ASHLEY
Me acuerdo perfectamente de aquel día, a Jack le encantó el regalo, todos los días por la tarde traía a sus amigos del colegio para que vieran qué habían hecho sus hermanos, y a los chicos de la escuela de surf.
-¡Ashley! Sé que esos recuerdos son preciosos, pero hay más mesas que atender.
-Vaya, lo siento, lo mismo de siempre, Luke.
Allan ya había indicado a Luke lo que iba a tomar, iba a preguntarle el suceso de esta mañana cuando Jack derrapó a mi lado.
-¡Hola enano!--. Le sonreí, llevaba un peluche en la mano, cortesía del pediatra, seguro.
-Ashley, el médico me ha dicho que no debo comer nada sólido salvo arroz y pollo. Tengo gastrosterísis.-Me reí, era una palabra demasiado difícil para él. Se sentó a mi lado cuando Luke trajo la comida y señaló mi batido. Giré la cañita hacia él y me sonrió.
-¿Cómo te llamas, chiquitín?--. Jack fulminó con la mirada a Allan, odiaba que lo llamasen chiquitín. Con un gesto rápido señaló hacia arriba, todavía con el ceño fruncido.
-No le gusta que le llamen chiquitín--. Le susurré.
-Perdona, pero tú le has llamado enano--. ¿Y qué importa? ¡Será idiota!
-Porque soy su hermana mayor, no le gusta que otros lo llamen enano o chiquitín--. Allan me sonrió y giró la cabeza hacia Jack.
-Perdona, grandullón--. Mi hermano sonrió. ¡JA! Es un interesado.
-Me llamo Jack y ella es mi hermana Ashley.
-Lo sé--. Jack frunció el ceño, de nuevo.
-Y entonces, ¿Por qué preguntas?--. Allan dejó de sonreír ante lo que le dijo Jack.
-Jack, cielo, creo que papá te está llamando--. Asintió, tomó un sorbo más de batido y salió corriendo. Miré de nuevo hacia Allan y sonreí a la fuerza como disculpa--. Perdona, a veces Jack...
-Tranqui, es sólo un niño...¡Camarero!--. Me reí-. ¿Qué? ¿Qué pasa?
-Dices, ¡camarero! como si esto fuera un restaurante de lujo...¡Eh, Luke!--. Allan se quedó boquiabierto.
-Así que aquí os llamaís como si estuvierais en la otra punta del mundo.
-No seas repipi--. Se rió, consultó su reloj de mano impermeable cuando vino Luke. Y le entregó el dinero. Me lo quedé mirando.
-Yo invito--. Dijo mientras ponía su mano sobre la mía impidiéndome darle el dinero a Luke. En ese momento y no sé porqué un chispazo eléctrico recorrió todo mi cuerpo desde donde Allan había puesto su mano. Creo que el sintió lo mismo, porque noté como se tensaba su cuerpo.
ALLAN
No puedo creer lo que me está pasando. No, no me corresponde enamorarme de esta chica. Los Johnson somos de alta categoría. Ella es una surfista de padres de baja categoría. Allan James Johnson, serénate. Ashley se me quedó mirando y apartó la mano cuando vino Luke.
-Oh, no te preocupes, invita la casa. Sí, nos lo podemos permitir, aunque no todos seamos como tú, podemos invitar a la chica del hijo del empresario que hace que mi familia y yo podamos comer--. Ashley levantó un dedo hacia Luke.
-Para el carro, yo no soy la "chica" de nadie. Que quede claro--. Dijo, asintiendo con la cabeza para darle más énfasis.
-Además yo nunca saldría con un chico como él, es arrogante y superficial--. ¿Será estúpida?
-Yo no soy arrogante ni superficial. ¿Ves? Por esto no me gusta mezclarme con la plebe.
-¿Cómo me has llamado? Escucha, niño de papá, tú podrás tener todo el dinero que te plazca, pero seguro que soy más educada que tú.
-¿Quién te has creído que eres para llamarme niño?--. Luke nos empujó fuera del restaurante, y me encaminé hacia mi moto, odiaba cada minuto que estaba pasando allí--. Escucha, niñata...-No me dejó terminar, porque me dio una bofetada.
- No te atrevas a insultarme--. El tipo del chiringuito vino hacia mí.
-Oye, chico, si no quieres que te deniegue la entrada aquí, lárgate.
-¿Perdona? Denegarme la entrada a un lugar público, ya. ¿Y qué más?
Entonces me subí y hice rugir la moto ante Ashley.
-Imbécil.
Estoy enfadado conmigo mismo por no llevarme mal con ella. ¡Sí! Es raro pero...es lo que hay...
Llegué rápido a casa y de un portazo entré y dejé el casco en la mesa del recibidor. Todo el mundo me sacaba de quicio, bueno, todos los pobres me sacan de quicio. El tío del chiringuito. Ashley.
Aunque Ashley me sacaba de quicio no por ser pobre, sino porque no podía enfadarme con ella, me ponía de los nervios, y no sólo de enfado, a veces me sentía a gusto con ella.
Papá estaba en la cocina, almorzando. Me señaló con el tenedor.
-¿¡Qué diantres te pasa, Allan!?
-Nada ¡He tenido un mal día!
-Pues más te vale que no lo pagues con el mobiliario de la casa o te juro que los vas a pagar.
-¡Que sí, papá!
-¡Y no me grites!
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Amor Surfista.
Teen FictionDos adolescentes totalmente diferentes en carácter, gustos, status. Se encuentran, no por casualidad un día de verano en las playas de Miami. Dos almas totalmente distintas que encontrarán la forma de encajar entre sí. Una historia contada a dos voc...