Capitulo 1

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El sol estaba en lo alto del cielo. Podía ver claramente su reflejo que se extendía sobre el mar. El amanecer me daba cierta satisfacción, ya que eso significaba que iba a tener mis piernas de nuevo. No odiaba nadar, ya que formaba parte de mi naturaleza de sirena pero cuando lo hacía, extrañaba un poco mi vida en tierra firme. Todas las noches, cuando la marea sube, me transformo. 

Me escapé de casa, ósea del mar, hace tres años. Cuando llegué aquí, tuve que aprender su lengua, la de los humanos, porque no me podía comunicar.  Ahora, tres años después, obtuve trabajo en la cafetería de la isla. Tengo pocos amigos, y vivo sola, ya que me escapo todos los días y no regreso hasta que sea de mañana. Cuando el sol se eleva, mis piernas aparecen. Una sola gota de agua sobre mi cuerpo y pum... la cola aparece. Siempre debo tener cuidado con los baldes. 

Mi mejor amiga y compañera de trabajo se llama Melani. Nos conocimos en el trabajo hace dos años y medio, y nos hicimos inseparables. Nunca le conté a nadie mi secreto, porque tengo miedo de que me hagan daño, si saben que soy diferente. Ella me dice que soy un poco antisocial, y se queja de que no voy a las fiestas nocturnas que organiza. Pero ella no sabe que si voy, tendré que arrastrarme todo el camino hasta su casa. 

Mi otro compañero de trabajo, Steven, es muy... bueno. Muy lindo. Aunque lindo, no lo define completamente. Es amable, gracioso, sexy, fuerte, estudia karate y... me quedaría toooodo el día hablando de él. Somos amigos hace un año, cuando entró a trabajar con Mel y yo, en la vieja Cafetería de La Luna. Un lugar muy divertido cuando es fin de semana, donde se reúnen los chicos y chicas para pasar un buen rato. Y yo, bueno, además de Melani y Steven, no hablo con mucha gente, a menos que sea para tomarles su pedido. Sólo nosotros tres. Los compañeritos de trabajo. 

Nuestro jefe, Eliot, es el mejor jefe del mundo. Nos deja comer allí, y divertirnos un rato. Obviamente que nos quejamos siempre cuando ciertos clientes entran, pero tratamos de poner la mejor cara posible. Hay viene el pesado de las tostadas, o llegó la chica latte. Siempre nos burlados de todos. Más de uno deja buena propina, y no solo eso: Números de teléfono, cartas de invitación a fiestas, mensajes, caramelos, etc. Tengo un tacho de basura con toooodos los números de los chicos que me hacen guiños o sonrisas de más. Yo, sólo tengo mis ojos marrones para uno. Y ya saben de quien les hablo. Steven. Suspiro cada vez que lo veo. Melani me dice que soy una mala actriz y que él se dará cuenta, algún día. Aunque eso... lo dudo ya que es un poco despistado. 

Yo sé que se preguntarán porque me fui de casa ¿no? Les contaré la historia. Resulta que los 16 años para una sirena es lo peor que nos puede pasar, porque nuestros padres nos obligan a casarnos con alguien que no conocemos. Un príncipe de otro mar, o algún otro pez que se les cruce por su cabeza llena de algas. Como rey del Mar Sibérico, Arlec, mi padre quería que me casara con el Príncipe Lucian , pero claro que yo no estaba de acuerdo con eso. Mi madre, la Reina Mirla, como siempre se quedaba callada sin decir nada, entonces discutí con mi padre y escapé cuando supe que se avecinaba una tormenta. Era la oportunidad perfecta para huir, y la aproveché. No me iba a quedar con los brazos cruzados ante tal injusticia. Y no iba a aceptar a alguien que no conocía, y que no estaba enamorada. 

No me imagino que habrá hecho mi padre cuando se enteró de que escapé, pero tampoco me importaba. Así que, ahora con 19 años, estoy aquí viviendo como una mortal (cosa que no soy), con un trabajo normal, un departamento y sin nadie que me moleste. 

Me puse la ropa que había preparado en la noche. Un short negro y una musculosa fucsia. Caminé hasta mi bicicleta, que había escondido entre las grandes rocas que bordeaban el mar. Cuando la encontré me subí y fui directo a mi depto. Hacía mucho calor, era pleno enero y la ropa se me pegaba al cuerpo. Llegué al edificio donde vivía, guardé la bici en el garaje y cerré la puerta. Tomé las llaves del bolsillo del short y abrí la puerta de entrada. Lo bueno de la ubicación que elegí para vivir es la hermosa vista al mar. A veces, me pongo triste si recuerdo mis días en él, pero enseguida borro esos recuerdos. No voy a volver. Este es ahora mi hogar. Tengo todo lo que quiero. Entré al ascensor y apreté el número 3. 

La Magia de la Noche (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora