Capítulo 1.

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Actualmente.

     —Arriba Gabriel, tenemos que irnos. —Espetó mi hermana, Gabriela, con voz decidida a sacarme de la cama un domingo por la mañana. 

     He permanecido despierto toda la noche, intentando convencerme a mi mismo del gran paso que estaríamos a punto de enfrentar en nuestra vida; Mi hermana y yo.

     —¿Cómo crees que será? —Le pregunté, con voz adormilada.

     Con un movimiento ágil, me siento en el borde de la cama y que quedo ahí, viendo un punto fijo en el suelo, por el rabillo del ojo capto a mi hermana, su expresión vacilante, sin saber bien que decir aumenta mis nervios, me froto las palmas sobre la cara, frustrado. 

     —No quiero mudarme, Gabriela —la miro.

    Su expresión se relaja hasta envolverse en una casi imperceptible ternura, pero está ahí, la siento. Se sienta a mi lado y posa una mano sobre mi hombro en gesto reconfortante, nos quedamos ahí, sentados mirando a la nada unos segundos, buscando las palabras correctas para decir, veía en su rostro que quería decir algo, pero nada salía, y aquello parecía torturarle. 

     —Gabriel... —Comenzó con aquella voz tan grave, aquella que solo usaba cuando tenía que darme malas noticias, aquella voz que me ponía de los nervios—. No hay nada que nosotros podamos... —su voz se fue apagando, hasta que sus palabras quedaron suspendidas en el aire, como si nunca las hubiera dicho, como si se arrepintiera de decirlas. 

     —Es muy injusto. —trago saliva— ¡Deberíamos poder hacer algo, Gabriela! aquella mujer allí abajo no tiene idea de lo terrible que va a ser esto para nosotros, —fui elevando la voz sin darme cuenta, Gabriela abrió mucho los ojos, sorprendida, pero no me detuve— Aquella mujer no lo sabe, aquella mujer no sabe quienes somos. 

   De un salto se puso de pie, y se giró para encararme, con rabia palpable en sus ojos. 

    —Aquella mujer es tu madre, —Espetó duramente— aquella mujer no tiene culpa alguna de no saber la verdad a cerca de sus hijos.

     Y tenía razón, no era su culpa, era nuestra. Fue nuestra decisión ocultar esto a todos, fue nuestra decisión callar. Pero si ella supiera... si tan solo supiera el daño que va a hacernos... Son nuevas personas a quienes debemos mentirles, nuevas personas que van a juzgarnos, una nueva vida llena de secretos, de mentiras. ¿A quién le hace bien eso?, porque yo no lo sé. Pero así nos ha tocado vivir, y no hay nada que podamos hacer.

     —Tienes razón. Lamento haber levantado la voz.

     Su expresión se suaviza, pero continúa siendo dura.

     —Se que va a ser muy difícil, Gabriel, pero tenemos que intentarlo, por mamá.

     —Es una gran oportunidad para ella, ¿Verdad? 

     He estado siendo tan egoísta, pensando solo en nosotros, que no me he detenido ni un momento a pensar en mamá y en esa gran oportunidad de trabajo que le han ofrecido, es una excelente empresaria, la semana pasada le llamó una compañera de trabajo contándole sobre una gran empresa en Forks, Washington, muy famosa donde estaban necesitando una nueva gerente, luego de una serie de entrevistas en linea, decidieron que ella era la indicada para el puesto, es por eso que hoy nos iremos allá. 

     He sido un completo dolor en el culo para ella, esta semana no la he pasado más que quejándome como un niño mimado, no me he detenido ni un momento a pensar en ella, aquel pensamiento logró que unas lágrimas se me saltaran de los ojos, las limpie rápidamente con el dorso de mi mano, dispuesto a no llorar, debo disculparme con ella.

     —No llores, tonto —Dijo mi hermana con ternura, aquel apodo no me lo decía tan seguido, solo cuando eramos niños y yo solía gastarle bromas de mal gusto metiéndome en su mente—, y si, es una gran oportunidad para ella —sonrió. 

     —Entonces... —Comencé yo— Creo que puedo aguantarlo. 

     —Espero que sí —Hizo una mueca extraña, evidentemente conteniendo una carcajada—, no quisiera tener que verte de nuevo corriendo asustado como las maricas. —con aquello último soltó una sonora carcajada que hizo eco seguramente en toda la casa.

     —Tus cambios de humor me dan jaqueca, hermana. —puse los ojos en blanco. 

     —Si, si —hizo una mueca con fingido pesar—. Ambos sabemos que amas mis cambios de humor. 

     Sonreí ante aquello, era imposible no sonreír estando junto a una persona como Gabriela, incluso en mis peores momentos, incluso estando enojada o disgustada conmigo, conseguía animarme. 

     —Ahora termina de levantarte —Continuó, repentinamente, bastante seria—, y baja a desayunar, tenemos visitas. Y no necesariamente buenas.

     Con esto ultimo se giro y salió de mi habitación, sin darme tiempo de preguntar. ¿Qué habrá querido decir? ¿Qué visitas? ¿Y por qué no —necesariamente—. Buenas?





Nota de su inconsistente autora:

     Miles de disculpas para los que habían estado esperando actualizaciones de esta historia; Podría no importarles, pero siento que es mi responsabilidad explicarles, he entrado de nuevo a la escuela y no he tenido tiempo para seguir escribiendo, y como vi que mis tiempos no me lo permitían decidí anular la publicación de la obra.

     Este tiempo he aprendido a administrar mejor mis horarios, y espero actualizar constantemente, de nuevo me disculpo.

     Les quiere muchisimooo, Lifeless. <3






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