"Ilusiones".
"Vamos a hacer algo de papeleo antes de ir a comer. Antes de tu pequeña... iniciación conmigo." Bill habló rápidamente, caminando hasta la puerta de su oficina y abriéndola de nuevo. Por tercera vez en el día.
"¿Iniciación?" Preguntó Dipper, yendo tras él y cerrando la puerta sin hacer ruido. Se acercó y levantó la vista hacia la extraña, pero muy bien decorada habitación. Podía jurar que vio algún tipo de dientes en el escritorio. Hm. Tragó.
Bill simplemente tarareaba para sí mismo y tomó la mochila del hombre, quitándosela mientras rodeaba su escritorio, sentándose y depositando la bolsa delante de él, pasándola rápidamente y abriéndola. "Veamos..."
Dipper protestó por un momento antes de recordar su lugar y permanecer quieto. Se aclaró la garganta y tragó, apretando los labios y mirando alrededor de la cabina de la oficina una vez más, veía ociosamente al capitán por el rabillo del ojo.
Ignorando la protesta, el hombre sacó algunos de los papeles, antes de parpadear ante una barra de pan, sacándola y poniéndola a un lado. Luego, él tarareó una vieja melodía, hojeando todos los papeles antes de tirar la bolsa vacía a un lado. "¡Así que! Vamos a hablar de coordenadas. Nuestro destino, nuestro trato... qué esperar en el camino." Empezó, quitándose los guantes un solo dedo a la vez, antes de ponerlos a un lado. Tenía muchos anillos de oro, y un tatuaje de un ojo con una X sobre el mismo en la parte superior de su mano derecha.
Dipper notó distraídamente el tatuaje. "Bien." Se puso de pie y caminó detrás de la mesa, mirando los papeles con Bill. Se inclinó un poco para verlos mejor.
Bill tarareó y golpeó sus pies hacia abajo, extendiendo algunas de las notas con el fin de revelar su mapa europeo, que mostraba vívidos detalles de la región. Francia e Inglaterra y España todos claros sobre el papel rizado. "Nos dirigimos a Francia a partir de ahora, y tomará Dios sabe cuánto tiempo llegar allí. Pero esto es por lo que te tenemos, Pine Tree". Habló, tocando en el papel un poco. "Al otro lado del Atlántico norte, tooodo el camino a través de la bahía de Vizcaya. Hacia Francia y España, pero". Él levantó la mano un poco. "Te puedo asegurar que no será ni seguro, ni será decepcionante. Habrá barcos que nos atacarán, y habrá cosas por las que Dios prohibió acechar en esas aguas." Bill se volteó un poco, su expresión seria. "No me llaman la Plaga de los Siete Mares por nada".
Dipper observó mientras sus dedos se movían sobre el mapa. Eso estaba tan lejos... Empezó a sentirse un poco enfermo por los nervios, aunque la emoción se hizo cargo poco después. ¡Iba a ver Francia! Se giró hacia las palabras de Bill otra vez. "Claro. Sí." Asintió, rápido y con ganas. Antes de retroceder.
"Sí, lo sé, lo entiendo. Perdóname." Tragó.
"Yo... yo... honestamente no tengo mucha experiencia en esgrima." Tragó y miró a Bill, tratando de cambiar de tema antes de que Bill pudiera ponerlo a prueba.
"¿Perdonarte?" Bill se echó a reír, echándose atrás y empujando al chico con entusiasmo, una sonrisa perfecta plasmada en su rostro. "¡Eres gracioso, chico! ¡Tranquilízate!" Bill se detuvo un poco, bajando su mano mientras la curiosidad plagaba sus facciones.
Dipper rió un poco incómodo mientras negaba con la cabeza antes de detenerse al mismo tiempo que Bill, su ceja se contrajo con curiosidad antes de tragar.
El hombre rubio se puso de pie con un golpe de talón, radiante hacia el otro con las manos levantadas, su ámbar y dorado ojo miró sobre su expresión por algún tipo de pista. "¿Experiencia en esgrima?" Se burló, mirando por un momento en sus pensamientos. "Sólo tengo una cosa para la esgrima. Una épée(1)... creo. El resto son sólo espadas..." Bill continuó, tocando su muslo con los dedos, atrapado en sus pensamientos, sintiendo las cuentas de su sombrero. "¡¿Qué tal esto?! Yo puedo enseñarte. Usaré una de mis espadas, y tú usarás la sucia cosa de esgrima. ¡Entonces lo tendremos!"
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Devil With A Silver Compass |Billdip-Traducción|
Fanfiction"Demonio con una brújula plateada" Algunos le decían rata. Otros, el Dios de Oro. Y los demás... bueno, ellos no eran tan amables ni estaban tan agradecidos. Dios los bendiga a todos, dondequiera que se encuentren. Pero esto era territorio inexplora...