenzaban a cansarse por la posición en la que ya llevaba tiempo, enderece mi espalda y apoyo mis manos sobre las rodillas, levanto un pie y apoyo todo mi peso en este y luego en el otro, levantándome completamente.

Un aire helado me abrigo y mis manos rápidamente abrazaron a mis brazos. Mire alrededor y se veía completamente oscuro.

Vacío.

¿Dónde estaba?

Mi corazón latía tan fuerte, no sabia que podía pasar. Tenia miedo pero me daba mucho mas al no saber a que temerle y me imagine lo peor.

Mi piel se erizo por mis amargos pensamientos.

Camine escuchando solamente la suela de mis tacones. No sabia si caminaba recto, daba vueltas o si mínimo me movía, todo seguía oscuro.

Escuche unos ruidos.

Me detuve al segundo de oírlos, mi corazón fue mucho más rápido.

Los ruidos se oían mas fuertes.

No.

Se oían más cerca. Más cerca de mí.

Contuve la respiración.

Una puerta se abrió lentamente dejando una ráfaga de luz entrar. Me cubrí los ojos por tan brillante luz.

Cuando mis ojos se acostumbraron. La luz ya no se veía tan brillante. Divisé otra habitación que daba camino a un pasillo. Camine a ella, me comenzaron a sudar las manos, mi corazón se sentía como si fuera a explotar.

Mi mano toco la perilla y jale mas de esta dejándome pasar.

Camine por el largo pasillo mirando esas curiosas esculturas, acercándome mas hacia la luz. Mire a mis costados y ambos dirigían aun patio. Sin duda este no era mi mundo. No. Para nada.

El cielo parecía una pintura. No era el típico azul pastel, no había un sol. No habían nubes. Ni lunas u estrellas.

Decidí seguir delante hasta que tope con una escultura.

Asome mi cabeza por el pasillo. No había nada, ni se escuchaba nada.

Suspiro silenciosamente para tranquilizarme.

Salgo lentamente y camino pegada a la pared, ambas manos tocaban la pared como si separarlas de ahí fuera mi mayor error.

Una vez mas, asomo la cabeza hacia el nuevo pasillo al que me acercaba.

Eran escaleras...

Baje por ellas rápidamente como si seguirlas me sacaría de aquí. Doble y baje mas escaleras, fui hacia mi izquierda a esconderme detrás de una mesa negra al escuchar unas risas.

Pasos corriendo se hacían presentes mientras me encorvaba mas para no ser vista los miro detenidamente subir las escaleras. Eran unos chicos. Humanos. No monstruos como mi conciencia imaginaba, no un perro de tres cabezas u algo peor. No... Mas bien, personas.

Ellos parecían tener alrededor de mi edad. Siguieron subiendo sin percatarse de mi presencia.

Salí sigilosamente y fui a uno de los varios umbrales, asomándome. Encontrándome con otro chico, uno alto.

Parecía dirigirse a la estatua. Y en efecto, subió sobre la plataforma.

Corrí en puntas para no hacer ruido. Me escondí detrás de una de las estatuas.

Ahora si podía ver un poco mejor.

Era la estatua más grande que había visto hasta ahora. Las alas negras parecían tan reales...

Relaje un poco mi postura y volví a enderezarme al ver atentamente como el chico se acercaba más y más a la cara de ese monumento con alas negras.

Mi corazón fue más lento de lo normal.

El chico acerco sus labios y la beso, ¡La beso! ¡Pero que demo...!

Lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, toque mi rostro suavemente y cuando aleje mi mano en la punta de los dedos vi que mis lagrimas eran de colores.

Mi cabeza daba vueltas, llevo mi mano a mi cara otra vez , limpiando algo que no eran mis lágrimas. Exacto. No era eso. Era algo más.

Di un paso hacia atras pero olvide que tenia tacones, lo cual hizo un ruido muy fuerte para este silencioso lugar.

Mi estomago se revolvió y lo vi girar lentamente sobre su hombro, mirándome por el rabillo de su ojo.