La Isla...

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La poni de tierra abrió mucho los ojos, sintiendo un atisbo de esperanza en su corazón; las susodichas cartas las llevaba Derpy en el saco que portaba y se las dio todas, no las llego a contar enteras pero a ojo había al menos mas de treinta. Parte de ellas fechadas hasta cierto punto, el resto tan solo aparecían escritas por un solo lado. Applejack agradeció el gesto y se encerró en su habitación, dispuesta a leerlas todas; cogió la primera, estaba fechada varios dias después de la desaparición del barco.


"Querida Applejack, parece que solo han pasado unas pocas horas desde que el mar trato de tragarme; todavía puedo notar el agua bajo mis patas, la salinidad en mi boca y esa opresión en la garganta que parece que me quiere ahogar. Aun no termino de adaptarme del todo, y menos aun en el medio de ninguna parte;parece que este naufragio no ha terminado de sanar del todo mi pobre corazón. La isla esta desierta, no hay nadie, o al menos eso parece: la costa se recorta hasta donde  la vista alcanza y lo único que conseguí diferenciar con claridad era la altura y la desconchada pintura del faro donde me tuve que meter antes de que se pusiera a llover a mares. El interior era un desastre, no había nada a lo que poder atenerme, ni siquiera una cama en condiciones en la que echarme a llorar, incluso las escaleras que suben hasta la bombilla están rotas, casi tanto como mi corazón."


Esa carta acababa ahí dejándola con la intriga; al parecer, tras el naufragio del barco acabo en una isla, pero ¿en cual isla? para poder responderse siguió leyendo.


"Querida Applejack, la playa es muy bonita, la arena esta limpia y la cala posterior tras varias rocas de la altura del faro es una maravilla; toda la parte de la costa de la isla es preciosa, pero se puede notar como el silencio impregna el ambiente. Solo pude oír el murmullo del viento desde ayer por la noche; es tan triste que parece que esta llorando, como yo. Sigue tan nublado como ayer, como si fuera un oscuro presagio. Hay una cueva cerca de allí, subiendo un sendero, que lleva hasta el otro lado de un promontorio sobre la misma roca; las vistas al valle son hermosas, apenas hay arboles pero no me importa, esta tan desolado como mi alma y eso es, de alguna manera, reconfortante. Al otro extremo de la playa, unas escaleras llevan a lo alto de promontorio, rodeándolo y luego bajando abruptamente hasta el mismo valle que vi esta  mañana, una pequeña cabaña corona el paisaje; ahí es donde encontré algunos de los pergaminos que fui guardando para luego poder escribirte a ti. el silencio que me acompaña solo hace que me acuerde de ti y eso es mas que suficiente. Siento que, al menos, aun tengo algo por lo que vivir."


Applejack soltó un par de lagrimas; la carta se le antojaba como una especie de diario post mortem y comenzó a implorar a lo mas sagrado que esa idea fuera tan solo una tontería que solo a ella se le hubiera podido ocurrir. Para tratar de olvidarse de tan descabellada teoría, siguió leyendo las siguientes.


"Querida Applejack, el valle rodea varias elevaciones en el terreno un poco mas al norte y una estrecha cornisa separa al mar de esta angustiosa isla; anoche apenas pude conciliar el sueño, pensando en una improbabilidad. No se trataba de algo superfluo, por desgracia. No he comido desde que llegue,pero al menos pude saciar mi sed gracias a varios toneles llenos de agua de lluvia que había al lado de aquella casucha destartalada. La cornisa llevaba hasta el otro lado de la parte sur de la isla y una explanada cuesta arriba daba hasta un extenso valle con varias casas de madera en el centro, algunas medio derruidas, otras aun en pie; aproveche y durante varios días me quede por allí cerca, explorando el lugar. El hambre no es comparable a la soledad o al silencio que habitan aquí. Llega a ser hasta etéreo."

Querida Applejack...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora