[único]

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—Repite conmigo, Chanyeol —dijo Jongin, exasperado, bastante y efusivamente desesperado—. No.

—N-nofssk ¡Si!

Jongin se frotó las sienes y espelucó su bonito cabello color blanco (vamos, era la moda de hoy en día, Chanyeol mismo tenía el cabello color rojo aunque eso representó un sacrificio capilar). Su mirada penetrante se enfocó en Chanyeol, quien tembloroso y asustadizo se encontraba sentado en esa silla, en medio del jardín de la universidad. Jongin le agarró las mejillas, y las amasó como si con ese truco pudiese obtener algo más que las quejas de Chanyeol. Como no vio resultado, Jongin resopló sonoramente.

—Vamos Chanyeol, es fácil —expresó el chico, sentando en la silla y dejando caer su cabeza sobre la mesa del comedor—. Si A-Pink puede, tú también. Es fácil decir "No".

—Creo que no ves el problema, Jonginnie, porque si fuese fácil yo no estuviese aquí, exponiendo mis mejillas a tus maltratos.

Tanto Jongin como Chanyeol se tomaron un descanso de la práctica o el ejercicio, lo que fuese aquella media hora en la que Jongin perseguía fervientemente arreglar los problemas de Chanyeol, que bien, eran muchos. Chanyeol, Chanyeol, la voz que no podía decir que no, así le decía Jongin cuando lo veía llegar y era que Chanyeol, parecía que tenía alas pintadas en la espalda, eso, y una aureola. Era conocido por su buen corazón, su carisma, la sencillez con la que solía ver la vida, era una persona demasiado buena, demasiado para su gusto. Chanyeol no tenía malicia y eso de alguna forma representaba un problema, que si a principio no fue gran cosa, hoy en día era de lo que Chanyeol no podía escapar.

Él no podía decir que no, así tan fácil como sonaba. Comenzó con «¿Puedes hacerme este favor?», y siguió con «Chanyeol, ¿me ayudarías a sacar a mi papá de la cárcel?». Era una cosa de locos, Chanyeol siempre buscaba que todos estuviesen contentos con esa ayuda que solía brindar, pero en el camino se cansaba. Eran demasiadas personas pidiendo favores, y eran demasiados favores que sí o sí él debía aceptar, y sólo por su incapacidad para decirle que no y que por primera vez, la gente no dependiera tanto de él.

Jongin fue el que amablemente, le había dicho algo que sonó como «Si le dices a todos que sí, vas a terminar muerto» Y todo porque el último favor implicó un callejón oscuro y un negro afro-descendiente de dos metros.

Desde entonces Jongin, quien funge también como mejor amigo (o algo así) ha estado ayudándole, orientándole, «Mierda No, No, No, vamos, hasta canción tiene».

Pero Chanyeol no podía decir la palabra sin siquiera titubear.

—Venga, vamos a ensayar otra vez —dijo Jongin, con energías renovadas, y con muchas pero muchas ganas de ayudar a su amigo (Dios bendiga a Jonginnnie~)—. Resulta que hoy tenía pensado salir con Kyungsoo, pero su hermana va a salir y le pidió que cuidara a Sohyun, entonces mi pregunta es ¿puedes cuidar a la niña mientras Soo y yo vamos al cine?

—Claro Jonginnie, sería un placer —respondió Chanyeol, con esa gigante sonrisa que le caracterizaba.

Jongin pegó la frente de la mesa.

Jongin pegó la frente de la mesa

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