Crónicas del Lirio Blanco, Vampiro

CAPITULO I DEMIAN

El camino a la casa de Balthazar fue lento y callado, nadie hablaba más que para indicar que el camino estaba despejado, todos me observaban de reojo, disimuladamente, yo miraba por la ventana, viendo el amplio mar frente a mí. Aun trataba de procesar todo lo que había pasado, como me sentía después de tanta muerte, separaciones, traiciones y despedidas planeadas.

Eric estaba en mis pensamientos, como siempre, pensando cómo se encontraba, quizás vivo o muerto. No muerto no, eso acabaría por destruirme. Dmitry me dio un reporte del destino de la Casa de Servidumbre, los cuales fueron enviados a Francia, entre ellos mi abuelo, eso me dejo más tranquila. No sabía cuándo lo volvería ver, cuando acabaría todo esto, todo este juego, este doloroso juego. Apreté mis manos, sentía ira por Lady Catalina, tan diabólicamente despiadada, trataba de usarme de alguna forma, por su puesto, para su conveniencia, ya tendría tiempo para vengarme de ella, de poner mis colmillos sobre esa piel de terciopelo y drenar sus secretos.

Por otro lado estaba Wladimir, quien era un ser sinestro y letal, lo percibí la primera ves que lo vi, en la fiesta del solsticio. Oscuridad envolvía su alma, nada le importaba más que el poder y la codicia, deseaba controlar el inframundo, o al menos eso veía.

Había tanto que descubrir, Eric había traicionado a María, quizás Balthazar no pasaría eso por alto ¿Cómo podría? Perdió a su hermana. Quizás nos traicionaría y tomaría mi sangre. Una parte de mi mente, tenía la idea que Balthazar esperaba esto, no socorrió a su hermana en ningún momento, de hecho desapareció, necesitaba respuestas. ¿Por qué me rescataron y decidieron ir donde él? Demian solo me indico que debíamos ir a su casa, por orden de mi hermano.

Ahora yo necesitaba rescatar a Eric, no puedo estar sin él, lo necesito a mi lado, hay un espacio en mi pecho, es lo única familia que tengo, no sé cómo llegar a él. Podría lograr persuadir a Balthazar de atacar el Clan de la Rosa, presionarlo con algo, darle algo a cambio. No descansaría hasta que Eric estuviera de vuelta.

Podría entregar parte de mi sangre, en prenda si fuera necesario. Según Belian era un Sangrial, un descendiente de Lilith con sangre Nephilim. Recordé un texto que mi madre me leyó hace ya varios años, un libro que ella siempre leía, donde hablaban de los hijos de los ángeles caídos, quienes yacieron con las mujeres de los hombres, conocidos como gigantes o Nephilim, pero en los relatos de mi madre, también se hablaba que algunos ángeles que se enamoraron de las bellas hijas de Lilith, la primera esposa de Adán, quien yació con demonios, creando nuevos seres impuros y repudiados por el creador, sedientos de sangre.

Ese tipo de ser era yo, un ser mezclado con sangre de ángel y de demonio, que por alguna razón no podía ser ni uno ni el otro, era una abominación. Pero también comprendía mi valía, porque estaba por sobre los vampiros y todos los Ilus, podía destruir a Lady Catalina y a Wladimir, y eso era mucho mejor que todo.

Pero todo este poder, que yacía en mis venas, ponía en peligro a otras personas, a quienes también amaba. Eric fue mi primer costo, perdiéndolo, luego fue Demian, rescatándome de Lady Catalina y recibiendo una flecha por mí. Quien ahora dormía tranquilamente en su camarote, tuvo suerte, no perforo su corazón, su herida ya sanaba completamente, gracias a las atenciones de Belian, de quien casi nada sabía, pero quien parecía conocer mucho de mí y del inframundo.

Necesitaba saber que estaba bien, él era importante para mí, tanto como Eric. Necesitaba pedirle que no fuera mi protector, que no deseaba perderlo, que era importante para mí. Necesitaba disculparme, remendar el daño que le había hecho, por las órdenes de mi hermano "proteger la flor", necesitaba decirle que era fuerte, que su olor a lilas me calmaba, que amaba ese dulce olor. Necesitaba hablarle.