Las grandes tundras del norte

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Caminaron durante una semana sin descanso, Tharanor imponía el ritmo de la marcha, casi recuperado de la herida en la pierna. Aquella noche acamparon y hicieron guardia por turnos, para que no les sorprendiera ningún enemigo, por la mañana volvieron a ponerse en marcha, sabiendo que la prisa les apremiaba si querían ayudar a ganar la guerra.

caminaban infatigables, casi sin tomarse ningún descanso, hacía las lejanas montañas de Balerion, que hacían frontera con las gélidas tierras del norte. la tundra se extendía infinita delante de ellos, de un tono verde intenso, moteada de blanco por la nieve que empezaba a cubrirla, solitaria y silenciosa, sin nada que pudiera servirles de escondrijo para ocultarse del enemigo en las pocas paradas que hacían . Pero tenia una cosa buena, si alguien se acercaba lo verían desde mucha distancia.

Siguieron caminando durante días, solo con la compañía de los rebaños de renos que migraban hacía el sur, esto les ayudaba, pues tenian comida abundante y no les era necesario gastar las provisiones que llevaban, sabían que cuando cruzaran las montañas la comida sería escasa.
Después de una semana ya podían ver las montañas de Balerion en la distancia , cosa que les animaba a seguir hacía su destino. Siguieron avanzando haciendo las paradas necesarias, sin perder tiempo, pues aunque sabían que el enemigo estaba concentrado en el sur, les preocupaba encontrarse enemigos fueran atrasados, o que les siguieran después de robar la piedra de lava.

Después de tres semanas de ruta desde que dejaran atrás Tark, se encontraban al pie de las montañas de Balerion, el frío era intenso y el paisaje completamente blanco, habían llegado en la peor época del año, pero sabían que no podían hacer nada mas que seguir avanzando.

- Y ahora que? - preguntó Rang

- Es imposible cruzar las montañas en esta época del año, debemos seguir avanzando hacía el este, para encontrar el paso de Kutak - dijo Surga

- Estará practicable? - preguntó Tharanor

- No lo se, normalmente queda abierto todo el año, pero cuando hace mucho frío o hay tormentas queda cerrado, no podemos saberlo hasta que lleguemos allí - dijo Surga

- Pues adelante, esperemos que podamos pasar - dijo Tharanor

- Todo y estando el paso cerrado, sería el único lugar por donde abrirse camino - dijo Surga animando al grupo

El grupo siguió el camino, resiguiendo las montañas hacia el este, el tiempo no les ayudaba, el frío era intenso y las nevadas continuas, era un invierno coma hacía años que no se veía. Pero las condiciones climáticas no les detenían, seguían avanzando lentamente sobre la gruesa capa de nieve que se acumulaba después de cada tormenta.

Después de cuatro días andando, luchando contra el frío, el viento y la nieve, se encontraron en la orilla del río Siberil, uno de los ríos mas caudalosos del continente, todo y no bajar en su máximo caudal, era infranqueable, estaba helado parcialmente, pero en el centro las gélidas aguas corrían con fuerza.

- No podemos cruzar por aquí, la corriente es demasiado fuerte y las aguas heladas - dijo Tharanor

- Seguiremos el curso del río hasta que podamos vadearlo - dijo Surga

- Sabes a que distancia esta el paso? - preguntó Tharanor

- No, se que se puede cruzar mas al sur, pero no se en que punto exactamente - dijo Surga

El grupo se puso en marcha siguiendo el curso del Siberil, esperando no tener que desviarse muchos kilómetros de su ruta prevista. Caminaron todo el día sin encontrar señales de ningún paso, pasaron la noche camuflados y al día siguiente se pusieron en marcha de nuevo. Andaron todo el día esperando encontrar el paso, pero no tuvieron suerte y cuando la noche empezaba a caer oscureciendo el cielo, dejando ver las primeras estrellas, decidieron pararse y pasar la noche resguardados del frío. El tercer día se pusieron en marcha cuando el sol empezaba a alzarse, con el cielo teñido de rojo, caminaron durante horas, al mediodía empezaba a estar próximo cuando encontraron un puente de madera que cruzaba sobre las gélidas aguas del Siberil. Cruzaron y se dirigieron hacía el este, siguiendo un sendero casi cubierto por la nieve, lo siguieron durante aproximadamente dos horas y llegaron a un pequeño pueblo. Se adentraron en el pueblo bajo la mirada de los habitantes, poco acostumbrados a ver extraños en aquellas tierras y sobresaltados por los animales que les acompañaban. Siguieron andando entre las casa del pequeño pueblo hasta una plaza donde había instalado un pequeño mercado, se acercaron y compraron provisiones y unas cuantas pieles de reno para poder soportar el frío gélido de Tundertak.

