CAPÍTULO 1

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AÑOS ATRÁS

-- ¡Vani! ¡Vani!

El joven corrió al encuentro de la muchacha con las lágrimas de cocodrilo desbordando por las mejillas.

Abrazó a la muchacha por la barriga, siendo a causa de su baja estatura, y miró a la chica con un puchero. La muchacha soltó una pequeña carcajada al imaginarse lo que pasaba.

-- ¿Qué pasó Luffy?

-- ¡Ace me a pegado otra vez! ¡Regañalo!

Como si lo hubieran invocado el mayor apareció corriendo a su encuentro bastante malhumorado.

-- ¡Luffy deja de llorar! ¡Tienes 13 años, ya no eres un niño!

-- ¡Ace! -- La joven lo miró severa, aunque en realidad estaba conteniendo la risa. -- ¡Deja de meterte con tu hermano!

Que gusto daba ser la mayor y a parte mujer, podías hacer rabear a tus amigos sin recibir consecuencias a cambio. Vio la expresión de asombro y molestia de Ace y no pudo evitar soltar una carcajada.

-- ¡Vanelope no me jodas! ¡Sabes perfectamente que yo no he hecho nada! ¡Es Luffy que es un caprichoso!

-- Sí, pero tu eres el mayor que se pone a la altura de un mocoso de 13.

Luffy abrió los ojos como platos y acto seguido se separó de la joven para dar un salto acabando en la posición del Dab.

-- ¡PRRA! ¡En todo el orgullo!

Ace estaba rojo de la vergüenza. Su hermano y su mejor amiga se estaban burlando de él a más no poder y ni siquiera sabía que responder. Finalmente se le encendió la bombilla.

-- Por lo menos yo no ando de niño pequeño, llorón y mimado a los 13 años de edad que tienes. Sigues siendo un bebé de teta. -- Se cruzó de brazos mirándolo triunfante.

-- ¡Yo no soy ningún bebé!

-- ¿Entonces por qué estabas llorando en los brazos de Vani? ¿Eh?

-- ¡Porque me da la gana! ¡Pero no soy ningún bebé! ¡Soy más fuerte que tú!

-- ¡Y una mierda!

En menos que se tarda en decirlo ya se encontraban uno encima del otro a puño limpio.

La muchacha de cabellos plateados puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. Esos dos no tenían remedio.

Alzó los puños y de un solo golpe los dejó pegados al suelo, con dos chichones enormes reluciendo en su cabeza.

-- ¡Iteeee! -- Exclamaron ambos a la vez llevándose las manos a la cabeza.

-- Venga, dejaros de tonterías y elegid. ¿Cara o cruz?

Los hermanos alzaron la vista para ver a la joven que ahora hacía saltar una moneda en la palma de su mano. Se miraron algo indecisos. Cuando la chica sacaba la moneda nada bueno pasaba.

-- ¿Cara? -- Respondieron al unísono.

La chica lanzó la moneda al aire y la atrapó. Abrió la palma para ver que había tocado y mostró una enorme sonrisa. Les enseñó la moneda, que indicaba cruz, a los chicos y estos se asustaron al ver la sonrisa macabra que les mostraba.

-- Elijo yo. Así que elijo juego.

-- ¡Hay mi madre, siempre que jugamos contigo acabamos mal! -- Exclamó Ace alarmado.

Su hermano asintió con fervor dándole la razón al mayor. La última vez acabó colgando del acantilado y a poco estuvo de despeñarse sobre las rocas y el mar. ¡Y ni siquiera recordaba como diablos había terminado en semejante situación!

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