Verse Two;

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Jonghyun volvió a despertar ese día, esta vez en el piso de su estudio. Roo se subió en su pecho y le lamió la cara, como no funcionó las primeras veces, le mordió la nariz. El joven se sentó impositivamente y tuvo que sujetar a la perrita para que no se cayera de su cuerpo. La cargó y observó fijamente su cara.

— Roo, ¿soñé con Jieun? Fue eso, ¿cierto? — Preguntó a su mascota, manteniéndola cerca de su cuerpo. — No estuvo aquí ni nada por el estilo, todo fue una invención mía. Y menos con esa actitud... ¿No?

El animal ladeó la cabecita, sin comprender mucho y Jonghyun sonrió, aliviado. Abrazó a la canina hija que tenía y la cargó antes de ponerse de pie. Al salir de su estudio, no notó que el manuscrito no estaba dónde él lo había dejado.

Caminó tranquilamente a la sala y encendió la televisión, buscando alguna película con la cual distraerse para no pensar y tampoco ir a continuar la historia. Encontró Nothing Hill y recordó que era la película favorita de Key y, por añadidura, la que Minho tenía que ver siempre que la pasaban en televisión. Se deleitó tanto con la idea de que su mejor estuviera siendo "torturado" con esa pieza cinematográfica que no notó con que una cantidad considerable de cabello oscuro estaba en el sofá más grande.

Jonghyun continuó viendo la película hasta que un movimiento brusco en el mueble opuesto llamó su atención. Había una figura cubierta con una tela grande y desde la cual podía verse una larga mata de cabello negro con pequeños destellos rubios. El escritor miró el piso y suspiró, se acercó a Jieun y la tapó bien con el cobertor.

—Supongo que Ricitos de Cobre va a quedarse un buen rato aquí. — Dijo volviendo a su lugar y disminuyendo un poco el volumen de la televisión. — Más le vale tener una buena explicación.


Más entrada la tarde, Jonghyun tuvo que irse a trabajar. Como obviamente no le daba confianza dejar a Jieun en casa, decidió llevarla a Symptoms. Y llamar a Key. Él sabría cómo entretener a una chica de la edad de Jieun, aunque tal vez lo mejor fuera que él mismo lo hiciera. Era su creación.

— ¡Jonghyun! —Saludó el barista, antes de ver a la joven tras el mayor. — ¿Quién es tu amiga? — Preguntó con una sonrisa coqueta y recargándose en la barra.

Lee Taemin tenía 22 años, el cabello decolorado a rubio blanco, estaba estudiando la Universidad y también trabajaba medio tiempo en Symptoms. La única diferencia era que el menor no tenía días de descanso, usaba casi todo su salario para pagar la colegiatura de sus clases. Sus padres le habían dado la espalda cuando supieron que quería ir a la Universidad de Artes Escénicas de Seúl y no a estudiar Ingeniería Aeronáutica en el extranjero. Era un chico muy amable y juguetón, su mejor amigo, Kai, siempre estaba rondando por ahí, pidiendo cafés pendientes y demás.

—Hola, niño. — Dijo Jonghyun colocándose el mandil azul turquesa y yendo tras la barra. — Ella es Jieun, es mi...—Miró a la chica, que se mantenía inexpresiva, mirando alrededor de la cafetería. — Amiga. — Contempló, volviendo a mirar a Taemin. — No la molestes, no es de por aquí.

El rubio hizo un puchero y se giró para ver al mayor.

—Y dile al vago de Jongin que tampoco lo haga. — Agregó, cliqueando en la computadora del local algunas canciones que quería poner. — ¿Por qué pusiste tu rap feo aquí? Nadie va a venir a comprar si sólo escuchan palabras denigrantes, Taemin. —Lo regañó borrando la playlist del joven.

El barista se cruzó de brazos y se sentó en uno de los bancos de madera, viendo hacia Jieun, que ahora estaba observando fijamente en la televisión a uno de los grupos de chicas de moda. Jonghyun le había llevado una libreta y un lapicero para que se entretuviera mientras llegaba Kibum.

Tinta y papel  ☾【 JongIU 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora