Capitulo 1.

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NA: En los characters estan los nombres de las personas que interpretan a cada uno de los personajes.



-Lucia-

Me desperté en la mañana y frote mis manos sobre mis ojos como de costumbre. Estire mis brazos sobre mi cabeza y mis piernas las recogí y las estire de nuevo para relajar mis músculos y prepararlos para ponerlos en acción. Seria un largo día, tenia que hacer tareas pendientes del colegio, ultimo año no era para nada fácil. Quien te haya dicho que era fácil te mintió, amigo. Después de eso debía ir a la librería a trabajar horas extras porque había estado faltando por la gripe que tuve durante la semana pasada. Los lunes no eran mis días preferidos pero tocaba vivirlos y cumplir con las tareas de todos modos. No quería atrasarme con la rutina y hacer todo a ultimo momento. Debía también ordenar los papeles de viaje con Christopher, rayos lo había olvidado. Viajaremos en menos de un mes y aun no termino de ir a retirar los pasajes. Si aun viviera con mama estoy segura de que hace mucho ya habría entrado por la puerta del cuarto a gritarme que vaya al aeropuerto y retire los benditos pasajes. Sonreí para mi misma al recordar algunas de las veces en que mama me regañaba como una niña pequeña por distintos tipos de cosas. Puse mis brazos bajo mi cabeza y pensé un poco en ella. Debía llamarla, no hablaba con ella muy seguido desde que me mude a Londres. Vivir con Chris era totalmente espectacular pero mama siempre me hacia falta. Fruncí el ceño cuando una pregunta invadió mis pensamientos, ¿Christopher le habría dicho a mama que nos habíamos comprometido? ¡Debía contárselo si no había sido así!
Como sea la llamaría en la tarde entre el colegio y el trabajo y la pondría al día.

Gire sobre mi cuerpo sobre el colchón y las sabanas enredadas en la cama para encontrarme con la espalda de Christopher. El y su mala costumbre de darme la espalda. Reí. Jamas le reclamaría por eso porque amaba verlo así, amaba los lunares que decoraban su espalda y amaba como podía ver cada respiración que hacia cuando esta se encogía y se expandía. El me hacia pensar en cuan magnifica era la vida, cuan magnifico era algo tan simple como poder llenar tus pulmones de aire y escuchar los latidos de un corazón o sentirlos bajo la palma de tu mano. Sentir el calor de alguien rozando tu piel abrigandote y compartir algo tan hermoso como el amor con la persona correcta. El me había enseñado el gran significado de la vida, del alma, del estoy aquí y ahora. El significado de la palabra felicidad y como conllevarla. A veces me preguntaba ¿Qué seria de mi sin el? Y me hallaba con lagrimas en los ojos. Lagrimas de alegría y de esperanza de que jamas tuviera que hacerme esa pregunta buscando una respuesta real. Porque jamas podría estar un minuto sabiendo que el no estará ahí para mi cuando lo necesite.

Me pare de la cama sigilosamente y de puntitas camine hasta alcanzar la cómoda de madera que estaba frente a nuestra cama. Agarre entre mis manos la cámara que había comprado por navidad, que por cierto aun no la había usado y la encendí desprendiendo la tapa del lente.
Me acerque de nuevo a la cama y tan despacio como pude puse un pie sobre ella y luego me impulse para pararme en ella. Camine despacio hasta llegar a Christopher y me pare con cada una de mis piernas a cada lado de su torso. Salte una, dos y tres veces mientras reía con la cámara entre mis manos y vi como Chris empezó a abrir los ojos. Se puso boca arriba soltando un "Mhmm" y luego se froto los ojos y los abrió completamente dejándome ver el azul verdoso oscuro y profundo de ellos.

"Buenos días dormilón." Dije soltando una risita y presione el botón de la cámara haciendo click y soltando un flash sobre el rostro de mi novio.

Chris se tapo los ojos y rió con voz profunda.

"¿Por qué las fotos, amor?" Preguntó.

"Feliz primer día de comprometidos." Dije sonriendo y aplaste de nuevo el botón. Click, click, click. Flash, flash, flash.

"Vas a dejarme ciego antes de la boda, no podré ver tu vestido así." Dijo riendo y agarro cada una de mis piernas con sus manos tirando de ellas y haciéndome caer sentada sobre su abdomen.

Puse la cámara frente a mis ojos viendo por el pequeño agujero y enfoque. Click y otro flash ilumino su rostro, Chris cerro los ojos apretandolos por la molestia del flash.

"Basta." Susurro y con sus manos tomo la cámara de las mías y la puso a un lado sobre la cama. Tomo ambas de mis manos con las suyas y entrelazo nuestros dedos mientras no perdía el contacto visual conmigo.

"¿Qué?" Pregunté sin aliento y pestañee dos veces. "¿Algo anda mal?" Segunda pregunta.

El solo me miro y la comisura derecha de sus labios se levanto formando una media sonrisa. "Es solo que eres muy hermosa." Soltó y no hice mas que sonreír. Mi sonrisa se desvaneció y otra vez éramos solo los dos mirándonos y diciéndonos todo con los ojos como siempre lo hacíamos. En momentos como este las palabras no eran suficientes para nosotros. Sentía que nuestras miradas conectaban nuestras almas y nuestros corazones al mismo tiempo haciendo que que millones de mariposas revolotearan en mi estomago y mi piel se erizara.

Me incline y apoye mi pecho sobre el de el, puse mis codos a cada costado de su cabeza y nuestras narices chocaron. Me acerque un poco mas y roce mis labios con los suyos mientras sentía como sus manos acariciaban mis muslos y luego subían por mis gluteos hasta llegar a mi espalda y quedarse ahí. Sus dedos empezaron a hacer círculos sobre la tela de mi camisa y suspire sobre sus labios.

"Te amo." Le dije y presione mis labios sobre los suyos.

"Lo mismo digo." Dijo con los ojos cerrados cuando me aleje de el y luego sonreí. Bese su mejilla, me arrodillé y gatee para salir de la cama.

"Es una buena forma de levantarse." Siguió hablando y lo escuche reír mientras caminaba por la habitación hasta llegar al baño y encerrarme ahí.

...

Termine de bañarme y me vestí para ir al colegio. Me puse una blusa sin mangas y una falda rosa decorada con flores de distintos colores a la cintura que era tiro alto y acompañe el conjunto con unos tacones color chocolate como la blusa. En el cabello me hice una trenza estilo tiara y me maquille apenas, como lo hacia siempre. Lápiz labial, algo de rubor en las mejillas y sombra color marrón claro. Sonreí al ver mi reflejo en el espejo del baño y salí. Cuando pase al lado de la cama me estire sobre ella para agarrar la cámara y la colgué en mi cuello. Tome mi maleta camino a la cocina en la sala y cuando entre allí estaba Chris tomando leche con una galleta en la mano. Me miro de pies a cabeza y trago su comida.

"¿Algún chico en el instituto que quieras sorprender?" Me preguntó mientras daba otra mordida a su galleta. Me acerque a la nevera y mientras buscaba una botella de agua sonreí.

"Claro que si." Dije sarcástica. Chris tosió y soltó una risa.

"¿Cual es su nombre?" Hizo su segunda pregunta, gire mi cabeza para mirarlo y vi como tenia su ceño fruncido y los labios apretados mientras comía.

"Cállate." Le dije y camine hasta donde estaba el apoyado en el mesón y me pare de puntillas pera darle un beso ruidoso en el mentón. Christopher tenia veinticuatro años, había terminado el colegio hace mucho por lo tanto claramente no íbamos juntos. El había empezado a estudiar medicina general en la universidad hace dos años. "No quiero sorprender a nadie. Es solo que tengo una presentación en la clase de psicología y quiero verme bien." Dije y me senté en la pequeña mesa de centro que teníamos en la mitad de la cocina. "¿Que harás hoy?" Le pregunté.

El termino de tomar su leche y dejo el vaso en el lavabo. Se volteo a verme de nuevo y cruzo los brazos sobre su pecho. "Debo ir a recoger una prueba a la casa de Erik, la guardo por mi el día que falte y luego solo iré a la universidad como siempre, amor."

Baje la mirada y la alce de nuevo para verlo. "No me agrada Erik." Le dije fría y seria, tanto como podía serlo con el.

Christopher cerro los ojos y asintió despacio. "Lo se, pero debo ir. No me quedare ahí mucho tiempo."

No tenia ningún tipo de problema con los amigos de Christopher. Es mas me llevaba genial con ellos y siempre los invitaba a ver los partidos de fútbol americano en casa pero es solo que Erik jamas había sido de mi agrado. Había estado en prisión dos noches por que lo encontraron consumiendo en las calles a las tres de la madrugada, y entre los amigos mayores de Christopher solo comentaban que siempre estaba drogandose e inyectandose heroína.

"Esta bien." Dije y tome un sorbo de mi botella de agua.

Mi novio cruzo la cocina hasta llegar a mi y se inclino sobre la mesa para darme un beso en los labios. "Adiós" dijo al alejarse.

Cuando estaba por cruzar la puerta de la cocina le grite que se detuviera y giro sobre sus talones para verme con los ojos muy abiertos y las cejas alzadas con curiosidad.


"¡Sonríe!" Le grite y agarre la cámara y la puse frente a mis ojos. Christopher sonrió e hice el primer click, luego guiño el ojo e hice uno más.

El río y con su mano hizo un gesto para que vaya hacia el. "Ven aquí, saquemonos una juntos."

Me pare de la mesa en un segundo y corrí hasta el con la cámara en mis manos. Cuando llegue a el me tomo por la cintura con ambas de sus manos y me puso al frente de el dandole la espalda. Asomo su cabeza sobre mi hombro y beso mi mejilla cerrando los ojos. Estire mis brazos y gire la cámara para que el lente quede enfocando nos. Aplaste el botón y el flash salió.

"Te amo." Me dijo en el oído luego y se fue rápido de la cocina.

"¡TE AMO!" Grite mientras lo veía correr hasta la puerta y la cerro luego de salir.

...

Sali de casa unos veinte minutos luego de que Christopher se fuera a la casa de Erik y a la universidad. Hoy era uno de esos días en los que quería quedarme en casa viendo películas abrazada con el o comiendo helado de vainilla con manjar y galletas. Había faltado al colegio toda la semana pasada y la pereza que tenia de ir de nuevo al instituto estaba dominandome, pero sabia que debía ir, entregar las tareas atrasadas y ponerme al día con los nuevos temas que supuse serian algunos.

El camino al instituto fue rápido, escuchando a Ed Sheeran a todo volumen y gritando la letra de sus canciones el tiempo se iba volando. Los carros pasaban junto a mi mini cooper y las personas que conducían me veían y se reían de mis bailes rítmicos al ritmo de la música. Un buen día siempre se empezaba con un baile ridículo. Eso decía Christopher.

Cuando llegue al parqueo deje el carro en el estacionamiento de siempre y baje corriendo con mi maleta. Tenia cinco minutos de retraso y lo que menos necesitaba ahora eran puntos menos por llegar tarde.
Entre por la puerta principal y los pasillos ya estaban algo vacíos, la campana de la primera hora de clases ya había sonado y los alumnos de primer año estaban corriendo por todos lados desesperados y preocupados por entrar a sus clases.

Busque mi clase viendo el horario en la pantalla de mi celular y entre a clases. El resto del día en el colegio fue tal y como cualquier otro. Materias en las cuales debía recuperarme por las faltas, temas nuevos y clases de química que me aturdían. Nunca entendía química.

Salí del instituto a las tres de la tarde mas o menos, comí en el camino a la librería un sandwich de queso con aceitunas y luego pase comprando unas fundas que me había pedido Hailey, mi compañera de trabajo.
Cuando llegue a la librería note que había una gran cantidad de cajas esparcidas en el piso del local. Al parecer habían llegado nuevos libros y eso solo significaba que era una semana dura de trabajo porque las adolescentes y jóvenes venían a comprar sus sagas favoritas de a montones. Los juegos del hambre, cincuenta sombras de grey, divergente, maravilloso desastre, bajo la misma estrella, entre otros eran los favoritos de la gente. Vi a Hailey caminar por entre los estantes de los libros cargada de ellos y me grito "¡hey!" Yo le respondí de igual manera y descolgué mi maleta de mi hombro para ponerla sobre mi escritorio.

Estuve todo el resto de la tarde hasta que anocheció haciendo apuntes y ordenando los libros que habían llegado. Estante por estante y registrándolos en la computadora ordenadamente con números y códigos de seguridad. Habría sido una tarde aburrida si no hubiera sido por Hailey que había estado haciendo bromas sobre mi esponjoso trasero por mi "vestido de conveniencia". No se que haría sin ella aquí, era como una mejor amiga, o quizás hasta una hermana. La dueña de la librería, Cassandra había pasado por aquí a supervisar a eso de las seis y media de la tarde y nos había adelantado un sueldo porque se iría de viaje así que eso me alegraba un poco. Podía invitar a Chris a comer esta noche, o quizás mañana a un desayuno como se merece, no un par de galletas oreo y un vaso de leche fría. Yo se que acabamos de alquilar el departamento y no somos ricos pero me gustaría apoyarlo como pueda con mi sueldo y darle los desayunos que se merece. Por cierto, ahora que lo pienso es muy raro que no me haya llamado en toda la tarde. Me envió un mensaje de texto luego de salir de la casa que decía que llegaría temprano así que ya debería estar en casa.

Conduje lo mas rápido e impaciente que pude hasta casa. Eran las ocho y cuarenta y cinco de la noche y lo único que quería era llegar. Estaba exhausta y extrañaba a mi novio. Extrañaba mi cama. Lo primero que haría seria tirarme en ella y dormir hasta que la alarma me levantara.
Apreté los ojos cerrándolos al recordar que debía doblar la ropa que había dejado secando en la tarde.

Cuando llegue a casa aparque el carro en la acera y salí. Abrí la puerta trasera para agarrar mi maleta y unos carteles que debía decorar. Camine a oscuras por la vereda en dirección a mi puerta y cuando me pare frente a esta para abrirla sentí que algo en el bolsillo de mi falda comenzaba a vibrar. ¡Mi celular! Rayos. Tenia las manos ocupadas así que atendería al entrar, debía ser Chris llamando porque tarde mas que de costumbre. Abrí la puerta como pude y apenas entre prendí la luz de la sala y el corredor y deje mis cosas junto a la puerta, luego la cerré.
Era raro que todas luces hayan estado apagadas, siempre cuando llego ya están prendidas. ¿Chris había llegado o no? El vibrar de mi teléfono me saco de mis pensamientos y lo saque de mi bolsillo tan rápido como pude, vi un numero desconocido en la pantalla brillante y fruncí el ceño. Jamas me llamaban números desconocidos. Tal vez algo había pasado con el celular de Chris y había prestado uno por.

"¿Hola?" Dije contestando y me dirige a la cocina. "¿Christopher?"

"¿Lucia Rivers?" Preguntó una voz femenina del otro lado de la linea y escuche varias voces en el fondo. Había eco.

"Con ella hablas. ¿En que puedo ayudarte?" Pregunté sin rodeos. Si llamaban a cobrarme el arriendo tan pronto iba a morir, aun no habíamos juntado todo el dinero.

"Buenas noches Lucia, te estamos llamando desde el Hospital Royal." Mi sangre se congelo y mi corazón se detuvo por milésimas de segundo al escuchar las palabras de la mujer del otro lado de la linea.

Tome con ambas manos el teléfono y lo apoye tan cerca de mi oreja como pude mientras respiraba apresuradamente. "¿Que paso?" Dije con desesperación y mi voz tembló.

"¿Eres tu amiga, pariente o tienes algún tipo de relación con Christopher Dylon?" Me preguntó. Mis ojos se llenaron de lagrimas y mi corazón acelerado parecía colapsar.

"¡Si! ¡Si! ¡Soy su novia! ¿Esta el bien?" Grite cuando sentí que tardo en responder. "¿HOLA?" Estaba desesperada.

"Christopher tuvo un accidente automovilístico necesitamos que vengas enseguida." Dijo su fría voz y un nudo se formo en mi garganta. Solloce y mi teléfono se resbalo de mis manos para caer en el piso. Se estrello y la pantalla se fue a blanco.
Me agache y lo tome en mis manos temblorosas mientras lagrimas rodaban por mis mejillas y caían sobre las baldosas de la cocina.

"¿HOLA? ¿HOLA?" Grite y aplaste la pantalla del teléfono varias veces pero estaba todo blanco. No servia.

Los siguientes momentos fueron flashes en el tiempo. Yo saliendo como un rayo de la casa, tomando las llaves y subiendo al carro. Con el corazón en la garganta y mis pensamientos ahogandome hasta que llegue al hospital. Baje del carro y entre sollozos pedía porque el estuviera bien, ponía la palma de mi mano sobre mi pecho y arrugaba la tela de mi blusa en desesperación. Me estaba dando un ataque y las preguntas en mi mente estaban haciendo todo esto una pesadilla.
Sin pensarlo mientras entraba al hospital empece a orar, susurrar "por favor" un millón de veces y pensar que todo estaría bien.

Atravesé los pasillos escuchando las ruedas de las camillas rodar sobre el piso y los doctores llamando a otros doctores. Las enfermeras y los enfermos hablando. Todo sonaba como un eco, como si las palabras fueran arrastradas por el tiempo. Por cada segundo que pasaba.

Cuando llegue a recepción allí estaba una enfermera vestida con una bata azul. Tenia una pluma en su mano y estaba escribiendo en papel. Llevaba unos lentes y un moño alto.

"Hola, vengo por Christopher Dylon." Le dije tratando de no tartamudear y tratando de relajarme.

Ella me miro y ninguna expresión fue visible en su rostro.

"¿Lucia Rivers?" Preguntó y asentí frenéticamente. "Los doctores ingresaron la camilla en emergencias hace quince minutos cariño. Debes esperar." Cuando las palabras salieron de su boca mis ojos se abrieron y toda la sangre de mi cuerpo se fue a mis pies.

"¡¿Que le sucedió a Chris?!" Grite y golpee con puños cerrados el escritorio. "¡Dime! ¡Demonios!" Cubrí mi rostro con ambas de mis manos y solloce mientras mas lagrimas recorrían mis mejillas. Me estaba ahogando tratando de respirar y mi corazón estaba volviendo loco bajo mi piel.

"Cariño.." Dijo ella apoyando una mano en mi hombro y cuando estaba a punto de hablar escuche las puertas metálicas de emergencia abrirse y alce mi cabeza instantáneamente para ver hacia ellas.

Un tipo de baja blanca salió de allí y camino por el pasillo de la clínica directo hacia donde estaba yo. Mis ojos ardían y mi mirada estaba nublada. Vi como sus pies daban un paso tras otro por el piso de la clínica y todo pareció moverse en cámara lenta hasta que el llego a recepción y se paro frente a mi y luego miro a la enfermera vestida de azul.

"Maria, ¿los parientes de Christopher Dylon?" Preguntó a la señora.

"¡YO!" Grite y sacudí su hombro sin vergüenza. Lo mire expectante. Las lagrimas nunca pararon de brotar de mis ojos. "¿El esta bien no?" Pregunté y sonreí. Yo sabia que el estaba bien, lo sentía. El estaba bien. Algo dentro de mi me lo decía. "¿NO?" Pregunté de nuevo y mi sonrisa se desvaneció mientras mis ojos se ahogaban en lagrimas. Pestañee varias veces y mire al jamas perdí el contacto visual con el tipo de bata blanca.

"Lo siento." Dijo el tipo y mis rodillas se volvieron débiles. "Lo siento tanto, cariño." Repitió y apoyo una mano en mi hombro.

"Yo se que el esta bien." Le dije mirándolo fijamente y sonreí de nuevo. Mis lagrimas rozaron mis labios y mi nariz goteaba. "Dígame la verdad, el esta bien." Le dije y finalmente mis rodillas se rindieron y caí sobre el suelo.
Arrodillada y con las palmas abiertas sobre el piso frío del lugar. Entrelace mis manos juntas y me hice un ovillo apoyando mi frente sobre estas.

