7.- Anecdotas

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Al otro día me levanté como a las doce porque escuche unos sollozos, me paré y vi al Manu en la orilla del colchón con los ojos súper rojos, me preocupé así que me acerqué y le pregunté que le pasaba, pero no respondía.

-Oye, que pasa?- pregunté preocupada

-Na...nada- logró decir entre sollozos

-No puedes estar así por "nada"- le dije, lo abrase y sentí como temblaba y mi hombro se iba empapando de a poco.

-Del lugar que venimos, es de mi casa fue atacada por esos monstruos, mis padres nos defendieron y nosotros salimos corriendo hacia acá, solo logré ver cómo eran mordidos por ellos y.... – Se puso a llorar otra vez-

Lo abrazé más fuerte hasta que los demás despertaron y también lo abrazaron.

Luego que dejó de llorar fuimos a tomar desayuno, había pan y mantequilla entonces tostamos el pan y comimos. Pasaron varios días con una rutina de comer y dormir todos juntos.

Un día hacia tanto frío que estábamos todos juntos tapados con una frazada, este era el orden: Rena, Romí, Jaime, Fran, Cony, Cristóbal, Manu, Yo, Dani y el Nico. Ya nos habíamos hecho muy buenos amigos, estábamos muertos de la risa porque el Cristóbal y la Romí eran muy chistosos, encontraban talla para todo. Los días siguentes saliamos a buscar comida en parejas hechas al azar y saliamos un hombre y una mujer por pareja. La Fran iba con el Jaime, la Cony con el Cristobal, el Manu conmigo y la Dani con el Nico, cada día que pasaba nos conociamos más entre nosotros. Un día nos habíamos levantado temprano que en la noche no nos costó nada quedarnos dormidos, pero la Dani, la Fran y yo no nos pudimos quedar dormidas, se nos ocurrió la idea de que al que teníamos al lado (ósea el que nos gustaba) le robáramos un beso, pero largo si despertaba y lo correspondía lo seguíamos, pero si no nos hacíamos las dormidas. Se los dimos y primero despertó el de la Dani, pero lo correspondió y lo siguieron, luego despertó el Manu y también me lo correspondió, lo seguimos y luego despertó el Jaime, pero este no lo correspondió por lo cual salió corriendo del lugar hacia el baño. La Fran se sentía tan culpable que salió corriendo tras él, cuando llegó golpeó la puerta, pero no obtuvo respuesta, así que entró y vio al Jaime llorando y le preguntó porque lloraba y le dijo que sus labios le recordaban a su madre, la cual había perdido, ella lo consoló y le dio otro beso, pero este más largo y con más cariño que el anterior. Salieron del baño los dos de la mano y volvieron a acostarse nosotros seis dormimos muy juntos, obvio cada uno con la persona la cual habían besado. Despertamos en la noche porque teníamos hambre, pero cuando despertamos no vimos al Rena ni a la Romí, los fuimos a buscar y los encontramos en otra pieza y se estaban comiendo, nos sorprendimos, pero los dejamos, no queríamos cagarles el momento. Pasaron varios meses, aún nos quedaba comida porque dormíamos más de lo que comíamos

En ese tiempo el Rena con la Romí estaban pololeando y todos sabíamos, los demás solo andábamos, pero un día el Manu me llevo a un balcón de la casa y me preguntó si quería pololear con él, yo obviamente acepté y le di un beso muy largo.

Ya habían pasado cinco años y todos estábamos pololeando, ya todos teníamos entre veinte a veintidós y la comida la salíamos a buscar durante el día, sin hacer bulla ya que los zombis reaccionaban al sonido. Un día solo por ver si la tele de alguna manera recibía señal de alguna parte la prendí, total no perdía nada al intentarlo, la prendí y busque, de repente el televisor captó una señal de noticias las cuales decían que aún hay gente sana y que ellos estaban en una base militar, llamé a los niños para que vinieran rápido, vieron el televisor y quedaron en shock, nosotros pensábamos que éramos los únicos sanos en la tierra, pero al parecer no, nadie se inmuto en ir a esa base. 

No es una simple celebraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora