Prólogo.

2 0 0
                                    


Aplico el labial rojo pasión a mis delicados labios. Al menos la dueña de este labial tiene maquillaje de buena calidad. Sigo urgando en el neceser y encuentro un delineador negro. Mientras tarareo la canción Call Me de Blondie que suena desde la computadora, me aplico también el delineador liquido utilizando un espejo pequeño como guía. Los colores vivo de los maquillajes resaltan debido a mi piel blanca, me encanta.
Me levanto del escritorio y camino a traves del cuarto, parandome frente al placar abierto. Necesito algo negro que combine con mi vestimenta negra. Del placar de la mujer tomo toda prenda que encuentro y la voy arrojando detrás míos porque la mayoría son horrendas. Esta mujer si que no tenía sentido de la moda, sin duda merecía lo que le hice. Termino por vaciar por completo el placar y me decepciona que no tenga nada que valga la pena. Giro, toda la ropa que arroje se hizo una montaña en la cama, cruzandome los brazos, me lo quedo mirando. Alguna prenda debe ser aceptable. Vuelvo a revisar y entonces lo encuentro al fondo de todo.

Lo siento nena, pero esa chaqueta se verá mejor en mi. Pienso, viendo a la mujer de la que me alimente hasta matarla acostada en su cama, con los ojos abierto y con su cuello bañado en sangre. La conoci en el bar del pueblo al que llegue hoy, le guste tanto que me invito a pasar el rato en su casa y a mi me pareció que sería la cena perfecta.

Tironeo de su cabello hasta tenerla sentada y luego con cierta dificultad, le quito su chaqueta.


Posicionandome delante del espejo de cuerpo entero, girandome de un lado al otro, veo mis distintos ángulos.

Sip, la chaqueta negra de cuero me queda mejor a mi.

Mi celular vibra en mi trasero, lo saco del bolsillo del jean y lo veo. Es un mensaje texto.

Listo, mi Señora.

Perfecto. Me siento en la silla del escritorio y reviso mi correo a través de la computadora. Mis ojos se abren enormes por la sopresa y emoción emoción la vez. Si mi corazón pudiera latir, se pararía por lo que estoy viendo. Bendito sean los Dioses, te he encontrado.

La información llego. Serás recompensado.

Le respondo por texto a mi informante.

Se lo agradezco de todo corazón.

Río, si supiera que su recompensa
será ser descuartizado por mi súbdito. Lo lamentó por él pero la información que envío es tan valiosa que de ningún modo dejaría cabos sueltos, no puedo permitir que caigan en manos desconocidas y por lo tanto, equivocadas.

Imprimo la información. Otra vez suena el celular.

-¿Y?-es lo único que digo al contestar la llamada.

-Esta muerto, mi Señora-me comunica Arturo, un hombre de mi casi confianza, yo no me fío de nadie salvo de mi misma o salvo en esa persona que es tan importante para mi.

-Fantástico, desaparecelo. No quiero rastro de él, ¿me entendiste? Debe ser como si nunca existió-ordenó severamente.

-Como usted lo deseé, mi Señora-le cuelgo.

Agarró las hojas dos imprimidas de la impresora, me pongo de pie sin despegar mi vista de ellas. En ellas están todo lo que necesito saber.

Nombre y apellido: Lisandro Monte.
Edad: 18 años.
Nacionalidad: Argentino.
Localidad: Quilmes. Provincia de Buenos Aires.

Esa información entre otras cosas. Paso a ver la otra hoja imprimida, es una imagen de él. Lo he conocido toda mi vida y lo perdí cuando era más adulto que ahora, se ve tan joven en esta imagen. A simple vista de cualquier vampiro, él sería considerado un niño. Pero para mi es todo lo contrario, para mi es el hombre que ha dado su vida por protegerme y me ha amado como nadie lo ha hecho. Mis esperanzas de encontrarlo eran casi nulas, sin embargo los Dioses han bendecido a un monstruo como yo con semejante regalo, él poder de tener a mi querido Arsenio de vuelta conmigo.

Él es lo único que me queda. Él único que puede salvar mi miserable alma, si es que todavía la tengo. Por lo tanto...

Mataré a cualquiera que se ponga en mi camino que me lleve a Arsenio. No habrá piedad, mataré a quien sea.

Dulce Oscuridad: CreaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora