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El día transcurría con normalidad, algunas chicas ensayaban para su presentación de porrismo mientras algunos chicos practicaban baloncesto, los "químicos" estaban metidos en el laboratorio, los desocupados invertían su tiempo en reposar por doquier, los "cerebritos" estaban en la biblioteca hojeando textos y así sucesivamente todos los estudiantes de aquel instituto hacían algo en compañía de sus iguales... Aunque muy apartado de todos ellos se encontraban en la biblioteca un chico, que por así decirlo, era raro ¿Quién, se preguntaran? Nadie importante o relevante en la historia de la humanidad, solo un muchacho mas del montón llamado Jackson Jeckyll... El cual siempre estaba solo, tanto por etiquetas impuestas como por gusto adquirido, más ninguna persona se estaba allí sin ser visitado de vez en cuando por personas a quienes fácilmente se les tachaba de indeseables.

– Jacky – Canturreo una voz de señorita, interrumpiendo la concentración lectora de Jackson, el cual ni quiso levantar la cara ante su visitá, ya sabía de quién se trataba.

– ... Hola Toralei.

La chica de cabello naranja y estilo callejero bien marcado estaba parada con una sonrisa ladina y sus secuaces detrás, riéndose con sus voces chillonas. Jackson sabía que querían... No era muy difícil, pues siempre iban a lo mismo – Espera, ya sacó el dinero.

El chico metió una mano en sus bolsillos y sacó diez dólares sin pena ni gloria, su dignidad ya era algo inexistente antes de empezar ese año. Se lo dio a Torelai esperando que con eso ella siguiera con su vida, pero al ver su rostro decepcionado supo que ese día no sería tan sencillo.

– ¿Esto es todo? – Espetó ella, secundada por las gemelas que siempre la acompañaban.

– No tengo más... Puedes revisar si quieres, estoy limpio.

Toralei bufo en respuesta, pateo la mesa como para afirmar su autoridad allí, haciendo que algunas de las pertenencias de Jackson cayeran al piso agrandando el estruendo, que de por sí ya era grande. La bibliotecaria les gritó desde su puesto que hicieran silencio con mucha ira; el trío de problemáticas se retiró de inmediato riendo por lo bajo, escabulléndose cual gatos callejeros, Jackson suspiro pesadamente mientras se agachaba a recoger sus cosas del suelo, los demás presentes le lanzaban miradas varias, donde había desde lástima hasta diversión, Jackson hasta se preguntó si no tenían nada más interesante que hacer aparte de lamentarse con sus vivencias.

Termino rápidamente con eso para ponerse de pie y salir de aquel lugar sin demoras, solo que al levantar la vista descubrió la portada de un libro que llamó completamente su atención, se acercó a este y lo tomo para observar su contenido, al parecer era uno de esos textos algo viejos y de origen dudoso que hablaba sobre cosas sobrenaturales... Jackson no lo negaría si alguien llegará a preguntarle alguna vez sobre sus gustos, amaba los temas místicos, siniestros y hasta "tenebrosos", siempre hacían que su aburrida existencia tuviera un poco de gracia.

¡Ya tenía lectura asegurada para esa noche! Y quizás, actividad lúdica incluida.


La noche llegó después bastante oscura, y la brisa que la acompañaba era demasiado fría, así que Jackson cerró las ventanas en su casa, tomó una manta, una malteada recién hecha y se sentó delante del escritorio que en su habitación para leer su préstamo bibliotecario más reciente, lo único que iluminaba su cuarto era una pequeña lámpara para mesa, mas no necesitaba más.

Pasó horas ahí sentado, Jeckyll estaba ya a mitad del libro y no tenía intención alguna de ir a detenerse ¡Estaba en la mejor parte! Había llegado a un apartado que hablaba de invocaciones... Y la idea de poder realizar lo que estaba allí escrito era muy tentador para un aficionado de lo paranormal... Pero no lo haría realmente, de seguro y no daría resultado alguno, como siempre, eran cosas tan ficticias como los cupones de los periódicos, además, tenía mejores cosas que hacer con su tiempo que correr por ahí como tonto buscando los objetos en lista y recitando palabras de idiomas obsoletos...

2:54 am.

Jackson estaba dando vueltas por su cuarto mientras ponía unas cosas alrededor de algo que había dibujado en el suelo con tiza (No estaba muy seguro de que eran todos esos garabatos descritos en el libro, y prefería mantenerse ignorante al tema), su madre no estaba así que podía ir y venir por todas las habitaciones mientras buscaba lo solicitado en el libro. De todas las criaturas que se podían invocar solo una estaba a su alcance, y esa era una medusa, pero no de esas que estaban en el mar (Obvio que no), se trataba de una criatura de la mitología griega.

– Listo – Jackson miro la hora en un reloj de pared que tenía colgado junto a su cama, las 2:57 am, hora de dar inicio con aquello – Ojala funcione – Murmuró para sí mismo, con una parte de él regañándose por hablar solo en voz alta.

Tomó el libro del escritorio donde lo había dejado abierto, leyó las palabras que debía recitar sin comprenderlas realmente porque, como era de esperarse, estaban en un idioma absolutamente desconocido para su persona (Y no estaba de humor para buscarlo en Google), se sentó en el suelo para dar inicio.

Un minuto

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Dos minutos

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Tres minutos

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Cinco minutos

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Diez minutos

Las luces se fueron, todo se volvió oscuro

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La consciencia de Jackson regresó suavemente a él, como el agua de un arroyo al que se le hubiera quitado aquello que lo obstruía – ... ¿Qué paso?

–Te desmayaste... ¡Y no te culpo! El olor de este lugar es fuerte, hermano.

– ...

Ese era un momento hecho para pensar en muchísimas cosas, como el calentamiento global, la veracidad de un libro arrugado, los métodos para perder la virginidad antes de los veinte y muchas cosas más... Pero solo una se instaló en el cerebro de Jackson.

"¿¡QUE ES ESA COSA!?"

El pasatiempo de un asocial empedernidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora