Capítulo 3.

101 6 7
                                    

     "Tranquilo" "Cálmate, Gabriel. Por favor"

     La voz de mi hermana hacía eco en mi mente, mientras me acariciaba el cabello de la nuca para calmarme, seguíamos abrazados, mamá había ido a buscar unas últimas cosas para la mudanza dejándonos solos.

     "Estoy bien, Gabriela" —Respondí.

     Rompió el abrazo y se alejó hasta quedar en frente de mí.

     "Sé que no; Pero ha estado excelente lo que le has dicho a papá. Se lo merecía"—Confesó.

     "Lo se. Pero... Es solo..."

     "Duele. Lo sé"

     Asentí.

     "Sí —Afirmé—. Pero no creo que vuelva a molestarnos, así que vayámonos, tenemos cosas que hacer"

     Asintió y con eso último nos fuimos a nuestras habitaciones, debía empacar, todos estos días de negación, había albergado alguna esperanza de que tal vez mamá cambiaría de opinión respecto a la mudanza —cosa que no hará, y realmente, ahora que puedo pensarlo mejor, espero que no lo haga—. Así que no había querido empacar nada, y comencé a hacerlo.

     No había mucho que empacar, unos cuantos cambios de ropa eran suficientes, coloqué las últimas prendas en la maleta y me aproximé a guardar en otra mis libros, y cosas importantes que no quería dejar.

     Mamá nos pidió que guardáramos en una mochila a parte las cosas que ya no queríamos o no necesitábamos para así no llevar tantas maletas en el avión, no se cuantas mochilas haya llenado Gabriela pero yo he llenado 3 completas, al final del día todas esas mochilas iban a ser donadas y yo no tenía intención de llevar más de dos maletas conmigo, me parecía excesivo. Ordené mi habitación, ahora vacía, a excepción de la cama, el closet y dos burós que siempre tuve a ambos lados de mi cama.

     Antes de salir por la puerta con mis maletas recordé que había olvidado algo muy importante. Haunter , mi anguila, la había olvidado por completo, no puedo llevarla, ¿cómo rayos podré subirla al avión? de ninguna manera. Había adoptado a Haunter hace a penas 5 días, los del refugio la encontraron ahogándose en un pequeño charco de agua a las orillas de la playa en el sur, la rescataron y la trajeron aquí, pasó meses en una pequeña e inmunda pecera, nadie la quería, por ser una anguila, siempre me pareció muy interesante y bonita, así que la adopté. Conseguí una pecera bastante amplia y desde entonces se la ve más feliz. Pero ahora no sabía que hacer con ella, quisiera llevarla pero estoy seguro de que mamá no me dejará llevar una anguila eléctrica a un avión.

     Dejé mis maletas en el umbral de la puerta, tomé la pecera con Haunter dentro y salí de la casa hacia la casa de enfrente. Allí vivía Allison Williams, una amiga de la secundaria, nunca hablábamos mucho, ella no era de muchas palabras pero era una buena amiga; y está obsesionada con los animales marinos.

     Toqué la puerta y esperé. 10 segundos después alguien abrió.

     — ¿Si? —Era Allison—, Oh, ho-hola Gabriel —tartamudeó.

     —Hola Ali, oye... necesito un favor.

     — ¿De qué se trata?

     —Tengo que irme en la noche al aeropuerto, sabes, nos iremos a Forks y...

     — ¿¡Te vas a Forks!? -interrumpió, escandalizada.

    —Eh, si... ¿No sabías? uhm, creí habértelo dicho.

     —Si, me lo dijiste. Pero no creía que...

     —Bueno, si, el caso es que nos vamos esta noche. Bueno... Es que necesito que cuides de Haunter. —me apresuré a decir.

     Miró la pecera en mis manos. Su rostro se iluminó.

     — ¿En serio? ¿de verdad? —dio unos brinquitos—, ¿Vas de dármela?.

     —Bueno, no puedo llevarla conmigo, y no se que hacer con ella.

     Unos segundos después abrió la puerta completamente y me invitó a pasar. Dentro me indicó que dejara la pecera sobre la encimera de la cocina.

     —Gracias por dejarla aquí, me hacía falta una anguila. —rió.

     Allison tenía una infinita colección de peces, de todos los tipos, literal, su habitación parecía un acuario.

     —De nada; y por favor, cuídala.

    —Lo prometo.

     Bajó la cabeza y de pronto noté un atisbo de tristeza en su mirada.

     —Ga-gabriel, necesito decirte algo.

     Miré mi reloj, eran cerca de las 7 pm. Debíamos estar en el aeropuerto a las 8, ya que el vuelo salía a las 10 y debíamos estar antes según mamá.

     —Lo siento Ali, me gustaría seguir hablando pero tengo que irme ya.

     Le di un casto beso en la mejilla y salí de su casa. Escuché sus protestas a mis espaldas: "Gabriel espera" "Por favor, debes escuchar..." pero no podía volver, mamá iba a asesinarme. Entre rápidamente a la casa y fui por mis maletas, las coloqué a un lado de la puerta en donde estaban apiladas las 4 de mi hermana y las 3 de mamá. —Demonios, ¿qué diablos harán con tanta ropa?—Pensé.


***


     Unas horas más tarde estuvimos abordando el avión rumbo a Forks.

     ¿Qué era eso que quería decirme Allison?







Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 18, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

TwinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora