Me dijiste que gustabas de mi, luego de una semana de haber peleado sin ser nada.
Te creí y te dije que yo también lo hacía.
Después de todo, era cierto.
Empezamos a salir como pareja.
Se nos hacía rutina pelear por pavadas.
Tu decías que era linda y yo te creía.
No había nada más lindo que eso.