"¡YO SE QUE EL ESTA BIEN!" Grite con todas las fuerzas que había en mi.
"¡EL ESTA BIEN! ¡MALDITA SEA!" Grite de nuevo y me levante rápidamente y limpiando las lagrimas de un manotazo. Tropecé y me levante de nuevo, corriendo por el pasillo hasta la sala de emergencias. Abrí las puertas sin pensarlo y muchas miradas se dirigieron a mi en asombro. Pasee por el lugar, era horrible. No era la única en este estado allí. Pasee abriendo cortinas por el lugar. Abriendo y cerrado cortinas celestes, escuchado el sonido que hacían al correrse. El sonido mas horrible que había escuchado.

"¡Srta Rivers! Escuche al doctor de antes gritando mi nombre luego de escuchar las puertas abrirse de nuevo. "¡Srta Rivers!" Escuche ahora a la enfermera. Pero yo no estaba reaccionando en ese momento. Ellos estaban mintiendo y quería ver a Christopher. Quería escuchar su voz y verlo sonreír. Quería que me dijera "amor" y quería que nos larguemos de aquí para ver una película en casa.

Solo faltaba una cortina mas cuando sentí que alguien envolvía sus brazos en mi cuerpo y me apretaba. Tiraban de mi y escuchaba voces diciéndome que me calme. Pronto escuche al doctor llamar a los guardias de seguridad y la enfermera de azul se puso frente a mi diciéndome que me calme. Mi mente había bloqueado sus voces, había bloqueado todo en realidad. Solo escuchaba mis gritos y mis sollozos mientras pateaba y estiraba mis brazos hacia las ultimas cortinas que debía correr para verlo.
Di un manotazo cuando la enfermera trato de abrazarme y le pegue. Mi mano fue a parar directamente en su mejilla y ella se corrió del camino y yo la mire tropezar y luego mire al frente de nuevo. Mi mirada fue a parar a las cortinas de nuevo. Pude verlo. Sabia que era el, vi sus piernas. La cortina solo lo cubría hasta la mitad del cuerpo. Eran sus zapatos favoritos los que traía puestos y eran los jeans que yo le había regalado los que cargaba.
Sonreí al verlo, el estaba allí. Mis gritos habían cesado y ya no pataleaba.

"¡Chris!" Lo llame. "¡CHRIS!" Lo llame una y otra vez, y no contestaba. Grite hasta que mis pulmones y mi garganta no dieron mas y entonces mis ojos volvieron a llenarse de lagrimas cuando baje un poco mas la mirada y vi una mancha enorme de sangre esparcida junto a la parte superior de su camilla. La cortina lo cubría a el pero no llegaba hasta el piso.

Mis pensamientos se fueron a blanco cuando vi el gran charco y solo pude salir del trance cuando mi mirada se enfoco tanto en el que note como una gota de sangre mas caía sobre el montón que se hallaba en el piso.

"¡ESTA SANGRANDO!" Grite y los doctores y los de seguridad que ya me habían soltado y estaban solo observándome volvieron a envolver sus brazos en mi. "¡MALDICION! ¡ESTA SANGRANDO! ¡AYUDENLO!" Grite y volví a patalear. Las personas al rededor me veían con pena mientras los guardias tomaban mis brazos y el doctor cargaba mis pies sacándome de la sala de emergencias. Mis gritos no paraban. Desde insultos hasta maldiciones en contra del mundo. Mi corazón se estaba muriendo, podía sentir como mi alma lloraba tanto como yo y nadaba entre penas y dolores. El nudo que había crecido en mi garganta simplemente ya no podía crecer mas, mi visión ya no podía nublarse mas. La vida se me iba de las manos en segundos y entonces podía empezar a sentirlo. Lo sentía entre el eco del hospital y mis gritos desgarradores. Sentía como mi lazo con el se rompía. Sentía como se iba de mi.

RESERVADO   - h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora