Verse One;

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Jonghyun tecleó la palabra "vergüenza" en su laptop y visualizó los ojos de una joven de 18 años, de pie frente a una audiencia conformada por una decena de personas; entre putas y malnacidos. La vio acercarse al micrófono y carraspear la garganta un par de veces. Sintió su nerviosismo y el sudor de sus palmas pequeñas y blancas. Su cabello recogido en un moño alto y el excesivo maquillaje que una de las chicas había ayudado a poner en su agraciado y delicado rostro. Sus brazos se movieron hasta la base y vio fijo al hombre canoso y de mirada amenazadora que la tenía cautiva en ese asqueroso lugar desde hace años.


En su mente, lo maldijo doscientas veces y tomó finalmente el micrófono en su mano. La pequeña multitud aplaudió ligeramente mientras ella escuchaba un par de gritillos de las mujeres que trabajaban ahí. La estaban alabando y le daban palabras de aliento. Después de cinco años juntas, se había encariñado con ellas. En cambio, jamás podría perdonar a Jang Hyeonsang por haberla arrebatado de su hogar. El hombre no la había tratado mal nunca y jamás había intentado lastimarla o aprovecharse de ella, pero le bastaba tenerla enclaustrada en esa estúpida y minúscula habitación en la azotea del apestoso burdel, ahora convertido en el bar "Red Shoes". Donde podías disfrutar de una buena canción, con una cerveza en la mano y una mujer en la otra.

A pesar de lo descuidado del lugar, quienes iban de visita frecuentemente eran hombres de gran importancia en la política y sociedad de Corea del Sur. Senadores, artistas, magnates, CEOs. La crema y nata del país, ahí reunida mientras veían fijamente a la frágil señorita, temblando por no llorar de miedo. Habían pasado muchísimos años desde que se había parado en un escenario. Y sobraba decir que jamás había estado frente a tanta gente importante al mismo tiempo. Mucho menos acompañados de tan peculiares damas. Ni en un lugar tan proletario.

Con la sola mirada, el mafioso Jang Hyeonsang incitó a la joven a que se diera prisa para comenzar su espectáculo. Como si no fuera suficiente estar vestida tan ridículamente, también tenía que obedecer sumisamente a las órdenes de ese criminal. Inspiró con fuerza y comenzó su canción. Era simple, ligera y con ese toque de jovialidad que la caracterizaba como compositora. Y se acoplaba perfectamente con su voz de canario. Hyeonsang le decía a diario que podría hacerla famosa si tan sólo le diera la oportunidad de hablar "a solas" con ella.

Lee Jieun podía ser muchas cosas; terca, retraída, confiada, inocente, y poco equilibrada pero no era nada tonta. Sabía perfectamente que si se dejaba llevar por esa charla a solas, iba a terminar como cualquiera de las otras mujeres en Red Shoes.

Encerrada ahí por siempre y saltando entre las camas de los hombres más ricos e importantes de la nación. Y eso no era su sueño. Por ningún motivo iba a permitirse cometer el error de todas ellas. El error de su madre. Ni el error e irresponsabilidad de su padre, al dejarlas desamparadas a ambas. Sin ningún tipo de seguridad de que vivirían bien. Por eso Jang tuvo la oportunidad perfecta de ir a robarle a la familia Lee lo más preciado que tenían: Jieun.

Entró, tan fácil como abrir la puerta de su Porsche, acompañado y resguardado por dos mastodontes con cara de pocos amigos y pidió a la madre ver a la pequeña Jieun, con unos tiernos y recientes 13 años. La niña aún vestía su uniforme escolar cuando los dos guardaespaldas la tomaron de los delgaduchos brazos y la cargaron al auto.

-Fue un placer hacer negocios con usted, señora Lee. - Expresó Jang Hyeonsang a la madre de Jieun.

Y fueron las últimas palabras que ella escuchó en su casa, pues jamás volvió.

Desde ese día, Jieun vivió en una habitación pequeña en la azotea de un burdel a nombre del señor Song Jinwan, quien no era otro más que uno de la larga lista de falsas identidades del mafioso que la había comprado. Gong Seungbum. Bae Minseok. Kang Jaejung. Park Chansoo. Todos eran sujetos con el mismo rostro. No había forma de que se diera a conocer que todos esos "importantes nombres" eran la misma persona. El número uno en los criminales más buscados en el país. Y Jieun era su propiedad pero él jamás intentó nada con ella. La respetó, por muy extraño que pareciera.

Tinta y papel  ☾【 JongIU 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora