Capitulo 3.

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-lucia-

"¡MALDITA SEA TU VIDA Y MALDITO SEAS TU!" Grite y mi garganta ardió, lagrimas corrían incesantes por mis mejillas y mis ojos estaban en llamas. Golpee la puerta del consultorio del doctor tres veces mas con mis puños apretados, mis nudillos estaban de un tono rojizo al igual que mis palmas. "ERES UNA MALDITA MIERDA TU Y TU PUTA CLINICA" Patee la puerta esta vez y me deje caer al piso sobre mis rodillas. Cubrí mi cara con mis manos y solloce, mi espalda estaba arqueada y mi abdomen contrayendose rítmicamente.

Las personas caminaban a mi lado y al rededor y me miraban aterrados, sus miradas decían desde "que pena", hasta "saquen a esta puta loca de aquí" pero su opinión me importaba nada. Yo solo quería a mi Chris aquí. Lo quería abrazandome y diciendome que vayamos a casa, que pronto tendríamos dinero para comprar el cachorro que tanto queríamos y que algún día no necesitaríamos ahorrar para pagar la casa porque tendríamos una propia. Lo quería envolviendo sus brazos al rededor de mi cintura, apoyando su mentón en mi hombro y besando mi mejilla mientras me decía que me amaba.

"Te odio" grite dando un manotazo de repente en la puerta del imbécil del medico de nuevo. Estaba arrodillada con mi cabeza hacia abajo, mi cabello caía a los costados y mis lagrimas chocaban con el suelo haciendo un pequeño charco. Levante mi cabeza y empece a dar puñetazos a la puerta de nuevo. "desearía que mueras." Dije acercando mis labios a la ranura de la puerta esperando que me escuche. "Desearía tanto que fueras tu." Susurre de nuevo y entonces apoye mis manos abiertas en el piso y me deslice hasta quedar recostada boca abajo. El frío de las baldosas se pego a mi piel y un escalofrío recorrió mi columna.

Mis párpados pesaban y mis ojos amenazaban con cerrarse, recogí mis piernas y las abrace apretándolas contra mi pecho.
Frente a mi estaba la recepción del hospital y detrás del escritorio estaba parada la misma mujer de traje azul que me llamo a darme la noticia. Sentía su mirada clavada en mi, todo el tiempo la sentí. Seguramente pensaba que era una ridícula y se repetía "pobre niña" una y otra vez en su cabeza. Levante la mirada y la encontré viéndome. La mire fijamente a los ojos y no aparte mi mirada de ella, no por nada personal, solo porque quería que se sientan miserables por haberlo dejado ir y no haber dado lo mejor de ellos para ayudarlo. El pensar en cuanto pudo haber estado sufriendo hacia que mi corazón se contrajera y se sintiera morir. Pensando en el sufriendo o pensando que todo acabaría me llenaba el alma de decepción y tristeza al mismo tiempo.

Un chico de cabello oscuro y rizado me saco del mundo por un segundo, me desconecto de el. Se paro justo en frente de la enfermera bloqueandola de mis vista. Empezó a hablar con ella y la mujer señalo la puerta que estaba detrás de mi. El consultorio. El chico giro sobre sus talones y cuando dirigió su mirada a la puerta inmediatamente la bajo y se encontró con una chica tirada en el piso del lugar con los ojos rojos y la cara empapada de lagrimas, se volteo rápidamente de nuevo dándome la espalda de nuevo y hablo un poco mas con la enfermera. Tal vez le estaba preguntando sobre mi, o tal vez le importaba tan poco como a los demás. Porque eso es lo que haces cuando vez a alguien así, ¿no? Si ves a alguien llorado por algo o alguien solo piensas "oh, que lastima" pero jamas te involucras lo suficiente para saber que hay detrás de las lagrimas de esa persona, porque a la mayoría de la población solo le importa su situación y no la de los demás, en lo absoluto. Si no te pasa a ti entonces de que sirve gastar tu tiempo en comprender, ¿no es así?

Otra vez mis párpados empezaron a caer y esta vez cerré los ojos dandole a la espalda del chico mi ultima mirada antes de caer en un gran agujero negro llamado sueño.

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⏰ Última actualización: Apr 06, 2014 ⏰

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