Era el primer recreo, el profesor de matemáticas había faltado y el de religión no hace clases en si, así que decidimos salir a jugar al patio que se encontraba medianamente vacío.
El juego consistía en tomarse la pierna que más te acomodaba, subirla sobre la cadera mientras saltas con un pie para derribar a los demás.
Digamos que el Javier los derribó a todos, una virtud extra por hacer bastante basquetbol.
A los últimos él se cansó, ya que saltaba mucho más largo que los demás y con más fuerza, por lo que mi grupo quedó con una desventaja notable.
A última hora quise poner más esfuerzo, intentando derribarte ya que, no se, fuiste el primero en frente.
Digamos que tu quisiste lo mismo, pero tus piernas son más largas que las mías por lo que era más probable que lograras ponerla debajo de la mía y tirarme hacia atrás al subir tu pierna.
Tal como predije, lo hiciste, pero no pude ver venir que me desestabilizaría tanto que casi me doblo un pie de no ser porque tú estabas ahí.
Prácticamente bajaste el pie que debía estar arriba, por lo que perdiste, pero fue para estabilizarte para evitar que cayera.
Dios, ese momento, en el que casi me caigo fue de los mejores de mi vida.
Estaba casi sobre tu pecho pero de pie, a punto de caer de no ser por estar sostenido...por ti.
Al darme cuenta que no me dolió, giré la mirada para verte, mientras tú también me mirabas y sentí...que solo existiamos los dos.
Ya no habían personas criticándote.
Ya no existía el amor no correspondido de mi amor no correspondido.
Solo existiamos los dos.
Nuestros rostros se iban acercando, antes de ello le di una ojeada a nuestro alrededor y estábamos en el patio solos... Nuestros amigos desaparecieron...
Al sentir tu respiración cercana a mi boca me puse nervioso, nunca había besado a nadie... Aunque no parecía importarte al momento de unir nuestros labios.
Un sutil beso.
Una tierna caricia.
Un cálido sentimiento brotaba de mi pecho, mientras empezábamos, tímidamente, a mover los labios.
Eran unos roces demasiado suaves para considerarse un beso común, mas, puedo afirmarles, fue el mejor primer beso que puedo contar.
Al separarnos por falta de aire, me enderece mientras le miraba, parecía que pensara en algo.
"-Me gustas."
Ese fue el momento en el que supe que pensabas.
Ya no tenia necesidad de huir, de esconderme y llorar por algo sin futuro, ya que lo tenía.
Te abracé, te dije lo que sentía, nos volvimos a besar y de eso ya 23 años.
23 años que fueron los mejores de mi vida.
Tengo 38 ahora, un 14 de octubre de 2039.
Y en realidad, vivo feliz contigo, junto a nuestros bellos hijos.
Mis padres nos aceptaron aunque siguen pensando que un chico les arrebató a su preciado hijo.
En otras palabras, todo lo que vivimos valió la pena al llegar a este momento.
Soy feliz y no terminaría de otra forma.
Gracias, Ricardo, por hacerme el hombre más feliz del mundo...
...y feliz aniversario.
ESTÁS LEYENDO
Lo que ocultan mis ojos (Shonen ai/Gay)
Short StoryEsta historia trata de algo común, un chico que se enamora, pero le gusta otro chico y ese otro chico ya le gusta alguien... ¿Quieres conocer sus reacciones a sus situaciones? Te invito a leer esta historia. *** Esta obra está licenciada bajo la Lic...