Capítulo 2

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Por la mañana mi princesa está de un ánimo excelente, observa todo desde la ventana con su pijama de invierno y su cobijita, se levantó antes que yo y llevo observándola un rato. Cuando al fin decido levantarme mi móvil está muerto así que lo conecto y con calma voy al baño, mi princesa vuelve a la cama, me encierro un rato y tomo una ducha, lavo mis dientes y hago pis, cuando salgo de nuevo por un poco de ropa, la calefacción está encendida y Ross arropa a mi princesa, se quedo dormida de nuevo.

- Buenos días, Ross. Jen y yo iremos a visitar a Albert, no si se si quieras acompañarnos o dar un paseo con Bogs. - niega y me regala una sonrisa.

- Iré con ustedes, Bogs no está seguro de que sea seguro que andes con la niña sola, así que los acompañaremos y yo cuidaré de Jen si necesitas hacer algo. - asiento en agradecimiento y camino a mi maleta, tomo un sujetador y bragas grises, una camisa de manga larga negra, un tejano negro y un suéter esponjoso gris. - Iré con Bogs a ver los restaurantes donde desayunar.

- Claro, gracias Ross. - sale y me comienzo a vestir, mi princesa despierta con una actitud muy buena y camina a la ducha, entro con ella y le acercó todo, me quedo dentro mientras se ducha por si necesita ayuda, así yo me pongo algo de maquillaje y cepillo mi cabello, cuando sale la envuelvo en una toalla y la seco completamente dentro.

La dejo en la cama y voy en busca de ropa cálida para ella, sacó unos jeans azules, su blusa beige favorita y un muy lindo suéter que le dio Albert hace unos meses, por si decidíamos visitarlo. La visto completamente y al final le pongo unas botas de felpa, por fuera son de tela y tienen una suela de goma muy buena y por dentro son de felpa. Todo esto hecho en mi departamento de costura y pedido le mi pequeña. Dejo besos por su rostro hasta que me abraza, es una niña muy linda y entiende a la perfección la situación, sé que Ross le a comentado que su papi estaba de viaje y no podía volver aún.

- ¿Tata estará en su casa? - beso su frente y asiento, aún no se en qué condiciones se encuentra, temo que algo grave le haya pasado.

- Bien, me pondré mis botas y después de un delicioso desayuno, iremos a ver a tata Albert, ¿está bien? - grita emocionada un si, y termino de ponerme las botas negras y largas, me llegan un poco arriba de la rodilla, son muy cómodas.

Salimos de la habitación, obviamente yo con un bolso donde tengo todo, una manta para mi princesa y unas chaquetas de invierno por si el clima cambia mucho. Bogs se hace cargo de llevar las mantas y Ross el bolso, incluyendo el suyo, yo bajo a mi princesa en mis brazos y cubierta en una manta, ya esta algo grande, pero es mi pequeña princesa. Al subir al auto tengo una extraña sensación de que algo saldrá mal, pero lo dejo pasar y nos vamos a desayunar al restaurante donde mi padre me llevaba de pequeña. Tantos recuerdos guardados en este pueblo y ahora que vuelvo, 5 años después, tengo una preciosa hija, mi corazón aún está roto y mi mente se pierde en los golpes que llegue a sufrir.

Al llegar al restaurante mi princesa se cuelga de mi mano y se esconde en mis piernas, yo miro a todos aquí, puedo ver a varios chicos de mi viejo instituto y un par de amigos de mi madre. Todos miran a la pequeña que está escondida en mis piernas, Ross nos pide una mesa y Bogs se mantiene detrás de mí con su impecable traje y un gran abrigo, nos sentamos en una mesa del fondo y sin poder evitarlo comienzo a ver todos los lugares, asegurándome de que nadie vea la similitud de mi pequeña con Adrien.

- Mami, mami... - giró mi rostro a mi pequeña y tiene el menú entre sus manitas, una enorme sonrisa en los labios y ese bello brillo de alegría que carga siempre. Le sonrió sin evitarlo. - Quiero comer waflups...

- Claro que si, princesita. - dejo un beso en su mejilla y se acerca la camarera, una vieja conocida del instituto. - Hola, Shantiel. Quiero unos waffles, una malteada de vainilla y una chocolatada, yo quiero unos pumcakes. Por favor... ¿Ya saben que van a pedir? - miro a ambos y piden mientras mi pequeña ilumina su mantel con dibujos, le acaban de entregar los colores.

Fuck you, dear...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora