Capítulo 3

5 0 0
                                    



"Corre."

"Corre."

"Corre más y olvídate de tus problemas."

"Llega más lejos y olvida que acabas de romperle la cara a tu hermano pequeño."

"Corre e intenta deshacerte de la sensación que sus ojos decepcionados te dejaron."

La sangre caliente fluía por todo el cuerpo de Keon mientras tomaba distancia de sus acciones, de su irresponsabilidad, de su incapacidad de tomar decisiones correctas; en definitiva: de su ser egoísta. Aún le quedaba una hora de sol aunque el bosque ya se veía oscuro, cubierto de nieve, sin ni siquiera una ardilla corriendo por las ramas de los árboles, que se cernían oscuros y sin vida, sin follaje que los calentara. El silencio era ensordecedor y sólo se escuchaba la respiración irregular de Keon y el ruido de sus pasos apresurados. Y de repente, un raíz se cruza en su camino:

-¡JODER!- exclamó Keon mientras daba su boca contra el suelo. Eso fue lo que le hizo parar de correr para darse de cuenta de que se había adentrado más en el bosque de lo que cualquier persona con el más mínimo sentido común habría hecho. Su carrera apresurada no le había dejado darse cuenta de que esa no era la parte del bosque en la uno querría estar cuando se está haciendo de noche, cuando hace un frío que pela y cuando bien es sabido que los lobos merodean por ahí. Esto último no habría sido un problema si no hubiera sido por la más que probable falta de caza que los lobos estarían experimentando, así que tendrían hambre, mucha hambre y él era presa fácil.

Demasiado fácil.

Tan fácil como que parecía que ya los estaba esperando ahí tirado en el suelo, viéndolas venir. "Vamos Keon, espabila, necesitas encontrar refugio y necesitas hacerlo ya. La noche está entrando así que es inútil intentar volver atrás: esa opción está descartada. Los árboles no son fiables porque no quieres morir espachurrado contra el suelo y además eres lamentable escalando. Rynon escala muy bien, él podría haberlo hecho sin problema... Rynon. Él todo lo hace bien y yo, bueno, tengo salud...y una gran belleza. -pensó mientras se echaba el pelo hacía atrás- ¡Keon, no te pierdas! -se dio una bofetada- Énfocate. Mi otra opción es una cueva pero no sé si quiero arriesgarme a encontrarme un oso pardo en ella." Keon había tomado su decisión, puede que no fuera lo más inteligente, pero se decidió por reunir muchas ramas e intentar hacer una fogata, ésta le mantendría caliente y además pondría algo de distancia entre él y los lobos si estos aparecían. Así pues, se dispuso a reunir todo lo necesario para su improvisado campamento, preparándose para pasar una noche en vela a la luz de las llamas. Iba a ser una noche muy larga.

El tiempo transcurría y los primeros aullidos se escuchaban, además del sonido del viento pasar por las desnudas ramas de los árboles y el crujir de las pisadas. Y no era Keon quien estaba andando, eran animalillos curiosos por el fuego y otros no tan animalillos, sino perrazos con mucho pelaje y grandes colmillos. Keon estaba cagadísimo, la verdad sea dicha; no obstante, estaba en alerta y dado que el arco de poca ayuda podría serle en esta ocasión, se había armado con su enorme cuchillo de caza. Estaba listo, si querían comer, tendrían que ganarse su festín.

-Vamos, venid, hijos de puta.- susurró Keon entre dientes.

Parecía que los lobos le habían entendido, pues el primero ya empezó a asomar los morros por el cerco de luz que el fuego desprendía. Se dedicó a inspeccionar el terreno, Keon supuso que ese sería el explorador de la manada, cuando se marchara, seguramente aparecerían más. Y Keon tenía razón, los aullidos que antes se escuchaban a lo lejos, ahora se oían peligrosamente cerca. Keon estaba rodeado y la idea de que era bastante probable que fuera a morir ahí le golpeó de repente; el hecho de que no vería más a sus abuelos, ni tendría la oportunidad de pedirle perdón a Rynon por no ser todo lo que debería ser. Siempre pensó que había vivido sin arrepentimientos, pero en aquel momento, se arrepentía de todo; en aquel preciso momento, quiso dar marcha atrás y haber sido la persona que Rynon y en general, el mundo, quería que fuera. Keon quiso echarse a llorar y no porque tuviera miedo a la muerte, sino porque se había dado cuenta de cuánto daño había hecho y del hecho de que Rynon tenía razón, jamás le había importado nada una mierda, sólo se preocupaba por sí mismo. Y por su pene.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 23, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Por la fuerzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora