¿Quién?

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Era Chad, inmediatamente me levante de la cama.

- ¿Qué...que haces aquí? -Pregunto un poco nerviosa-.

- Lo siento, tu celular estaba sonando, y te lo traje porque el sonidito me irrita -me dice de la forma más natural posible-.

- ¿No te enseñaron a tocar la puerta? Además, ¿por qué dijiste "vaya, vaya.." -digo imitando su varonil voz-.

- Primero, si me enseñaron a tocar la puerta, pero prefiero no emplearlo. Segundo, dije vaya vaya por el hecho de qué entro aquí a tu habitación y te veo leyendo esa carta y pues, me sorprende que estés siendo amenazada.

-Alzo una ceja -¿y tú por qué crees que estoy siendo amenazada? Puede ser la carta de un admirador, o quizá puede ser una carta que me mandaron del exterior. 

-Lo sé por tu cara, parece que hubieras visto un fantasma.

-¿y qué si lo vi?

-En mi anterior Instituto había una chica a la cual la amenazaron de la misma manera, con cartas misteriosas -dice haciendo voz tenebrosa y gestos con las manos-.

-¿Tú...tú crees que pueda ser la misma persona la que me amenaza?

-La verdad no lo sé, pero si necesitas algo me puedes llamar.

-Gracias...

-¡Chad nos vamos! -Escuchamos decir desde el piso inferior-.

-Adiós, me tengo que ir, un gusto conocerte -dice acercándose a la puerta de la habitación-.

-No, espera.

-Dime -dice volviéndose.

-¿Cómo se llamaba la chica?

-Paulina West.

-¿Dónde la encuentro?

-Se fue a un pueblo a dos horas de aquí, pero no digas nada, casi nadie lo sabe.

-¿y por qué tú si?

-Ella...era una de mis mejores amigas.

-Oh...lo siento.

-No importa, adiós -dijo y dejó la habitación-.

Estuve pensando en eso que me dijo toda la noche, hasta que me dormí, llorando, como casi todas las noches.

A la mañana siguiente me desperté, me arreglé y me fui al Instituto; apenas entré me fui al casillero y saqué mis libros del día, entre a la primera clase, no puse mucha atención.

Al salir, alguien me toma del brazo, impidiendome seguir caminando, me vuelvo para ver quién es, sin previo aviso me encuentro contra unos ojos verde esmeralda, jamás los había visto en mi vida, eran simplemente hermosos. Es el chico nuevo, atractivo.

-Hola, Alexandra, ¿verdad?

-Si, ¿qué pasa? -digo un poco más ruda de lo que intentaba-.

-Uy, baja tus humos muñequita -me dice en tono burlón, vaya, no me lo esperaba de esta manera-.

-Te repito la pegunta ¿QUE QUIERES? -digo esta vez intencionalmente en tono rudo-.

-Bueno, estabas un poco distraída entonces, el profesor asigno un trabajo en parejas, y te toca conmigo.

-¿De qué es el trabajo?

-¿Estabas en otro planeta o algo?

-Podrías responder -digo en tono irritado-.

-La antigua Grecia.

-Te veo en la biblioteca después de clases.

-Waw, no te quejaste como la mayoría de las chicas cuando no se agradan mutuamente, oh sorpresa - dice poniendo los ojos en blanco-.

-No estoy aquí para hacer conversación, adiós -me suelto de su agarre y voy hacia mi siguiente clase, cuando acaban las clases del día me voy a la biblioteca, el imbécil no ha llegado así que separo una de las mesas y voy a buscar algunos libros para ir avanzando, quiero salir de esto lo más rápido que pueda. Adelanto un poco del trabajo cuando él llega a la biblioteca, algo tarde.

-Lamento la demora.

-Como sea, he adelantado, así que ve a buscar libros y terminemos con esto.

-Oh, ya veo, eres buena en la escuela.

-¿Te importa? -le digo y el se levanta a buscar los libros, regresa y se sienta, para comenzar a escribir.

Tengo que ir al baño así que me paro de la silla para empezar a caminar, pero una voz asombrada habla a mis espaldas.

-¿A dónde vas?

-No te importa.

-Claro que me importa, es nuestro trabajo, no te puedes ir y dejarme solo haciendo el trabajo.

-No me voy a ir idiota, ya vuelvo -digo y sigo caminando.

Cuando llego me siento y sigo haciendo el trabajo, uno de los libros se me cayó, me agache, lo recogí y la abrí, pero en otra página en la cual había un sobre...

Oscuro Misterio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora