Dipp-cienta

You aren't my sister

—¿Tú crees que así este bien?—Le pregunto a su fiel amigo y recibió un chillido por respuesta.

—Supongo que si—Sonrió mientras volvía a mirarse en el espejo.

Después de que Dipper recordara ese trágico momento escucho como su padre lo llamaba diciéndole que se tendría que preparar para mañana.

Dipper estaba mirando con que ropa podía ir, su hermana siempre lo ayudaba pero como no estaba tendría que resolver su problema solo.

—Tal vez… si cambio esto un poco se vería bien—Murmuro

El saco que llevaba Dipper le quedaba muy suelto, demasiado para el castaño así que con sus terribles habilidades de costurero trato de arreglarlo.

—Creo que así estará bien—Alzó el saco y lo miró detalladamente, se lo puso mientras volvía su vista al espejo.
El saco le quedaba un poco ajustado haciendo que el cuerpo del castaño se pareciera al de una niña sin embargo él no lo noto.

—Dipper, es hora de dormir—

El padre del castaño toco la puerta.

—Esta bien—Dijo Dipper desanimado era tarde pero el castaño quería que le leyeran un cuento, su madre lo hacía y extrañaba eso.

Escucho los pasos de su padre más lejos, suspiró y se cambió para dormir.

Se entretuvo un rato jugando con Pato, hasta que se cansó y miro el reloj de la pared, las once y media de la noche.

El castaño agarro las sabanas para poder taparse bien y no quedar resfriado, agarró a Pato para echarlo a su lado y así dormir tranquilo, era el único recuerdo que tenía de su hermana.

El castaño se despertó de golpe asustado y temblando, estuvo despierto un  buen rato hasta que escucho unos sutiles ruidos como ramas rompiéndose y hojas siento pisadas afuera de la casa.

Un olor nauseabundo inundo la habitación del castaño que mantenía los ojos atentos por si pasaba algo extraño, paso un buen rato y el horrible olor empezaba a desvanecerse e irse lentamente, un corriente de aire abrazó al castaño haciendo que este temblara de frío.

Miro a la ventana, el viento soplaba fuertemente haciendo que las cortinas blancas de su habitación se elevaran poco a poco.

Como era muy pequeño agarro una silla de madera para poder pararse allí y cerrar la ventana, sin embargo aún no podía alcanzarla.

Se bajo de un salto y fue hacia su estante de libros, agarró los más pesados y los puso torpemente uno encima de otro sobre la silla, esperaba que funcionara, hacía mucho frío y se podría enfermar.

Se estiró lo más que pudo y al fin agarro el cerrojo de la ventana, la cerro y en un mal movimiento se cayó.
El castaño se quedo un rato en el piso y luego se levanto, inmediatamente se fijo en el reloj, las dos con cuarenta y cinco de la mañana de la mañana.

Todo estaba muy silencioso y oscuro, no era nada bonito para Dipper, daba un paso y el sonido que hacía la madera lo inquietaba más.

Sintió una respiración en su mejilla como si alguien estuviera a su lado pero trato de no prestarle atención y volvió rápidamente a su cama.

Pato estaba en el centro y no quería despertarlo así que se sentó en el suelo , agarró una sábana y trato de taparse para no pasar tanto frío, escuchaba claramente el tic tac del reloj, era inquietante.

Sintió nuevamente la respiración en el mismo lugar, se arrastró por el suelo un poco dándole la espalda a lo que sea que estuviera allí.

Todo estaba tranquilo y Dipper comenzaba a tener sueño, hasta que un fuerte golpe hiso que se levantara de inmediato, ese golpe provenía del otro lado, para ser más específicos en la sala.