Una vez bien aprovisionados se pusieron en camino de nuevo, dejando atrás el pequeño pueblo, dirigiéndose hacía el norte para encontrar el paso de Kutak y poder cruzar las peligrosas montañas de Balerion, para poder llegar a su destino, las tierras heladas del norte, donde poder destruir la maléfica piedra de lava.

El grupo avanzaba lentamente soportando el frío gélido de aquellos días, rehaciendo el difícil camino que habían hecho para poder cruzar el Siberil, pero ahora en la orilla contraria. Después de tres días de camino volvían a estar al pie de las montañas, las siguieron en dirección al este para poder encontrar el paso. Caminaron durante dos días bajo el sol, que brillaba encima de ellos, aunque esto no hacía que el frío fuera menos intenso, el día se acababa y las primeras estrellas empezaban a brillar en el cielo cuando el grupo llego al paso. Tharanor que abría la marcha se interno unos metros, pero el paso estaba cubierto por metros de nieve, no sería fácil avanzar, así que volvió junto al resto del grupo para informarles de las condiciones en que estaba y después de la conversación decidieron pasar la noche allí e iniciar la travesía mas descansados. El grupo acampó allí y contemplaron como el sol se escondía tras las montañas, como el cielo pasaba del rojo al negro y las estrellas brillaban llenando la noche como diminutos diamantes. La noche fue larga y fría. los primeros rayos de sol se filtraban sobre las montañas, el grupo se puso en marcha sin pensarlo, pues sabían que el camino era largo y complicado.
Tharanor se puso al frente del grupo, abriéndose paso en la nieve con Anarion, para facilitar el paso al resto de compañeros. El grupo avanzaba con dificultad, el frío les invadía cada parte del cuerpo aunque el sol brillaba. Al mediodía no habían conseguido avanzar mas una trentena de kilómetros, Anon relevó a Tharanor para darle descanso, avanzaron lentamente hasta que la noche empezaba a caer, el frío era cada vez mas intenso y les atravesaba todas las capas de ropa con que se cubrían. Se detuvieron y pasaron la noche acorrucados los unos con los otros para darse calor. Por la mañana los primeros rayos de sol que se filtraban entre las montañas teñian la nieve de rojo y naranja, se pusieron en marcha de nuevo. Tharanor volvía a avanzar el primero, esperando poder avanzar mas rápido que el día anterior. Pero el camino no era mas fácil, el paso estrecho y cubierto por metros de nieve ascendía serpenteante entre las paredes escarpadas de las imponentes montañas de Balerion.

Pero Tharanor no desistía, su fortaleza le hacía seguir adelante a pesar de todas las dificultades, se esforzaba sin mostrar el agotamiento por el esfuerzo que hacía y avanzaba con decisión hacía su destino.

El grupo avanzaba lentamente entre las paredes rocosas, el frío cada vez mas gélido dificultaba su paso, pues por mas capas que llevaban, el frío era punzante como un cuchillo, las horas se sucedían, Anon relevó a Tharanor y luego Rang también se puso en cabeza del grupo para abrir paso en la profunda nieve. El día llegaba a su fin cuando empezaron a ver la basta llanura de Tundertak. Decidieron detenerse y recuperar fuerzas. El día se levanto claro, una suave brisa soplaba a través del paso intensificando la sensación de frío. Tharanor se ajusto la capa y se puso en marcha guiando al grupo. Caminaron infatigables, las horas se sucedían y Tharanor empezaba a dar muestras de agotamiento, pues abrirse paso entre la nieve no era fácil. Al mediodía habían dejado atrás el paso y avanzaban a través de la extensa llanura de las tierras heladas del norte. El grupo seguía avanzando por la llanura helada, el silencio invadía el ambiente, solo roto por el ruido de sus pasos al romper la nieve helada. Caminaban infatigables, siempre en dirección norte, guiados por la intuición de Tharanor, bajo el sol brillante y con un frío punzante que no conseguían desvanecer a pesar de toda la ropa y pieles con que se cubrían. Pero esto no les frenaba, debían cumplir una misión y lo debían hacer lo mas rápido posible, si querían debilitar al enemigo antes de la guerra.  

Tierra salvaje - El dominio de las sombras -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora